Parece que solo son médicos hombres y pacientes hombres los que acuden a esta rama de la medicina. “Un tabú que hay que desmontar, pues no solo se tratan próstatas, sino que las mujeres somos más propensas que los hombres a la infecciones urinarias y es aquí donde se tratan y se previenen”, explica el doctor Miguel Sánchez Encinas, jefe de Servicio Urología del Hospital Rey Juan Carlos y responsable de Urología de la Clínica Ruber Internacional Paseo de la Habana.
“Además, cada vez hay más urólogas mujeres” afirma el doctor Sánchez Encinas, que cuenta con más mujeres que hombres en su equipo.
A nivel físico, la mujer es más propensa que el hombre a tener infecciones urinarias. Como explica el doctor Sánchez Encinas “la uretra femenina está hacia dentro y más cerca de la vejiga, con tan solo 4 cm de distancia del periné, frente a la de un hombre que sobrepasa los 20 cm y está hacia fuera”. De esta forma si nuestra flora intestinal o del periné está alterada (menstruación, menopausia, trastornos intestinales…) las infecciones se producen rápidamente y debemos acudir al urólogo.
[Carmen, la uróloga jefe a la que los hombres preguntaban que cuándo llegaba el médico]
Existe aún hoy cierto prejuicio al pensar que la urología solo trata a hombres y la ginecología a mujeres. Lo segundo es correcto, lo primero es un estereotipo que nada tiene que ver con la realidad. Es en el urólogo donde se tratan todos nuestros problemas relacionados con la vejiga.
Las alteraciones en el ph vaginal, las relaciones sexuales y los partos inciden en nuestra salud urológica. Por ello, el jefe de servicio de urología recomienda una buena higiene íntima siempre hacia atrás y no hacia delante y apostar por jabones ácidos.
“Los jabones neutros que se venden específicamente para la vulva solo tratan el olor, pero no son los indicados para el ph. Para que la flora vaginal sea bactericida debe de ser ácida, es decir entre el 4,5 y el 5 de esta manera las bacterias no se desplazan. Tampoco es recomendable lavarse muchas veces al día, ni hacer duchas vaginales pues se altera la flora”.
En la medicina tradicional se ha llegado a usar el kéfir por su acidez como cura de algunas infecciones de orina de repetición de forma local. Ahora se recetan medicamentos con estrógenos para mejorar la flora de la vagina. Y a nivel nutrición, el doctor nos recuerda que “tanto el kéfir como los alimentos que contienen lactobacillus influyen de forma positiva en la flora intestinal y del periné. Y es que, una macrobiota sana evitan muchas infecciones de orina”.
También nos recomienda beber más de dos litros de agua al día, pues “de esta manera estamos arrastrando al exterior los posibles gérmenes o bacterias que haya en la vagina”. A su vez y por el mismo motivo es recomendable hacer pis después de las relaciones sexuales. Cualquier candidiasis vaginal o infecciones sexual también se tratan desde la urología, ya que suele desencadenar infecciones urinarias. Como explica el doctor, “para las mujeres una relación sexual con penetración es un traumatismo que favorece el arrastre de las bacterias hacia la vejiga”.
La incontinencia urinaria es otra de las patologías que trata el doctor desde la unidad. “Hay mujeres que después de los partos o con el paso de los años tienen desprendimiento de vejiga. Han perdido musculatura del órgano y necesitan reeducarla y ejercitarla para que vuelva a funcionar correctamente”.
En estos casos el doctor recomienda tratamientos con electrodos en el tibial, ya que se ha demostrado que la raíz nerviosa de este músculo de la pierna parte de las mismas raíces sacras que enervan la vejiga. “Su reajuste mediante retroestimulación hace que volvamos a tomar control de la vejiga”, afirma.
El síndrome de la llave en la puerta de casa es otra patología que afecta más a mujeres que a hombres. A veces, sentimos que estamos a punto de estallar y que necesitamos orinar, una sensación que parece que se incrementa cuanto más cerca estamos del inodoro.
El doctor explica que esto se debe a que “demoramos tanto la micción fuera de casa por no ir a baños públicos, generalmente, que la vejiga se adapta al volumen, pero llega un momento en el que ya no puede y necesita estallar”. Estas vejigas además se vuelven hipotónicas del peso y necesitan una reeducación para volver a estar en forma. Para ello, el doctor recomienda terapias de electrodos no invasivas”.
Otra patología también más frecuente en mujeres que en hombres es la disfunción miccional. “Vejigas que no se contraen y que necesitan neuromodulación a nivel del sacro”.
Sin olvidar, recuerda el doctor, “que las mujeres, al igual que los hombres, tienen litiasis (piedras), tumores de riñón o cáncer de vejiga (incidencia que lamentablemente está subiendo en la mujer por el tabaquismo)”.