El cérvix o cuello del útero es la parte inferior del mismo, mide unos 3-4 cm de longitud y puede variar en función de la edad y del número de partos.
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El cáncer de cérvix es la causa más común de muerte entre los cánceres ginecológicos y la 4ª neoplasia más frecuente entre las mujeres.
La infección crónica por el virus del papiloma humano (VPH) es la causa fundamental en más del 99% de estos cánceres. Se trata de la infección de transmisión sexual más común, ya que una gran parte de las mujeres sexualmente activas entrarán en contacto con el virus a lo largo de su vida.
La mayoría de las infecciones son asintomáticas, si bien el cribado anual mediante citología ha disminuido la incidencia de dicho cáncer. La detección temprana y el tratamiento en las primeras fases de la enfermedad, ha conseguido disminuir la mortalidad en un 70%.
Otros factores de riesgo asociados a la infección del VPH son la edad temprana de las primeras relaciones sexuales, la promiscuidad, la inmunosupresión, el tabaquismo y la multiparidad.
Actualmente, los países desarrollados disponen de la vacuna frente al virus del papiloma humano y su aplicación dentro del programa de vacunación a las niñas entre los 9 y 12 años ha demostrado que puede prevenir más del 90% de los casos de cáncer de cérvix.
Fertilidad y cáncer de cérvix
El cáncer de cérvix se ha convertido en la patología oncológica más frecuente entre las mujeres en edad fértil.
Esto supone un reto para el cirujano oncológico a la hora de preservar la fertilidad de dichas pacientes. Múltiples estudios prospectivos y retrospectivos han demostrado que el tratamiento conservador en estadios iniciales es seguro, factible y con tasas de curación similares al tratamiento radical.
Entre los tratamientos conservadores de la fertilidad se encuentra la traquelectomía o extirpación del cérvix con conservación del útero. Esta técnica ha demostrado ser igual de efectiva en términos oncológicos que la extirpación completa del útero, con tasas de supervivencia que superan el 95%.
Recientemente, en el Hospital El Pilar, se ha intervenido con éxito a una paciente joven diagnosticada de un carcinoma infiltrante de cérvix en estadio inicial. Este tipo de cirugía de alta complejidad requiere ser realizada por cirujanos oncológicos expertos en ello. Consiste en la extirpación del cuello del útero y del tejido que lo rodea. Posteriormente el útero se fija a la vagina permitiendo así que en el futuro la paciente pueda alcanzar un embarazo.
La tasa de embarazo tras una cirugía de este tipo varía del 25 al 70% en función de la edad de la paciente, si la paciente ha tenido embarazos previos o de otros problemas de salud, etc. Si la paciente se plantea un embarazo, el parto en estos casos deberá ser por cesárea.
Por otro lado, es frecuente que las pacientes noten cambios en su vida sexual en las primeras semanas del postoperatorio, pero la mayoría recuperan al 100% el grado de satisfacción. Estos cambios incluyen disminución de la lubricación, dificultad para llegar al clímax o molestias durante el acto. Por otro lado, las pacientes refieren una recuperación de su actividad habitual completa al mes de la intervención con excelente calidad de vida.
*Por la Dra. Cecilia Escayola, jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital El Pilar de Barcelona.