Por qué no digo lo que pienso: la teoría de 'la espiral del silencio' que debes conocer

Es uno de los primeros planos más bonitos de la historia del cine (Azul, 1993): en él, Juliette Binoche coge un terrón de azúcar y lo coloca en el borde de su taza de café solo. Al acercarlo, el líquido oscuro va impregnándolo hasta hacerlo caer y derramarse un poco de la taza.

La metáfora de esta escena, creada por el director de cine polaco Kieslowski, se inspira en un hecho muy frecuente: aunque la protagonista no quiere que lo que sucede alrededor le afecte, el terrón de azúcar que se oscurece parece indicar justamente lo contrario, que es inevitable empaparse de lo que nos rodea.

¿Por qué nos cuesta tanto conservar nuestra opinión y decir lo que pensamos de forma directa y a cualquiera? ¿Por qué no nos atrevemos a decir a los demás lo que pensamos, y sí lo hacemos en redes?

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La espiral del silencio

Ese mismo año de Azul, se publica un paper sobre la teoría descubierta por una politóloga alemana en 1977. Elisabeth Noelle-Neumann es la creadora del concepto de “la espiral del silencio” que sugiere que los seres humanos tenemos un comportamiento instintivo de supervivencia por el cual testeamos cuáles son las opiniones de los demás y que si nuestra opinión no coincide con la de los que nos rodean, tendemos a silenciarla porque la opinión generalizada es como una “piel” social.

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Experimentos recientes relacionados con la espiral del silencio confirman lo temido. Somos muy capaces de decir lo que pensamos anónimamente o bajo un nickname, pero exponernos a decir una opinión generalizada contraria, con nuestro nombre, sigue siendo algo sociológicamente difícil: tendemos a no comunicar nuestras opiniones reales si son muy diferentes a las de una mayoría que nos rodea, especialmente a las de los líderes de opinión, por miedo al aislamiento u, hoy en día, al aquelarre de las redes sociales.

En medios de comunicación se utiliza a menudo el concepto de “clima” de opinión, e incluso se habla ahora del mediascape u “horizonte mediático”: por eso son tan importantes las noticias y las secciones dedicadas a temas como el liderazgo diverso o la defensa de los ODS. En este sentido, mediáticamente, como pronostica la espiral, “cuanto menos” se hable de un tema, “menos” se hablará de él (y viceversa).

Teoría de las ventanas rotas

Claramente, el factor tiempo tiene una importancia clave. La controvertida “Teoría de las ventanas rotas” (Catherine Coles y George L. Kelling escribieron un libro en 1996 a partir de artículos anteriores), explica en criminología que una ventana que tenga un cristal roto la convierte en una mayor candidata a terminar completamente rota que una ventana nueva.

Es decir, que conviene arreglar los problemas cuando aún son pequeños: injusta o no, esta teoría hace pensar acerca de nuestras dos vidas actuales, la real y la virtual, ventanas que inevitablemente están abiertas.

Lo que indicaría esta teoría es que es preferible atreverse a dar la verdadera opinión cuanto antes, al llegar a un nuevo trabajo o al empezar una nueva relación, incluso desde mismo momento de conectar con una persona, y así, la espiral no podría ponerse en funcionamiento.

Teoría del mindset

Una de las claves de la influencia opinativa podría estar en la teoría de Carol S. Dweck, una autora clásica del desarrollo personal en relación a cómo expresar y generar opinión. En su libro Mindset (2016, Sirio), esta psicóloga explica su “Teoría de la mentalidad”, según la cual el éxito al comunicar tu opinión proviene de tener un determinado mindset (literalmente: mentalidad, encuadre mental o modo de pensar), más allá de la inteligencia, el talento o la educación.

Las personas, para Dweck, con mindsets más fijos, creen que han nacido con ciertas habilidades que no pueden cambiar —y estas personas se relacionarán mejor con otras que también crean esto—. Sin embargo, no es sino la “mentalidad de crecimiento” la que hace posible que mejoremos nuestras opiniones. Por lo tanto, las personas que se empeñan constantemente en imponer su opinión, según Dweck, son consideradas "fijas", lo cual finalmente sería una limitación para ellas.

En resumen, para cambiar un clima de opinión hay que atreverse a expresar lo contrario si es realmente lo que pensamos, aunque exista una resistencia (si no, se ejercerá la espiral del silencio).

La comunicación efectiva debe comenzar "cuanto antes" y ha de realizarse "con mentalidad de crecimiento" para invertir esa tendencia en espiral, siempre y cuando las condiciones no sean extremadamente adversas.

En cualquier caso, como sentenciaban en la película Million Dollar Baby, “si lo intentas, puedes perder. Si no luchas, ya has perdido”.