La predisposición emocional tiene dos caras. Algunas personas desarrollan, con el paso del tiempo y por diferentes motivos, síndromes como el de Campanilla, sin ser conscientes de que pueden suponer problemas a largo plazo. Aunque su intención sea buena, las consecuencias de sus actos suelen ser problemáticas.
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Uno de los síndromes más recurrentes, y no siempre bien identificado, es el conocido como síndrome de la enfermera. Forma parte de los "derivados de profesiones": las personas que lo padecen aplican, de forma muy extrema e inconsciente, su principal actividad.
¿Qué es el síndrome de la enfermera?
Lo sufren aquellas personas que se sienten atraídas por otras personas con poco éxito, heridas emocionales y/o infelices. Según apuntan los expertos, se trata de un patrón de amor específico donde la mujer se olvida poco a poco de sí misma en beneficio de su pareja.
Hace eco al síndrome del salvador, que implica que la persona siempre tiene esa necesidad de ir a rescatar o ayudar al otro, sin dar margen para que esa persona pueda afrontar el problema o solucionarlo por sí mismo.
¿A quién suele afectar?
Afecta mayoritariamente a mujeres que experimentan la necesidad de salvar al otro, a todo coste. Se lo toman como una misión, a nivel personal, sobre todo si se trata de su pareja. Por lo tanto, materializan su necesidad de ayudar y "reparar vidas" tomando el lugar virtual de una enfermera. Tienen en común una fuerte empatía.
El síndrome afectaría especialmente a personas que faltan de confianza y dudan de su propio valor. Al sentirse útiles y de alguna manera "servir", se ven inconscientemente reforzardas. Los expertos afirman que también afectaría más a personas que tuvieron que asumir tareas desde muy jóvenes, maduraron rápido y que en algún momento, sintieron la obligación de ayudar un familiar o amigo.
Estas personas atraen lógicamente perfiles que buscan una figura maternal, cariñosa y que puedan salvarlos. La enfermera hará todo lo posible para solucionar los problemas de su pareja.
¿Cómo saber si te afecta?
Si te da la sensación de que salvas a tus parejas constantemente y terminan yéndose cuando estén curadas o lo dejas porque están mejor y ya no le encuentran sentido a la relación, podrías padecerlo.
¿Cómo afrontarlo?
Aunque la intención sea buena y altruista, puede conllevar desequilibrios personales y relacionales. La persona que padece el síndrome puede olvidarse por completo, favoreciendo una relación tóxica a largo plazo. Es fundamental distinguir el apoyo mutuo de la necesidad.
El primer paso consiste en tomar conciencia de la situación. Identificar el síndrome es clave. Una vez asimilado, dedícate tiempo a ti, a nivel estrictamente personal. Recuerda que tu vida no importa menos que las de los demás. Y recobra confianza en ti misma de forma progresiva, independientemente de los demás. Es también esencial para valorarte, sin necesidad de refuerzo emocional.
Ante cualquier malestar, acude a un experto que te ayudará a identificar tus necesidades y los motivos reales de este sentimiento. La respuesta puede estar en tu pasado.