Sí, existe una forma poco común de osteoporosis que puede surgir durante el embarazo y se llama osteoporosis transitoria del embarazo o síndrome de edema de médula ósea; también conocido por sus siglas, SEMO. De hecho, se estima que se producen 4 casos por cada millón de embarazadas.
Al igual que la osteoporosis común, afecta a la salud ósea hasta llegar a causar fracturas. Por eso es fundamental prestar atención ante cualquier sospecha de esta enfermedad, que suele comenzar con un repentino dolor a partir del tercer trimestre de gestación.
Es una osteoporosis poco común que habitualmente surge durante el tercer trimestre de gestación, aunque también puede aparecer en el puerperio y la lactancia. Se trata de una enfermedad muy infradiagnosticada todavía que, en el peor de los casos, ocasiona la fractura del hueso, pero es algo que sucede en muy raras ocasiones.
Afortunadamente, la osteoporosis transitoria del embarazo suele curarse a los meses de dar a luz, y además no ocasiona efectos secundarios en la embarazada.
Para confirmar que se ha resuelto, realizamos una resonancia magnética y una densitometría ósea después de que haya transcurrido un año o año y medio desde el primer indicio.
El tratamiento de esta osteoporosis en las embarazadas requiere un abordaje de varias disciplinas, como ginecología, traumatología, anestesia y fisioterapia, entre otros.
Con frecuencia afecta a las caderas, especialmente a la izquierda, que es donde se produce la presentación cefálica fetal, es decir, la colocación de la cabeza del bebé en el útero.
En ocasiones, se puede localizar en las dos caderas al mismo tiempo, e incluso en otras zonas como rodillas y tobillos.
Causas
A día de hoy no se ha identificado un origen concreto de esta osteoporosis en mujeres embarazadas. Sin embargo, existen una serie de factores que pueden motivar su aparición, como:
• La pérdida de la densidad ósea debido a que es necesario una mayor cantidad de calcio para cubrir las necesidades del feto durante la gestación, lo que origina las microfracturas trabeculares.
• Los trastornos circulatorios.
• La compresión del nervio obturador o de los nervios simpáticos de la pelvis a causa del útero.
• La falta de movilidad.
• La inactividad física.
• El consumo de bebidas alcohólicas.
• El tabaco.
El principal indicio es un dolor que surge de manera repentina sin ningún motivo para ello. Si se realizan movimientos, este dolor se intensifica; en cambio, se alivia si se mantiene un reposo. A consecuencia de esto, la embarazada puede presentar una limitación en su movilidad.
Ante la sospecha de esta enfermedad, es importante acudir a la consulta para valorar el caso de manera personalizada. De esta manera, podemos estudiar cómo evolucionan los síntomas de esta osteoporosis, cuál es la limitación de la movilidad para el parto, así como si hay riesgo de que se fracturen los huesos durante el mismo.
Para aliviar los dolores, se recomienda:
• Guardar reposo.
• Usar muletas que permitan descargar la articulación.
• Administrar analgesia o paracetamol.
• Realizar rehabilitación cuando las medidas anteriores no resultan efectivas.
• Por otra parte, pese a que se han publicado casos en los que se han usado. bifosfonatos y calcitonina, no se suelen aconsejar por los efectos en el feto.
¿Es posible el parto natural?
Sí, en general, no existe ninguna contraindicación cuando la embarazada presenta una osteoporosis transitoria en la cadera. No obstante, se debe estudiar cada caso valorando cuál es la limitación de los movimientos, cómo se encuentra la articulación y cuál es la probabilidad de que se produzca una fractura.
Por ello, serán los especialistas los que en función de estos parámetros decidan la posible conveniencia de optar por un parto por cesárea.
*La doctora María Luisa de Mingo Domínguez es jefa del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital La Luz.