La osteoporosis, que literalmente significa "hueso poroso" y afecta al 30 % de las mujeres mayores de 50 años y al 8 % de los hombres, es una enfermedad que se caracteriza por la reducción de la masa ósea.
Quienes padecen esta enfermedad ósea sufren perdida de masa y los huesos se hacen más pequeños y débiles. Al suceder esto, los huesos se pueden romper más fácilmente, por ejemplo, con una leve caída.
El doctor Ángel Oteo Álvaro de la Unidad de Fragilidad Ósea y Osteoporosis del Hospital Universitario HM Madrid responde a todas las dudas sobre la osteoporosis que pueden surgir cuando escuchar hablar de ella por primera vez.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis es una enfermedad del esqueleto que provoca una disminución de la densidad de masa ósea. Los huesos se vuelven más frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con mayor facilidad. La principal complicación de la enfermedad es la aparición de fracturas, que pueden producirse ante caídas o esfuerzos banales.
¿Cuáles son sus síntomas?
Se puede afirmar que hasta que aparece la primera fractura, la osteoporosis es una enfermedad que no da síntomas. Una vez que tenemos nuestra primera fractura la situación cambia, porque sufriremos los dolores y secuelas de esta.
Además, debemos tener en cuenta que la aparición de una fractura por osteoporosis aumenta el riesgo de nuevas fracturas de manera exponencial. En los pacientes fracturados, se produce un importante deterioro de la calidad de vida del paciente.
¿Cómo se diagnostica?
La prueba básica para su diagnostico es la densitometría ósea. Esta prueba no solo nos da el diagnóstico de la enfermedad, sino que nos indica el nivel de riesgo del paciente de tener una fractura, así como la respuesta a los diferentes tratamientos.
Se debe realizar en mujeres y varones mayores de 60 años, especialmente si existen una serie de factores de riesgo conocidos, como el historial de fracturas, antecedentes materno o paterno de fractura de cadera, índice de masa corporal, edad de la menopausia, hábitos poco saludables como el tabaco y alcohol, tratamientos por otras enfermedades, etc.
El tener en cuenta todos estos factores de riesgo, es de vital importancia a la hora de determinar el riesgo del paciente para tener nuevas fracturas.
Además, será necesario realizar otra serie de pruebas, como por ejemplo un análisis de sangre dirigido a evaluar el metabolismo de los huesos, otras determinaciones como pueden ser el “trabecular bone score” y estudios radiológicos para evaluar las fracturas previas.
Con el resultado de todos estos métodos, el médico tendrá suficiente información para realizar un tratamiento adecuado a las características clínicas del paciente.
De todos los tratamientos posibles, ¿cuál es el más innovador?
Realmente no existe un tratamiento innovador. Disponemos de diferentes medicamentos que deben aplicarse de forma juiciosa en función del riesgo de fractura y las características clínicas que tenga nuestro paciente.
Los nuevos fármacos deben utilizarse con cautela, porque han sido probados en grupos muy seleccionados de pacientes en los ensayos clínicos y habrá que esperar para ver su eficacia y efectos secundarios en la población general. Lo nuevo no siempre es lo mejor. Tenemos algunos medicamentos “olvidados” que pueden sernos de utilidad, de los cuales conocemos con exactitud su eficacia y sus efectos secundarios.
De forma genérica, en pacientes con alto riesgo de fracturas, parece más adecuado iniciar con un medicamento anabólico, es decir, que formará hueso y seguir con un medicamento llamado antirresortivo que mantendrá ese hueso creado.
Lo más importante es el seguimiento del paciente. Debemos de evitar medicamentos que a largo plazo hayan supuesto problemas para nuestros pacientes. Se da la paradoja de un medicamento empleado para evitar fracturas que, al suspenderlo, en ocasiones por decisiones médicas, provoca múltiples fracturas, por lo que deberíamos ser muy estrictos con su indicación.
Existe la creencia de que es una enfermedad que afecta muy mayoritariamente a las mujeres, ¿es así? ¿Cuáles son los motivos?
Efectivamente. Afecta a una de cada 3 mujeres y uno de cada 5 hombres, mayores de 50 años. Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir una fractura por osteoporosis que los hombres. El riesgo de sufrir una fractura a lo largo de la vida oscila entre el 40 y el 50% en las mujeres, frente al 13 y el 22% en los hombres.
El motivo de esta asociación predominante en las mujeres radica en la disminución de los estrógenos después de la menopausia.
¿Está realmente asociado con la menopausia o se trata de una leyenda?
Existe una relación directa entre la falta de estrógeno después de la menopausia y la pérdida de la masa ósea. Después de la menopausia, se produce una alteración del balance entre la destrucción y la formación de los huesos, a favor de la primera.
Esto se produce en las mujeres postmenopáusicas independientemente de su edad, pero también en mujeres antes de la menopausia en determinadas situaciones. Una menopausia precoz, antes de los 45 años o cuando los niveles de las hormonas son bajos y no hay periodos menstruales, puede determinar también una pérdida de la masa ósea.
¿Cuáles son los signos de alerta que nos deben hacer tomar la decisión de acudir al médico?
Como he dicho al principio, en un primer momento es una enfermedad asintomática. La presencia de síntomas, indica la aparición de una primera fractura. Es por lo tanto importante que la población de riesgo de desarrollar osteoporosis y sufrir sus fracturas, es decir, mujeres y varones mayores de 60 años en especial si presentasen algún factor de riesgo, sean evaluados en unidades especializadas de metabolismo óseo.
La presencia de fracturas previas, como las de la muñeca, la cadera y las vértebras (aplastamientos vertebrales) deben hacernos pensar en esta enfermedad. Todos estos pacientes deberían ser evaluados y tratados si fuera necesario, evitando así la aparición de una segunda fractura.
Déficits de ciertas hormonas como ocurre con la vitamina D o tratamientos con determinados medicamentos como los corticoides y los inhibidores de la aromatasa para en cáncer de mama, también deben ser evaluados.
Enfermedades como los problemas respiratorios crónicos, tabaquismo, diabetes mellitus, malabsorción intestinal, alteraciones hepáticas, infecciones por VIH, entre otras, también precisan evaluación.
*Dr. Ángel Oteo Álvaro. Unidad de Fragilidad Ósea y Osteoporosis. Hospital Universitario HM Madrid