El agua, además de ser necesaria para sobrevivir, ha tenido un enorme valor en todas las culturas. Es terapia para la piel y la paz mental. Espacios como los hammames, las caldas y los balnearios nos hacen recuperar el bienestar de la piel con propiedades mineromedicinales y tratamientos cosméticos llenos de placer.
Las caldas son aguas calientes que salen del interior de la tierra a una temperatura de 74 °C y poseen propiedades terapéuticas. Por ello, a su alrededor se construyen templos con alojamientos y se ofrecen vacaciones curativas, como explica Marina López, responsable wellness de Las Caldas Villa Termal.
“Los beneficios minero medicinales de nuestras aguas están especialmente indicados para personas con problemas de estrés y descanso, por sus propiedades neurosedantes”.
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Un retiro de bienestar que también cura lesiones y problemas respiratorios. “La hidroterapia de nuestras aguas contribuye a la recuperación en procesos traumatológicos, inflamatorios y ayuda a mejorar problemas respiratorios como asmas y rinitis mediante programas totalmente personalizados por un equipo médico”, añade López.
La belleza también forma parte de este espacio con una carta de tratamientos y cosméticos realizados con sus aguas mineromedicinales e ingredientes 100% ecológicos que venden al visitante.
Además, en España tenemos la reminiscencia árabe con espacios que Hammam Al Ándalus se encarga de recuperar.
Todo empezó cuando dos jóvenes, recién salidos de la universidad, quedaron prensados de los baños de la Alhambra y decidieron recuperar la tradición milenaria de los baños.
Su iniciativa arranca en 1998 en Granada, con la apertura de los primeros baños árabes de uso público en España y hoy están en Córdoba, Madrid, Málaga y Palma de Mallorca para llenarnos de vitalidad y quitar el estrés de las ciudades.
En su interior no hay aguas con propiedades, sino una inmersión física y espiritual a través de un ritual de luz, sonido, temperaturas, presiones, tratamientos y masajes que cambian en cada estación.
En casa también se puede continuar con la relajación y su línea cosmética ecológica El Jardín de Hammam.
Otro lugar cuya historia merece ser contada es la estanción termal de Avène. Todo empezó por casualidad, con la curación de un caballo perteneciente a un noble francés tras unos baños en el manantial. Después, los habitantes de la zona empezaron a acudir al manantial a disfrutar de las propiedades calmantes y anti-irritantes del agua termal de Avène.
Y así, se creó esta estación termal que, incluso, se llegó a exportar a Estados Unidos para tratar a los quemados del gran incendio de Chicago en 1871.
Hoy en día las aguas termales de la estación de Avène tienen renombre mundial por su calidad y los tratamientos de la piel. Trata a más de 3.000 pacientes afectados de patologías de la piel, como eccema, psoriasis, quemaduras, cuidados posttratamientos oncológicos, cada año.
De las propiedades de sus aguas también se han publicado más de 150 estudios científicos y clínicos. Y los productos de Avène, gracias a su gran efectividad, son prescritos y recomendados por dermatólogos y farmacéuticos.
Por último, la marca Omorovicza, reconocida a nivel mundial como elixir de belleza cosmética, debe sus orígenes a las propiedades del baño Rácz Fűrdő construido en el siglo XIX en Budapest sobre un baño otomano, por la familia Omorovicza.
Hoy, Margaret de Heinrich de Omorovicza embotella la magia de estas aguas curativas para que todo el mundo tenga una piel saludable, joven y revitalizada con productos que combinan ingredientes naturales e innovación científica.
Un elixir potente en minerales patentado por la firma y desarrollado en colaboración con un laboratorio de dermatología galardonado con el Premio Nobel. Healing Concentrate™, es la tecnología que garantiza la absorción de que los minerales lleguen a lo más profundo de la epidermis.