Todo lo que se ve en nuestra apariencia exterior es el resultado de cómo estamos por dentro. Nuestra piel, cabello y uñas nos hablan y nos dan señales de alguna deficiencias nutricionales que podemos tener.
Para cuidar y mantener nuestra piel, tener unas uñas fuertes y un pelo firme y brillante, no solo tenemos que cubrir nuestras necesidades calóricas, sino que tenemos que enfocarnos en aportar a nuestro cuerpo los antioxidantes, las vitaminas, los minerales, los ácidos grasos saludables y el agua necesarios.
La piel seca o deshidratada nos indica falta de agua, pero también falta de ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales. Mientras que la dermatitis, irritaciones, rojeces, escamas y acné nos pedirán vitaminas y minerales como el zinc. Por su parte, las uñas con relieves o manchas, nos dicen que tenemos poco zinc en el cuerpo o desequilibrio en los ácidos del estómago. Las uñas blandas y fáciles de romper, necesitan más minerales.
Un pelo y una piel sana son a menudo el resultado de un estilo de vida saludable y de una dieta equilibrada. También hay una parte genética importante, pero nuestros hábitos y cómo nos cuidamos son, sin duda, nuestros mejores aliados.
Los radicales libres
Cuando exponemos el cuerpo a actividades o riesgos que aceleran el proceso de envejecimiento (como fumar, dieta pobre nutricionalmente y tomar demasiado el sol), lo exponemos al daño que nos pueden hacer los radicales libres. Cuando esto sucede, el cuerpo, para equilibrarse, recurre a las reservas de antioxidantes y vitaminas que tiene.
Estos radicales libres son moléculas que se producen cada día en el cuerpo como resultado de las reacciones biológicas de las células (proceso de oxidación celular). Lo malo no es que se generen radicales libres, sino que exista un desequilibrio entre su producción y eliminación. Esto puede determinar que aparezca o no un envejecimiento precoz o una enfermedad.
Qué comer en otoño para cuidarnos por dentro y por fuera:
Una alimentación saludable puede ayudar a combatir el daño causado por estos radicales libres y no dejar nunca nuestras reservas en números rojos.
Para cuidarnos por dentro y que se vea por fuera, lo podemos hacer incrementando la dosis de antioxidantes y vitaminas:
- Tomando alimentos que tengan alta concentración de carotenos. Se encuentran en todos los alimentos de origen vegetal de intenso color: hortalizas de hoja verdes como las espinacas, frutas y hortalizas anaranjadas como las zanahorias, calabaza, boniato, mangos; hortalizas amarillas; verduras y hortalizas rojas y moradas como el tomate rojo, col morada, frutos rojos, ciruelas; legumbres, cereales y semillas.
- Incrementando nuestro consumo de vitamina C ayudaremos a nuestra piel a mantenerse firme contra el acné, abscesos, eccemas, psoriasis, rojeces… Y contribuiremos a luchar contra problemas del cabello como calvicie, caída y caspa. Podemos encontrarlo en los cítricos (naranjas, limones, pomelos, limas…), en el pimiento rojo, en la coliflor, coles, espinacas, plátanos, manzanas, piñas, uvas, apio…
• La vitamina E es también indispensable para la piel, ya que protege la epidermis de las agresiones y mantiene la piel hidratada, tonificada y más tersa. Lucha contra las quemaduras, hematomas y verrugas. La encontramos en el germen de trigo, aceites vegetales prensados en frío, semillas crudas, frutos secos y soja.
• Las vitaminas del grupo B son esenciales para la salud de la piel, cabello y ojos. Todas las vitaminas B (excepto la B17) se encuentran naturalmente en la levadura de cerveza y cereales integrales, así como en leche, huevos, órganos y tejidos animales.
• En cuanto a minerales, nos centraremos en aumentar nuestras reservas de zinc (tomando germen de trigo, lentejas, semillas y cereales como el centeno y los granos de avena integrales) y selenio, gran aliado de la vitamina E, que se encuentra en cereales integrales, levadura nutricional, nueces de Brasil, pescado y marisco.
• Sin los ácidos grasos esenciales (omega 3 y 6) nuestras células no funcionan correctamente. Su deficiencia puede traernos problemas relacionados con la piel (acné, alergias, dermatitis, eccemas, psoriasis). Encontramos estos ácidos grasos en el salmón, anchoas, sardinas, caviar, aguacate, aceite de oliva, frutos secos y aceites de frutos secos.
Por último, evitar los alimentos procesados de baja calidad nutricional también nos ayudará a mejorar el aspecto de nuestra piel y cabello, ya que los alimentos con un alto contenido en azúcar refinado y grasas poco saludables (trans y saturadas) tienen un efecto negativo.
Disclaimer: El contenido de este artículo no sustituye la opinión de ningún médico ni pretende desprestigiar ningún tratamiento convencional. Consulta con tu médico cualquier tratamiento natural y complementario que desees realizar.
Cristina Román es periodista especializada en Nutrición por el Institute For Optimum Nutrition de Londres y editora de la web I Am Bio.