Los miedos, las inseguridades y las vergüenzas son malos compañeros si estamos buscando un encuentro sexual placentero, ya sea solas o acompañadas.
La masturbación, el nivel de deseo sexual o la dificultad de llegar al orgasmo siguen siendo algunos de los tabúes más extendidos entre las jóvenes españolas.
La psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja Vanesa Falcón explica que se deben, principalmente, a cómo estamos socializadas, a falta de referentes, de educación sexual y a la contaminación excesiva del amor romántico.
"La falta de una educación sexual, de calidad y reglada, junto al acceso casi ilimitado a información de mala calidad son caldo de cultivo perfecto para que aparezcan un montón de mitos y tabúes en la juventud. A eso hay que sumarle las dificultades de los adultos para hablar de sexualidad con sus hijas, el acceso temprano a la pornografía, los tabúes de la población adulta...", apunta la psicóloga y sexóloga Ana Lombardía.
Los principales tabúes
Hablamos con las sexólogas y un grupo de jóvenes para conocer cuáles son los principales tabúes de las jóvenes españolas, que son muchos y muy variados.
1. El deseo sexual, ¿tenemos menos que los hombres?
"No es cierto y no solo eso, aquí sobre todo la diferencia radica en cómo está socializado el deseo de hombres y mujeres, y en la falta de tiempo para dedicarse al placer, siendo crucial para la expresión de la libido. Las mujeres dedicamos mucho más tiempo a otras labores como los cuidados, entre otros, y para conectar con el deseo y darle espacio se necesita tiempo y energía", argumenta Falcón.
Tradicionalmente se ha considerado que el nivel de libido de la mujer es menor que la del hombre. Sin embargo, los estudios elaborados hasta la fecha han permitido desmentir este mito. Las mujeres responden a la presencia de un estímulo erótico con la misma velocidad de un hombre.
El problema que señalan la mayoría de expertos en el asunto es la existencia de una educación restrictiva con la expresión de la libido en la mujer, la cual ha sido mal vista y valorada a nivel social si lo manifestaba. Es por ello por lo que la mujer ha ocultado su deseo, limitando su rol al de ser deseada.
2. La masturbación.
"A pesar de toda la revolución sexual que ha habido estos últimos años, la masturbación femenina sigue siendo un tema difícil para muchas jóvenes", alega Lombardía.
En España, la brecha de género en la masturbación en 200, según publicó Marie Claire, es del 66%. Mientras los hombres se masturban 203 veces al año, las mujeres tan solo 68 veces. Además, la encuesta resuelve que una de cada cinco mujeres en España no se masturba, en comparación con el 8% de los hombres. La brecha es se agranda a medida que la edad aumenta.
Si bien cada vez es más habitual que las mujeres compartan su opinión sobre todo tipo de juguetes sexuales, muy pocas hablan del acto en sí. La masturbación femenina ni siquiera tiene un espacio en el lenguaje coloquial. "Cuando me toco ahí" es la expresión más común que podemos encontrar y es casi imposible oírla en boca de una mujer.
3. Siempre duele la primera vez.
"Este mito, como todos, se sustenta en leyendas urbanas, en lo que nos llega de boca en boca, pero lo cierto es que no tiene por qué doler. Algunas chicas pueden sentir molestias o dolor, pero probablemente los nervios, la falta de conocimiento y sobre todo de excitación están influyendo", dice Falcón.
La virginidad se ha mantenido como tabú durante siglos, manteniendo encerrada la sexualidad femenina hasta el matrimonio. Este esquema ha evolucionado hacia un contexto en el que la presión y el miedo juegan como titulares.
Ante la típica pregunta "¿siempre duele y se sangra la primera vez?" la respuesta es no. Depende de varios factores y, aunque a muchas chicas les ocurre, la realidad es que nuestra relajación influye más de lo que parece. Cuantas más dudas e inseguridades tengas, más probable es que duela.
Otra de las razones más habituales por las que a las chicas les duele y sangran es por no ir poco a poco y tener la penetración rápida, sin suficiente preparación, excitación o lubricación.
4. La dificultad de llegar al orgasmo.
El orgasmo es el punto culmen de la excitación. Los músculos perivaginales y perineales se contraen rítmica e involuntariamente y, a su vez, se experimentan sensaciones de placer intenso en la vagina, que se extienden a toda la pelvis. Aunque algunas mujeres pueden sentir el orgasmo en todo su cuerpo.
Se calcula que a nivel mundial el 40% de mujeres nunca ha experimentado un orgasmo o tiene altas dificultades. En España, el 60% de las mujeres tiene dificultades para alcanzarlo, según el 9º barómetro de control "Los jóvenes y el sexo". ¿Por qué? Son varios los motivos: mala comunicación con la pareja, estrés, depresión, entre otras.
Aunque el principal problema suele ser la falta de conocimiento del propio cuerpo. Según datos del estudio, más del 17% de las mujeres españolas confiesan no haber recibido ningún tipo de educación sexual.
5. Con el preservativo hay menos sensibilidad.
"Lo que hay es mucho condicionamiento y sugestión. Evidentemente, es un elemento extra en el encuentro sexual y es necesario tenerlo presente para las relaciones cóitales y prácticas orales, pero no es un intruso y si sabemos introducirlo en la práctica sexual puede ser divertido y erótico. Sin olvidar que su efectividad para evitar embarazos y la propagación de infecciones de transmisión sexual es del 98%", apunta Falcón.
Según la compañía Durex, son muchas las personas que creen que el condón afecta a la sensibilidad sexual. Esto lleva a que los hombres piensen que no conseguirán una buena erección o no disfrutarán igual del sexo.
Además de vencer esta idea preconcebida, es importante seleccionar el preservativo más adecuado que no comprometa la comodidad ni el placer.
6. La orientación sexual.
"Cuando se sale de la tradicional heterosexual puede ser un tabú para muchas", declara Lombardía. Y es que, aunque se ha avanzado en el asunto y cada vez se visibiliza más, la orientación sexual sigue siento un tabú para muchas, sobre todo en las edades más tempranas.
El abanico de posibilidades de ser, sentir y experimentar es más amplio que nunca, o mejor dicho, la libertad para manifestarlo. Sin embargo, salir de la tradición no siempre es fácil, sobre todo en entornos más conservadores.
7. Llegar juntos al orgasmo, ¿conexión sexual?
Falcón defiende que puede ser divertido y con buena comunicación se puede gestionar, pero está basado en una idealización del amor romántico que puede generar presión y frustración si no se consigue. "Se puede generar mucha más conexión dándose el tiempo necesario a cada uno y estando presente en el momento aunque los tiempos de orgasmo sean distintos".
La terapeuta sexual Vanessa Marin comenta a la edición estadounidense del HuffPost que la mayoría de la gente piensa que los orgasmos tienen que ser siempre simultáneos porque así se ven en la televisión y en las películas.
"Pero el orgasmo es un proceso muy personal y cada persona tiene unos tiempos únicos. Si intentáis llegar al orgasmo a la vez, siempre va a haber una persona que intente darse prisa y otra que tenga que frenar. Ambos sentirán que están haciendo algo mal", sentencia.
Acabar con ellos
Según Falcón, para acabar con los tabúes sexuales, es necesaria educación sexual obligatoria y de libre acceso en los espacios educativos y educación emocional, ya que la sexualidad es muy amplia y no solo se da un intercambio de cuerpos y placer, sino de emociones, sentimientos y energía.
“La educación puede enseñar a los jóvenes a diferenciar con claridad el sexo qué se es y el sexo que hace, a diferenciar el sexo que se ve en el porno del sexo real y, sobre todo, a tener en cuenta que cuando vamos a un encuentro sexual tenemos delante a otra persona sintiente, con corazón y sentimientos que hay que respetar. Sin duda, la educación sexual es fundamental y transformadora”.
En la misma línea, Lombardía señala que “la educación es la principal herramienta con la que contamos para combatir los mitos, tabúes y el desconocimiento general sobre la sexualidad. Debemos recordar que la educación sexual es un derecho humano y que, por tanto, debería formar parte del currículum educativo desde la infancia”.