La madre de Felipe VI ha hecho un alto en sus vacaciones mallorquinas para viajar a su país natal por un doloroso motivo: asistir al funeral de su tío, el príncipe Miguel de Grecia, que fallecía el pasado domingo 28 de julio en un hospital privado de Atenas, a los 85 años.
La reina Sofía ha estado presente en el último adiós, celebrado en la catedral de San Teodoro de la capital helena, al que también ha asistido Ana María de Grecia, viuda del exrey Constantino, y sus hijos. Pablo de Grecia, junto a su esposa Marie Chantal, y su hermano Nicolás, esta vez sin su exmujer Tatiana Blatnik; la princesa Alexia, el príncipe Philippos y la princesa Teodora.
De luto riguroso, con una falda midi plisada, chaqueta, camisa negra y alpargatas, la Emérita tenía un semblante de suma tristeza. Mantenía una buenísima relación con el fallecido, al igual que sus hermanos, por lo que ha acusado mucho su pérdida. También Irene de Grecia, a la que hemos vuelto a ver en Atenas en silla de ruedas. Doña Sofía, siempre a su lado y pendiente de ella en todo momento.
Tras el servicio religioso, los restos mortales de Miguel de Grecia han sido enterrados en el Palacio de Tatoi, junto a todos los miembros de la Casa Real griega. Terminados los actos funerarios se espera que la madre de Felipe VI y su hermana regresen a España para proseguir su descanso en el Palacio de Marivent.
Como es normal, el negro ha imperado en la vestimenta de todos los asistentes, excepto en la viuda. Marina Kerella ha sorprendido vestida con un traje de chaqueta blanco, símbolo de paz y pureza. Junto a ella, las dos hijas del matrimonio, Alexandra y Olga.
Por razones obvias, Felipe VI y Letizia no han podido estar presentes en el entierro, ya que el Rey tenía compromisos que cumplir en la isla balear y su esposa se encuentra en París, apoyando a los olímpicos españoles. No obstante, ambos han enviado una corona de flores en recuerdo del fallecido con la bandera de España, gemela a la de Juan Carlos I, que no ha viajado a Grecia en esta ocasión.
La propia reina Sofía había confirmado en la recepción a las autoridades baleares en Marivent que dejaría la isla momentáneamente para asistir al funeral de su tío. En unos días tendrá que volver a coger un avión, ya que parece que estará presente en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París.
Durante estas semanas estivales, la madre del Rey podrá disfrutar de la compañía de sus nietas, Leonor y Sofía, en Mallorca, pues las jóvenes ya han regresado a España tras el magnífico papel que han jugado en la capital francesa. Este es un verano muy especial para la Princesa, que a finales de agosto ingresará en la Academia Naval de Marín, en Pontevedra.
Pronto veremos esas salidas en familia a la que la Casa Real nos tiene acostumbrados durante sus vacaciones y que suelen estar plagadas de gestos cómplices y espontáneos.