Si existe un momento crítico en una relación de pareja, sobre todo en las largas y estables, es ese en el que empiezas a pensar si es normal que no te apetezca tener relaciones sexuales o en el que te preocupa pensar que hace tiempo que no ves el deseo en tu pareja. Aquí suele comenzar un periodo de angustia y malestar en el que preguntas a tus amigas y amigos o lo comentas con tu terapeuta.
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Una situación en la que analizas cada una de tus emociones e intentas adivinar las de la persona que, desde hace tiempo, es tu pareja y con la que el sexo ya no es lo que era; bien porque ya casi no existe o, tal vez, se ha convertido en algo aburrido, incómodo u obligatorio en lugar de ese acto realmente divertido e íntimo que os solía unir hace no tanto.
Aunque el interés por el sexo y la importancia que se le da varía a lo largo de la relación por factores que no son tan fácilmente controlables como, por ejemplo, la genética, la biología, el estrés, nuestra la salud mental o los cambios en la relación y es necesario entender que es algo de lo más normal en una relación larga que pasa por múltiples fases, sí que es bueno ser conscientes y poner en práctica pequeños cambios que pueden ayudar a superar el bache.
La European Association of Social Psychology destaca que ser capaz de expresar y satisfacer las necesidades sexuales de la pareja es especialmente importante tanto para el funcionamiento de la relación como para el bienestar individual. Siguiendo estos seis consejos estamos seguras de que reavivarás la llama de la pasión y, por consiguiente, mejorará tu relación con tu pareja y contigo misma.
Programar encuentros sexuales
Es muy importante mantener la intimidad de pareja de forma física y el objetivo de tener agendado un momento de encuentro es el de asegurar un tiempo en el que tú y tu pareja os podáis dedicar a daros placer.
Este tiempo servirá también para activar el conocido como deseo de respuesta y que aparece una vez que la excitación física se ha activado.
Olvidarse del sexo y pensar en todo lo demás
El sexo no tiene que ser el principio y el final de todo, y centrarse en otros tipos de intimidad física puede ayudar a las parejas que luchan con libidos desiguales. Bañarse o ducharse juntos, darse un masaje o acurrucarse en el sofá puede hacer que se despierte el deseo.
Construir puentes
La rutina puede apoderarse del día a día sin dejarnos ver el momento de pasar de recoger después de la cena o de pasear al perro a tener ganas de besarte o acariciarte con tu pareja.
Por eso, es muy importante crear momentos de transición al tiempo de pareja 'construyendo puentes' y creando la situación para que ocurra la intimidad. Por ejemplo, dando un paseo después de cenar, una ducha en pareja o un masaje en el sofá mientras se ve la televisión.
Apaga el teléfono móvil
Una buena manera de crear puentes puede ser programar una noche a la semana sin tecnología y, por lo tanto, sin trabajar hasta tarde, contestar emails o llamadas no urgentes de familiares. Una noche solo para la pareja.
Explica lo que te gusta
A menudo, creemos que nuestra pareja sabe exactamente lo que nos gusta, cuándo nos gusta y cómo, sin haberlo especificado nunca. La falta de reconocimiento y satisfacción de las necesidades sexuales de una pareja puede llevar a una menor intimidad sexual y al conflicto e insatisfacción dentro de la relación.
Ser una pareja sexualmente receptiva para satisfacer las necesidades sexuales de cada uno es básico para la buena salud sexual de la pareja, así como crear un espacio de confianza en el que poder explicar y compartir con qué experiencias íntimas disfruta cada uno y dar un consentimiento claro para su práctica.
Quiérete
Si no te sientes bien contigo mismo en cuanto a tu salud física y mental, probablemente no te sentirás querido por tu pareja ni tendrás ganas de tener intimidad sexual.
Cuando nos cuidamos y prestamos más atención a cómo nos vemos es más fácil que nos sintamos seguras, deseadas y tengamos ganas de querer intimar.
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