El Palacio Christiansborg ha abierto sus puertas para celebrar el banquete de gala que la Reina de Dinamarca ofrece a Felipe VI y Letizia con motivo de su viaje de Estado al país escandinavo en una fecha muy especial, pues este 6 de noviembre se cumplen 20 años de su pedida de mano. Es una noche de vestidos de gala, tiaras y uniformes militares, como corresponde a la cita de dos importantes monarquías europeas, así que sus protagonistas han cumplido con todas las expectativas de lujo y boato.
Aparte de Letizia, todas las miradas esperaban ver llegar a la princesa Mary, una de las royals más admiradas por su estilo, y ella no ha defraudado. Sonriente y acompañada de su esposo, el príncipe Federico, la heredera al trono ha elegido uno de los diseños más brillantes de su armario para la gran noche. Se trata de la misma pieza que eligió para los retratos oficiales de su 50 cumpleaños en 2022 y que ahora ha rescatado para deslumbrar en la cena.
Es un diseño del danés Lasse Spangenberg, en color azul, con pedrería y una ligera cola. Pese a estar cuajado de cristales, se trata de un vestido discreto en cierto modo por el color y el corte, con manga francesa y cuello redondo. Sobre su cabeza, una tiara que ella misma compró en una subasta y que ha coronado un recogido clásico con un moño castaña. Los pendientes de diamantes, con forma floral, pequeños y elegantes eran de Bruun Rasmussen y los había llevado ya por la mañana. También ha lucido la banda de la orden de Isabel la Católica, de seda de amarilla a los lados y una franja blanca en el centro.
Nada que ver que con el imponente look de la Reina de España, con un precioso vestido rescatado de Felipe Varela, la majestuosa tiara Flor de Lis y unos llamativos pendientes de zafiros que pertenecen a la Emérita, como los que lució en la recepción diurna. Parece que la princesa danesa ha dejado a su invitada el papel estelar de la velada.
La reina Margarita también ha sacado los pesos pesados de su joyero, con tiara, pendientes y collar de esmeraldas. El color hacía juego con su vestido de gala en verde botella, que ha combinado con una de sus estolas de piel que tanto le gustan. La llevaba a su llegada, aunque luego se la ha quitado. Caminaba sin bastón, a diferencia de lo que ha sucedido por la mañana cuando ha ido al aeropuerto a recibir a Felipe VI y Letizia, algo inusual ya que suelen ser los príncipes herederos los que se encargan de esto. Aún así y quizá debido al especial cariño y lazos familiares que la unen a la Familia Real española, la soberana ha querido estar presente en la llegada.
Una vez reunidos todos los protagonistas de la velada, a la que han asistido otros invitados, han tomado asiento en el salón engalanado para esta cena de Estado. En el menú se sirven varios platos, entre ellos lenguado y gamo, todo regado con vino y champán. También ha habido espacio para las anécdotas, pues uno de los guardias se ha desmayado en el pasillo y ha tenido que ser atendido.