Con toda probabilidad, el sofoco es el síntoma principal de la menopausia. Se trata de una súbita sensación de calor que se concentra en el cuello, la cara y el tórax acompañada de rubor, palpitaciones y sudoración agobiante que provoca un aumento del flujo sanguíneo produciendo un importante malestar y situaciones incómodas en la vida diaria.
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Esta es la forma habitual de presentación, pero hay mujeres que solo experimentan el calor, o solo la sudoración o tan solo la sensación agobiante. Generalmente, los sofocos duran menos de 2 minutos, aunque la sudoración que los acompaña puede llegar a los 30 minutos.
Al menos el 75% de las mujeres experimenta durante la perimenopausia y la menopausia esa sensación, y un 20% tendrá sofocos de manera muy intensa, afectando seriamente a su calidad de vida. Según estudios recientes, la duración de los sofocos en la mujer española alcanza los 7 años de media.
Los sofocos son fruto de la alteración del control de la temperatura corporal que, en parte, depende de los niveles de estrógenos. Son impredecibles, pero los desencadenantes son principalmente el estrés emocional, las comidas copiosas, el tabaco, el consumo de alcohol y cambios bruscos de temperatura, aunque en algunas mujeres pueden aparecer sin previo aviso y sin ningún desencadenante.
Cómo paliar los síntomas
Para paliar los síntomas de la menopausia se hace imprescindible instaurar hábitos de vida saludables como una dieta equilibrada adecuada para la menopausia, mantener el peso, disminuir el consumo de cafeína, realizar ejercicio aeróbico regular y eliminar el tabaco y el consumo de bebidas alcohólicas porque intensifican los síntomas. También aprender técnicas de relajación puede ayudar a controlar los sofocos.
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Existen medidas farmacológicas que pueden ser una opción en aquellos casos en los que las pautas anteriores no den resultado. Hablamos de la terapia hormonal de la menopausia. Se trata del tratamiento más eficaz para aliviar los síntomas de la menopausia, tanto los sofocos, como el insomnio, pero también otros como la sequedad genital y el dolor con las relaciones sexuales.
Existen muchas ideas preconcebidas erróneas en relación a este tratamiento, por lo que se recomienda consultar con un especialista médico, concretamente ginecólogo/a, que pueda hacer una correcta valoración individualizada de cada mujer. En general es un tratamiento que tiene más beneficios que riesgos.
Además, existen productos naturales que también pueden ayudar a disminuir la frecuencia y la intensidad de estos síntomas, que estarán indicados en los casos en que la terapia hormonal de la menopausia no se pueda utilizar o cuando los síntomas mejoren y la calidad de vida de la paciente se recupere.
Como conclusión podemos decir que existen tratamientos suficientes para hacer una recomendación individualizada en cada caso y que a día de hoy ninguna mujer debería sufrir o padecer los sofocos. No hay que conformarse y hay que solicitar una solución a los especialistas médicos.
*La doctora Sonia Sánchez es ginecóloga del Hospital Universitari General de Catalunya.
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