Desde hace tiempo, existe una teoría, vinculada a lo espiritual, que asegura que la humanidad mejorará mediante la alteración genética de una o más generaciones. Se denomina la teoría de los niños del tercer milenio, y aunque no tiene comprobación científica, busca la mejora de la humanidad a través de las nuevas generaciones, porque según explica, ellos tienen la llave para concienciar a sus contemporáneos y liderar los grandes cambios.
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Desde esta óptica, se clasifica a los niños de acuerdo con sus patrones psicológicos y sus comportamientos inusuales.
Dentro de esta clasificación, a las niñas que nacieron a partir del año 2.000, se les llama niñas de cristal, pero también son conocidas como niñas solares o guerreras arcoiris.
Esta nueva generación llega con los avances genéticos facilitados por la anterior, las denominadas niñas índigo nacidas en los 70 y los 80, de carácter aguerrido. Mientras, la generación de cristal se inclina más hacia el poder del amor y de la compasión.
El cristal que da nombre a este grupo de pequeños, se refiere a que su aura es transparente, pura y lúcida como el material. Miran al mundo con serenidad y empatía.
Su gran capacidad afectiva les permite sentirse conectados con los demás, y por eso, muchas veces reclamarán y reclaman cuestiones que afectan a otras personas y al medio ambiente.
Tienen la capacidad de conectar profundamente con la energía de la Naturaleza.
La niña cristal forma parte de una generación con una sensibilidad especial, muy conectada con la empatía, y cualquier intervención que realice en el mundo será de modo pacífico por medio de la paz y la armonía.
De hecho, se considera que una niña cristal tiene la capacidad de liderar grandes cambios y llevar al mundo a una nueva etapa más justa y tolerante.
El primero en identificar esta generación
El primero en identificar a esta generación de niñas fue Steve Rother, en el año 1999. En 2002 publicó de manera oficial sus hallazgos en un capítulo de su libro Recuerda. Un manual para la evolución humana.
Rother asegura que las niña cristal son seres pacificadores que buscan la verdad y el equilibrio entre lo intuitivo y lo irracional. Al contrario que las niñas índigo, son quienes conseguirán que la humanidad se enfoque en el bienestar humano por medio del cambio, la niña cristal tiene por misión la sanación.
¿Cómo son?
Físicamente, suelen tener una gran belleza, con un aura pura y luminosa, de ojos grandes y muy expresivos. Son niñas con atributos muy particulares: tienen habilidades que suelen percibirse como extraordinarias y cuentan con una sensibilidad muy acentuada.
En cuanto a su temperamento, lo tienen muy equilibrado. Les encanta dar besos y abrazos y traer mucha paz. Son muy discretas y prefieren pasar inadvertidas y no destacar entre el resto. Su ego no es prioridad.
Son niñas que no gritan ni tienen rabietas, gozan de una energía positiva única y la encaminan para el hacer bien. Son niñas con un nivel de conciencia elevado, que hablan pausadamente, con calma y sin estridencias.
El despertar de los niños cristal de Steve Rother identifica a grandes rasgos los principales atributos de estas pequeñas. En él, el autor dice que cuenta con habilidades psicocinéticas, hipersensibilidad y conexión con la Tierra, entre otras características. No son niñas exentas de sufrimiento. Son extremadamente sensibles ante el dolor ajeno, las injusticias, la violencia y cualquier cosa negativa que les rodee.
Esta clasificación entre índigo y cristal es una forma de describir características psicoenergéticas. El objetivo es comprender a estas pequeñas y sobre todo, su mensaje.