La profesora de Harvard : "La práctica de la bondad puede reducir la ansiedad"
Está científicamente demostrado que la gentileza impacta positivamente en nuestros genes, salud y bienestar. Los recursos están a nuestro alcance.
1 febrero, 2023 01:48Noticias relacionadas
La especialista en el estudio y explicación del reloj biológico, Immaculata de Vivo, profesora de Medicina en la Harvard Medical School, quiere ayudar a "derribar los muros de la Academia" y democratizar el conocimiento para que la gente sepa con qué recursos de salud puede contar. Es también profesora de Epidemiología en la Harvard School of Public Health como una de las mayores expertas mundiales en el área, particularmente, en la investigación de la genética del cáncer.
Biología de la gentileza. Seis decisiones cotidianas para mejorar la salud, el bienestar y la longevidad (Ed. Diana, del Grupo Planeta) es el primero de los libros en los que la doctora Immaculata de Vivo y Daniel Lumera han reunido sus conocimientos en ciencia y bienestar: el único disponible en español. La trilogía contiúa con Ecología interior. Cómo liberarse de lo que contamina la mente, el cuerpo y el planeta para llevar una vida sana y feliz (Ed. Mondadori), y la tercera entrega, La lección de la mariposa (Ed. Mondadori).
De la mano del superventas Daniel Lumera, experto en ciencias del bienestar, calidad de vida y la práctica de la meditación, la científica aporta las respuestas biológicas e investigaciones más recientes para entender por qué el optimismo, la gentileza, el perdón, la gratitud y la felicidad son valores fundamentales o "recursos de salud no convencionales", dice la experta, para tener una vida larga, sana y dichosa.
Si algo está fuera de duda es que "nuestro estilo de vida, nuestros comportamientos y decisiones inciden en nuestra salud". Para bien o para mal, cuenta Immaculata de Vivo a magasIN, esto puede mejorar nuestra calidad de vida y retrasar la aparición de enfermedades o, por el contrario, acelerar su aparición o cronificarlas. Mantener un ADN sano no es cosa baladí: "Si eres amable con tu ADN, él lo será contigo".
Para la profesora de Harvard esa es la premisa principal de Biología de la gentileza, el hecho de que existe un principio de reciprocidad inapelable, y que sugiere que nuestra actitud ante la vida estaría íntimamente relacionada con nuestra salud. Con ello, Immaculata de Vivo está aterrizando la epigenética a un público no especializado: "Sabemos que los genes no son modificables, pero hay zonas del ADN conocidas como telómeros que pueden cambiar".
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Y, precisamente, esta disciplina estudia la relación entre las influencias genéticas y ambientales que determinan los genes. Y aquí es donde, sostienen los coautores, puede ocurrir la magia. Eso sí, siempre que estemos dispuestos a mirar el lado bueno de las cosas.
Mejorar nuestro bienestar: qué está en nuestra mano y qué no
Entonces, una de las preguntas que surgen al ojear el libro es si existe un marcador biológico que permita medir de manera objetiva el impacto del estilo de vida, tanto bueno como malo, en la salud. Para sorpresa de muchos, existen: se llaman telómeros, que son considerados un reloj biológico, materia en la que Immaculata de Vivo se ha especializado. Los telómeros de una persona de 80 años son más cortos que los de una de 50, que a su vez son más cortos que los de una 20.
"A medida que pasa el tiempo, las células envejecen y los telómeros se acortan. Cuando se acortan al máximo esas células viejas mueren en un proceso normal, pese a que hay otras razones que pueden acelerar este proceso", cuenta la Dra. de Vivo: "El problema es que estos telómeros se acorten de forma prematura, porque se traduciría en un riesgo de contraer enfermedades crónicas de manera temprana".
Lo interesante, apunta la Dra. de Vivo, es que las personas que contraen enfermedades crónicas de manera prematura presentan telómeros más cortos que sus coetáneos. Aunque la longitud de los telómeros está condicionada en un 50% por la herencia genética, los factores ambientales y sociales desempeñan un papel casi más determinante en el ritmo de envejecimiento de cada persona.
Tal y como ha podido comprobar en sus investigaciones, fumar acorta los telómeros y, por ende, acelera el envejecimiento. Pero al mismo tiempo cabe destacar que, aunque en distinto grado y dependiendo de cada caso, la contaminación atmosférica tiene el mismo efecto.
La clave es, entonces, dar con un estilo de vida que posibilite un envejecimiento a ritmo normal y no acelerado: "El envejecimiento celular es irreversible. No vas a vivir para siempre, pero puedes hacer uso a los recursos de salud que te permiten mantener la normalidad en tus procesos biológicos".
Hay estudios que demuestran que una alimentación deficiente acorta los telómeros, así como otros dan cuenta de que "la dieta mediterránea es la más saludable y nutritiva, tanto en España como en el resto de países mediterráneos". Otras actividades, como el ejercicio físico o la meditación, también ayudan a proteger los telómeros.
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"Hemos comprobado con pacientes de cáncer y con enfermedades cardiovasculares que cualquier tipo de psicología positiva les permitió responder mejor a los tratamientos", cuenta De Vivo: "Nos dimos cuenta de que la práctica de la bondad podía reducir la ansiedad".
Saber responder al estrés
La experta de Harvard sostiene que este mecanismo de defensa es uno de los más fascinantes y complejos de la evolución, una "explosión de reacciones bioquímicas extremadamente rápidas que persiguen un solo objetivo": la supervivencia. Es una respuesta que acelera los latidos del corazón y aumenta los niveles de cortisol, adrenalina y azúcar en sangre, lo cual maximiza la energía disponible para huir o luchar con el depredador.
"Nunca nos libraremos del estrés", matiza De Vivo: "El problema comienza cuando el estrés se cronifica". La presión psicológica a la que estamos sometidos hace que este mecanismo biológico puntual, extremadamente necesario, nos mantenga alerta a largo plazo.
El estrés crónico es uno de los factores que tienen más potencial para acelerar el envejecimiento. Es una manera de comprometer nuestra salud: "Tus latidos y tus niveles de insulina están siempre altos, tu sistema digestivo se ralentiza y puede impactar en tu sistema inmunológico". En este sentido, sostiene que el libro propone una serie de ideas muy valiosas para fomentar la calma interior: "No es posible evitar el estrés; hay que saber cómo respondes al estrés".
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En 2007, cuando la bióloga del cáncer De Vivo iba a dar charlas sobre el impacto del estrés en los telómeros, le sorprendió un comentario de un oncólogo colega suyo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA): 'Yo sé de lo que hablas y entiendo la ciencia que lo respalda, pero no sé si me lo creo'. Con el tiempo, la Dra. de Harvard ha podido probar que el yoga y la meditación hacen que las pacientes de cáncer de mama respondan mejor al tratamiento. De hecho, ahora "la UCLA tiene todo un centro para el tratamiento del cáncer relacionado con la meditación y el yoga, porque todos estos ejercicios de atención disminuyen el estrés".
La gentileza: un estímulo evolutivo
Biología de la gentileza es un cúmulo de reflexiones que van más allá de la psicología del individuo, que ahondan en los beneficios espirituales de crear lazos sociales: "Incluso intercambiar una sonrisa y este tipo de gestos favorecen los lazos sociales. Porque ninguno de nosotros podríamos sobrevivir solos: solo podemos hacerlo en grupo, conectados y ayudándonos los unos a los otros, ¿verdad?".
La Dra. Immaculata de Vivo ha escrito estos libros porque ha probado en sus propias carnes, y en otras personas, los efectos de la gentileza: "Un término que reúne todos los otros comportamientos positivos, como la bondad, el optimismo, la empatía o la compasión".
La razón por la que la experta de Harvard se ha hecho tan popular entre sus colegas de Psicología, Psiquiatría y Ciencias Sociales es porque no han logrado respaldar con datos sus propuestas y estrategias, cosa que ha aportado De Vivo con el objetivo de hacer "que la gente se sienta en disposición de gestionar su propia salud".
Si Darwin estuviera vivo, ¿qué diría?
Preguntada sobre lo que diría Charles Darwin, padre de la Teoría de la Evolución, acerca del mundo que habitamos, frente al de la era preindustrial, la bióloga del cáncer, epidemióloga e investigadora de Harvard suelta una carcajada antes de responder: "Si nos fijamos en la mortandad general, vemos que han avanzado los antibióticos, la medicina moderna y las vacunas. Sin embargo, no se puede negar que nuestro medio ambiente ahora es muy diferente de lo que era hace 100 años. Tenemos crisis climáticas globales por todas partes".
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De hecho, está trabajando en una iniciativa sobre el cambio climático en Harvard desde una visión holística: el agua, la alimentación, la sostenibilidad, la salud y el acceso a la sanidad, entre otros. La Dra. reconoce que el cambio climático está obligando a toda la Tierra "a trabajar juntos para encontrar una manera de mantener nuestra casa".
De forma que "Darwin diría que la mayor presión sobre los genes es la que ejerce el medio ambiente, reconociendo que los cambios genéticos llevan mucho tiempo". Florece de nuevo la curiosidad y la conversación interna de Immaculata de Vivo como investigadora: "Sé que esto es como una broma, pero ¿podría haber, no sé, una forma para que las especies se adaptasen al dióxido de carbono? No lo sé, pero desde mi punto de vista personal, de ocurrir, no va a suceder a corto plazo porque la evolución lleva mucho tiempo". Y concluye: "Yo no sé lo que diría Darwin, pero sin duda estaría exclamando algo como: 'Wow, ¡esto es interesante!'".