Varios estudios médicos ya habían destacado que las mujeres casadas solían llegar a los síntomas naturales de la menopausia más tarde que las solteras o divorciadas, aunque no se había determinado el porqué.
Ahora, un estudio realizado a casi 3.000 mujeres en EEUU durante una década, publicado en la revista Royal Society Open Science, descubre el secreto: una vida sexual activa a partir de los 45 años.
Sus autoras, Megan Arnot y Ruth Mace, son conscientes de que hay factores genéticos que marcan el paso a la fase menopáusica pero para más de la mitad de las mujeres son los factores no genéticos los que acaban estableciendo en qué momento se inicia el cese de la fase reproductiva.
De ahí que la investigación se centrara en esos aspectos externos que rodean a la mujer durante las fases más iniciales. En un principio, se pensó que era la convivencia con las feromonas masculinas las que podían ayudar en ese retraso. Sin embargo, esta hipótesis se descartó en el propio estudio puesto que entre las mujeres que convivían con esas feromonas pero que no tenían actividad sexual no se notó ningún tipo de retraso en el cambio de ciclo.
Las investigadoras son conscientes del coste que supone para el cuerpo de la mujer la ovulación, por lo que aventuran que sería el organismo el que regularía su estado en función de su capacidad de éxito, es decir, de las posibilidades reales de quedarse embarazada. Por lo que, a determinada edad y sin unas relaciones sexuales más asiduas, se activaría el mecanismo de la menopausia antes para evitar todo el proceso.
En el otro lado estarían las mujeres con una vida sexual regular que el organismo interpretaría como una posibilidad de embarazo y retrasaría el paso a la menopausia lo máximo posible.
Y según las conclusiones, cuanto más sexo mejor. El estudio señala que un 28% de las mujeres que declararon mantener relaciones sexuales semanales lograron retrasar la menopausia durante más tiempo que las que hablaban de un encuentro sexual al mes.
"Por supuesto, la menopausia es inevitable para las mujeres y no hay intervención conductiva que evite el cese reproductivo. No obstante, estos resultados son una indicación inicial de que el momento de la menopausia puede ser adaptativo en respuesta al comportamiento sexual de la mujer", aseguran ambas investigadoras en el informe.
Entre las mujeres de su estudio, la mayoría explicaba que su frecuencia sexual era semanal, en un 64%, y el retraso de la fase menopáusica llegó hasta los 52 años, en muchos de los casos.
Sin embargo, la doctora Ana Rosa Jurado, sexóloga y coordinadora del grupo de trabajo de Salud Sexual de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, advierte de que hay que tener cautela con estos estudios: "Hasta el momento, no se han obtenido evidencias científicas de que la actividad sexual contribuya con su frecuencia a modificar la edad de la menopausia", explica.
Eso sí, Jurado asegura que tener una vida sexual activa en la etapa de la premenopausia es "muy recomendable ya que contribuye al trofismo de los tejidos genitales y disminuye el riesgo de sufrir el síndrome genitourinario de la menopausia gracias a que la estimulación sexual provoca excitación y la irrigación sanguínea de los tejidos, que normalmente se ve disminuida por el déficit estrogénico tras la menopausia".
"Es importante que para la mujer sea un hecho reconocido el que su sexualidad es importante, para su salud, para su calidad de vida y para su felicidad. Si esto se tiene claro, la mujer será más proactiva en la búsqueda de soluciones para los problemas relacionados con la sexualidad", aclara la sexóloga.
Otros consejos para prevenir un paso complicado por esa etapa es, desde el punto de vista físico, "un cuidado adecuado que implica no abusar de jabones, no fumar, hacer ejercicio moderado, utilizar tejidos naturales, prevenir de forma activa las infecciones, e intentar conocer muy bien su cuerpo y su respuesta sexual, para detectar todos aquellos cambios a los que no esté dispuesta a adecuarse".
Una menopausia tardía podría tener consecuencias positivas para la mujer, una vez que eso significaría que la mujer estaría más tiempo produciendo progesterona y estrógenos, y sería más difícil que sufrieran problemas de salud relacionados con la baja producción de hormonas femeninas, como la osteoporosis o algunas enfermedades cardiovasculares.