Cuando llegan los momentos de descanso, desconexión y celebración en muchas personas aparece un miedo irracional a no controlar lo que comen o a dejarse llevar por el entorno. Lo entiendo, yo también estuve ahí durante un tiempo.

[Qué alimentos nos roban energía en el día a día]

Por eso, he recopilado herramientas y conocimientos que te ayudarán a que estás fechas puedas comer disfrutando, con mesura y sin culpa (un equilibrismo difícil pero no imposible):

  1. Hábitos. Los hábitos no se construyen en 2 días, tampoco se destruyen en 3. Por eso te animo a que te esmeres en crear unos hábitos de los que te sientas orgullosa, que te hagan sentirte con energía y no en una jaula dorada. Los hábitos se hacen poco a poco, marcándonos objetivos alcanzables y que vayan acorde con nuestro estilo de vida y no a la inversa. Si ya tienes esos hábitos, las Navidades no serán un problema para ti, tampoco destruirán el trabajo hecho. Si aún no los tienes, aplica el resto de herramientas que te comparto para que estas fechas sean menos estrepitosas.
  2. Alimentación consciente. La alimentación consciente o mindful eating es una práctica que aplica las claves del mindfulness a la comida. Básicamente consiste en alimentarnos pensando en el ahora, disfrutando y sin juzgarnos. Algunas de los puntos que ayudan a practicar una alimentación más son comer de buen humor, alimentarnos sin pantallas y masticar tranquilamente. La alimentación consciente no impacta solo en la cantidad que comemos sino

    también en cómo nos sienta la comida, ya que mejora altamente nuestras digestiones.
  3. Come en un plato. El picoteo es una gran trampa para acabar comiendo cantidades innecesarias. De hecho, muchas veces nos encontramos comiendo por inercia cosas que tampoco nos gustan mucho. ¿Por qué es? Porque no estamos practicando una alimentación consciente (punto anterior). Por eso, te recomiendo que en vez de comer a base de aperitivos te prepares un plato donde pongas todo lo que vas a ingerir. Es una buenísima fórmula para comer menos cantidad y más variedad.
  4. Bebe menos alcohol. El alcohol es una de las mayores trampas de estas fiestas. No hay familia española que se precie que no tenga vino en la mesa. Además, aquí hay un componente social muy fuerte que oprime a la persona que no bebe alcohol, por lo que parece más difícil todavía no beber. Por eso, yo te propongo beber menos: incorporar el agua entre las copas de vino y quitarse la sed con el agua son algunos de los tips que te ayudarán.
  5. Elimina la culpa. A lo hecho, pecho. Y sí, esto no va de que vaya a desaparecer todo lo que he hecho, pero sin duda la culpa no va a ayudarme tampoco. La culpa tiene una misión clave en nuestra sociedad: hacer que sintamos una responsabilidad y acatemos unas normas para que “la tribu” permanezca. Sin embargo, la culpa no siempre aparece en circunstancias de las que nosotros seamos conscientes. La comida es una de esas circunstancias. Si sabemos que la culpa aparece cuando nos hemos saltado una norma, es un buen momento para revisar qué norma nos hemos autoimpuesto y hemos acatado como cierta, para cuestionarla y así poder reducir esa culpa que nos persigue después de cada comida.
  6. El dulce, de calidad. Aquí pasa algo parecido como con el alcohol. Bueno, quizás en temas de dulce hay menos presión social para comerlo, pero está igual el deseo interno de ingerirlo. Por eso, aplicamos una norma parecida: no lo elimino, solo lo reduzco. Te recomiendo que elijas dulces de calidad: un buen roscón, un buen turrón. 

Pero ante todo, lo más importante es que en estas fiestas elijas elegirte. Y elegirte no tiene por qué significar comer todo saludable, significa priorizarte a tu salud física pero también tu salud mental.

[Cómo evitar ganar de 3 a 5 kilos con los excesos de las comidas navideñas]