Era la boda más esperada después de varios años de retrasos y al fin se ha celebrado, aunque con llamativas ausencias. Teodora de Grecia, hija del que fuera rey de los helenos Constantino II y su esposa Ana María, ha contraído matrimonio con el abogado Matthew Kumar en la catedral Metropolitana de Atenas, rodeada de su familia y amigos más allegados.
La novia llegaba sobre las cinco de la tarde (hora española) al templo, desvelándose así el secreto mejor guardado: su impresionante look nupcial. La sobrina de la reina Sofía ha llegado del brazo de su hermano y actual jefe de esta Casa Real sin trono, Pablo de Grecia, que sustituye a su padre, fallecido en enero de 2023, en el tradicional papel. La princesa era la única de los cinco hermanos que quedaba por casarse.
Es la pequeña del clan, tiene 41 años, que cumplió el pasado mes de junio, y ha tenido que recorrer un largo camino hasta llegar al altar. Su enlace, previsto para 2020, tuvo que retrasarse primero por la pandemia de la COVID-19, luego debido a algunos problemas judiciales de su prometido y la muerte de Constantino II volvieron a dar al traste con los planes de la pareja. Por eso, este 28 de septiembre era tan esperado. Teodora, deslumbrante, se ha decantado por piezas llenas de significado.
Ha elegido un precioso vestido con los hombros al aire de una conocida casa griega, Celia Kritharioti, que ha vestido a celebrities tan importante como Beyoncé hasta Paris Hilton. Según algunas informaciones habría sido un regalo de su hermano y, por supuesto, hecho a medida para el gran día. En blanco con profusos detalles de pedrería y una vistosa cola, el escote era lo más original.
Lo ha aderezado con un velo histórico que han lucido otras royals como Mary de Dinamarca y la propia Ana María de Grecia. Y, por supuesto, no faltaba una lujosa tiara. Se trata de la tiara Jedive de Egipto, con la que también se casó su madre, Ana María de Grecia, y su hermana Alexia.
La joya está realizada en diamantes engastados y espirales de laurel que sostienen cada una de ellas una gema rodeada de guirnaldas a juego. Fue obra de la casa Cartier, cumpliendo el encargo de Abbas II, el último jedive (virrey otomano) de Egipto, a principios del siglo XX. El pelo suelto dándole un toque más desenfadado al look nupcial y una sonrisa amplia y luminosa. Teodora ha cumplido al fin su sueño.
Tras la ceremonia, a la que no se ha permitido la entrada de la prensa, los recién casados han salido emocionados para recibir las felicitaciones de las personas que se agolpaban en las inmediaciones de la catedral.