La adolescencia es una etapa de la vida de la mujer llena de múltiples cambios hormonales, emocionales y que suele plantear gran cantidad de dudas en ciertos temas relacionados con la salud.
Un estudio realizado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) concluye que el 72% de las chicas españolas entre 12 y 19 años nunca han ido al ginecólogo. Generalmente, se tiene la falsa creencia de que en estas edades no suele existir patología ginecológica relevante, sin embargo, sí existen alteraciones más propias de la pubertad.
De igual modo, estas consultas pueden ser un momento muy útil para resolver todas las dudas que puedan plantearse nuestras pacientes adolescentes y prevenir sobre los correctos hábitos de salud, los cuales principalmente son adquiridos en esta etapa.
La primera revisión
Lamentablemente, no existe una edad concreta a la que acudir al ginecólogo por primera vez. Podríamos diferenciar dos distintas situaciones: cuando existe patología ginecológica como tal y la revisión ginecológica asintomática.
Dentro de la patología ginecológica más frecuente en la adolescente encontramos:
Trastornos menstruales: es el motivo de consulta más habitual. Dentro de estos, podemos destacar dos patologías. El sangrado menstrual abundante, que en ocasiones puede producir repercusiones importantes como anemia y en segundo lugar, los ciclos menstruales irregulares, que requerirían un estudio más exhaustivo.
Amenorrea o ausencia de regla: en esta situación deberíamos descartar problemas hormonales, alteraciones alimentarias, embarazos, etc.
Dismenorrea o dolor de regla: es otro motivo de consulta muy frecuente y generalmente suele ser leve y ceder con analgésicos comunes como AINES. Sin embargo, si el dolor es grave e incapacitante, sería necesario un estudio más exhaustivo y buscar alguna posible causa.
Otras indicaciones a destacar podrían ser pubertad retrasada, nódulos mamarios, mastodinia inespecífica, infecciones vulvovaginales, hirsutismo, solicitud de métodos anticonceptivos, etc.
Revisión asintomática
La revisión ginecológica tiene como objetivo prevenir alteraciones ginecológicas, confirmar que el aparato genital es normal y asesorar respecto a métodos anticonceptivos cuando se demanden. La revisión ginecológica no requiere ninguna preparación previa y es recomendable realizarla fuera de la menstruación.
Asimismo, se podría estructurar en varias fases:
Anamnesis: se preguntará sobre antecedentes familiares importantes, antecedentes personales médico-quirúrgicos, alergias medicamentosas. Posteriormente, sobre los datos ginecológicos específicos como edad de la menarquia o primera regla, tipo menstrual, cantidad de sangrado menstrual, dolor con la regla, fecha de la última regla, frecuencia de las relaciones sexuales y método anticonceptivo utilizado en caso de tenerlas. También quedarán reflejados los embarazos previos y la evolución de estos sí existieran.
Exploración: consiste en la valoración de las mamas y la vulva. Si la adolescente ya ha iniciado las relaciones sexuales se procederá a explorar la vagina y realizar un tacto vaginal para valorar la normalidad del útero y los ovarios.
Pruebas complementarias: la realización de estudios complementarios como la ecografía ginecológica dependerá de las circunstancias personales de cada paciente. La realización de citologías deberá iniciarse de acuerdo con el protocolo específico, generalmente a partir de los 25 años.
Finalmente, la consulta del ginecólogo en esta etapa de la vida de la mujer debe orientarse a ofrecer una atención especializada, de confianza, donde se puedan resolver todas las dudas de la adolescente y asesorarla sobre los distintos hábitos ginecológicos presentes y futuros.
*La doctora Lourdes Gabasa es médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud de Zaragoza.