Nuestro estado mental, igual que el físico, impacta de manera directa en distintos ámbitos de nuestra vida. Pero, ¿Nuestros problemas de salud mental llegan a afectar a nuestra pareja? ¿De qué manera? ¿Tiene solución?
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Conversamos sobre el asunto con Cecilia Martín Sánchez y Marina García Fuentes, directoras del Instituto de Psicología Psicode en Madrid, Alicante y Valladolid. Ambas lo fundaron en 2006 como un pequeño despacho, ubicado en el barrio Salamanca de Madrid, en el que atender a sus pacientes. Diecisiete años más tarde, su equipo está formado por doce psicólogos repartidos entre Madrid, Alicante y Valladolid.
Al tratarse de un equipo compuesto por un amplio número de profesionales, abarcan casi todas las especialidades dentro de la psicología clínica en el tratamiento de niños y adultos, pero si tienen que destacar una especialidad concreta es la terapia de pareja.
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Con frecuencia se encuentran parejas que no saben comunicarse y tienen grandes discusiones por pequeñas cosas. "Sus conflictos son continuos y tan desproporcionados que la mayor parte de las veces terminan con amenazas de separación. Estas deterioran tanto que la pareja necesita hacer terapia para volver a sentir que se quieren el uno al otro, para encontrar motivos para seguir juntos y para aprender a comunicarse y dejar de discutir", explica Martín.
También atienden a parejas que se han distanciado, en las que ha habido infidelidades, con conflictos con la familia del otro y en las que uno tiene un problema individual grave que afecta a la relación (celos, adicción…). Además, se encuentran habitualmente parejas con conflictos graves en la toma de decisiones vitales relacionados con los valores y estilos de vida, por ejemplo, que uno de los dos quiera tener hijos y el otro no.
García añade que trabaja con parejas con un conflicto de poder, en las que ambos tienen mucho ego y el orgullo no les deja acercarse, pero, sin embargo, no quieren estar el uno sin el otro.
También parejas que van a consulta porque quieren encontrar "la barita mágica", pero ellos saben que no se quieren y que no quieren estar juntos. "Sin embargo, por sus principios religiosos o porque no quieren desapegarse de sus pertenencias materiales o romper la relación con los hijos, quieren intentarlo. No les mueve el verdadero sentido de estar con su pareja", explica García.
"Las relaciones son fundamentales"
Por otra parte, desde el final del confinamiento por la pandemia del coronavirus, no hemos dejado de leer en medios de comunicación que se han incrementado los casos de ansiedad, depresión… especialmente entre los más jóvenes.
"Cualquier cambio puede afectar a las relaciones de pareja y más una pandemia como la que hemos vivido. El confinamiento ha repercutido negativamente en nuestra salud mental. A todos nos ha afectado y más a los más jóvenes. En la adolescencia y a primera etapa de la vida adulta, las relaciones son fundamentales", cuenta Martín.
Y continúa: "El aislamiento al que hemos estado sometidos, así como los duelos por familiares fallecidos, el miedo al contagio y la incertidumbre de no saber cuándo terminaría son elementos muy estresantes que han provocado mucha ansiedad, bajo estado de ánimo y depresión en los casos más graves".
En esta sentido, la experta explica que la ansiedad en muchas personas provoca irritabilidad y, en consecuencia, se deteriora la convivencia. Por otra parte, la depresión provoca apatía y bajo estado de ánimo y muchas veces la pareja no entiende los motivos ni el por qué de esa falta de ganas de hacer planes, de arreglarse para salir o de tener relaciones sexuales.
"Aquí la solución es acudir a un psicólogo para resolverlo y que la pareja funcione como un equipo, apoyándose mutualmente", destaca.
García, por su parte, subraya que el haber estado tanto tiempo aislados nos ha hecho valorar y reflexionar mucho nuestra vida. "Parece que ha habido un 'click interior' donde hemos parado. El ritmo de los trabajos y obligaciones no nos permitía tomar conciencia de cómo era nuestra vida y si nos gustaba o no. Tras esa pausa, muchas personas han pensado en lo que no quieren y al finalizar el confinamiento es cuando se han visto muchas rupturas de pareja".
Capacidad de adaptación
Situaciones como la pandemia influyen en las relaciones de pareja, pero también el mero paso del tiempo, que provoca con frecuencia "crisis evolutivas".
"Son cambios a los que las parejas tienen que adaptarse y eso conlleva unos reajustes que muchas personas no llevan bien. Desde el cambio inicial de pasar a vivir juntos, hasta tomar la decisión de casarse y tener hijos, tener que ocuparse de familiares, un cambio de trabajo o una enfermedad física o mental", comenta Cecilia Martín.
Y explica que si la pareja consigue adaptarse a estos cambios, todo irá bien y seguirán juntos. Pero no siempre ocurre así y los conflictos que conlleva la adaptación a veces son excesivos y la pareja rompe.
"Además, el hecho de que uno de los dos padezca una enfermedad mental puede ser similar a tener que afrontar una enfermedad física. No es lo deseable y no suele facilitar el que las cosas vayan a mejor, pero la pareja puede sentirse mucho más unida y con más complicidad si funcionan como equipo y se apoyan mutuamente. Sentirse cuidado y respaldado por la pareja en momentos difíciles es signo de muy buen pronóstico para seguir una vida juntos", señala.
Además, comenta que con el paso del tiempo, el enamoramiento y la pasión sexual descienden de forma abismal. Pero si todo va bien, surgen nuevos anclajes o elementos de unión como el ser amigos y confidentes, la complicidad, saber cuidar el uno del otro, escucharse y apoyarse ante las dificultades o ante un trastorno mental de algunos de los dos.
"Esto une más incluso que el enamoramiento inicial, que es pasajero y no suele durar más de dos años. Las parejas que están felizmente unidas con el paso de los años son parejas que se cuidan mutuamente", destaca.
Ahora bien, la situación es diferente cuando el trastorno o la enfermedad mental influye directamente en la pareja de forma directa y negativa. "Por ejemplo, cuando uno de los dos desarrolla un trastorno de celos patológicos o una adicción. Ante un problema así, lo recomendable es que sea atendido por un psicólogo para resolver ese problema particular porque puede romper la relación".
Martín cuenta que los celos incluyen acusaciones, control y aislamiento social. Si la persona celosa no hace tratamiento para resolverlo, la pareja se suele romper. También se rompe con las adicciones, que siempre conllevan mentiras, irritabilidad y cambios de humor ocasionados por el síndrome de abstinencia y otros efectos secundarios graves. "Es difícil continuar la relación cuando uno de los dos tiene un problema de este tipo y no hace nada por solucionarlo".
Ser un apoyo es clave
Entonces, ¿qué podemos hacer cuando aparecen problemas en las relaciones derivados de un problema psicológico de uno de los integrantes?
La psicóloga Martín subraya la importancia de tomar conciencia del problema que existe, hablar de ello y buscar un especialista. "Al igual que buscamos ayuda médica cuando tenemos un problema de salud, saber pedir ayuda cuando vemos que hay un problema de salud mental que no sabemos manejar".
García explica que los consejos son diferentes según el tipo de trastorno, pero hay algunas pautas comunes:
- "Aunque tu pareja tenga un problema psicológico, eso no significa que tú no puedas asistir para buscar apoyo en el proceso".
- "Es bueno documentarse y hablar con un especialista sobre el problema que tiene tu pareja que te dé pautas de cómo actuar con él. Por ejemplo, en el caso de los celos, decirles mentiras va a agravar mucho el problema y, sin embargo, las parejas de los celosos lo hacen mucho por evitar enfados".
- "Crear conversaciones con tu pareja donde aparezcan recuerdos donde la persona no tenía el problema, de esa manera la persona que lo tiene puede conectar con la idea de que esto que está pasando es una fase, pero no tiene que ser así para siempre. Ver otros casos que se han curado ayuda a motivar para el cambio".
- "Los reproches y atribuciones de que por su problema están haciendo daño al entorno no ayudan en nada, solo agravan más la situación y la sintomatología".
"Tenemos muchos casos en consulta y aquellos casos en los que la pareja es un pilar importante en lugar de un barrote es una variable importante para el buen pronóstico", señala.
Claves para un futuro juntos
Los pilares sobre los que se sustenta el amor, según la teoría del triángulo de Sternberg, son: la pasión, la intimidad y el compromiso.
Para construir un futuro juntos, con una relación de pareja sana, la psicóloga Martín señala que la unión debe basarse en el respeto y la confianza. "Con estos dos ingredientes es fácil construir una relación de intimidad. La intimidad implica compartir secretos, ser confidentes el uno del otro, ser amigos y apoyarse mutuamente".
Además, considera fundamental no tener miedo a compartir dicha intimidad e ir avanzando en el compromiso, para que la pareja evolucione con el paso del tiempo. "El compromiso se construye con la toma de decisiones en conjunto, desde qué hacemos este fin de semana a decisiones más importantes como si nos casamos o tenemos hijos", dice.
Y continúa: "Algunas parejas se quedan estancadas en alguna etapa y no avanza más. En estos casos uno de los dos suele estar insatisfecho porque quiere más y sus demandas no se ven satisfechas. La pasión suele surgir de forma espontánea al inicio de la relación, por el propio proceso de enamoramiento. Pero cuando el enamoramiento desciende es necesario introducir novedad en las relaciones sexuales para no caer en la monotonía y que descienda la pasión".
La psicóloga García señala que cuando haya algún conflicto es bueno tomar distancia. "En lugar de explotar y decir cosas que luego nos arrepentimos, esperar a que nuestro enfado esté más calmado, porque si no podremos decir cosas de las que luego nos arrepentimos. Dejar el orgullo en otra habitación y cuando se vaya a solucionar un problema. Muchas personas cuando van a pedir perdón se encuentran con un machaque por parte de su pareja que les hace sentirse aún más vulnerables y la pequeña posibilidad de reconocer el error esfuma".
Para ella es clave recordar que el secreto para que una pareja funcione es el perdón, pues en todas las parejas hay problemas y discusiones. Pero no se debe confundir esto con perdonar actos de violencia física o verbal. "Hay cosas que no tienen que perdonarse", concluye.