El peligro de la anorexia en las adolescentes: se reduce el cerebro y podría ser irreversible
Varios estudios demuestran que el trastorno de conducta alimentaria altera la estructura cerebral, reduciendo la materia gris.
17 abril, 2023 01:45Uno de cada cinco niños y adolescentes en el mundo sufre desórdenes alimentarios. Concretamente en España, uno de cada 20 menores padece bulimia o anorexia y el 90% de ellos son mujeres. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de los trastornos se manifiesta antes de los 14 años y un 70% antes de los 18.
[El riesgo de anorexia puede transmitirse de padres a hijos
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son uno de los problemas mentales que más amenazan la vida en la actualidad, especialmente la de las más pequeñas. La adolescencia es una etapa complicada en el desarrollo personal y una de las proclives a para desarrollar problemas de salud mental.
Como ya contamos en EL ESPAÑOL, la anorexia multiplica por cinco de mortalidad y su prevalencia se ha disparado tras la pandemia debido, entre otros, al cambio de hábitos, al aislamiento social y a la influencia de las redes sociales.
Hablar de anorexia nerviosa es hablar de un trastorno que provoca rechazo a la alimentación por un estado mental de miedo a engordar que puede tener graves consecuencias para la salud.
Entre estas consecuencias está la pérdida de materia gris en el cerebro, lo que puede provocar un daño cerebral irreparable en las niñas y adolescentes.
Reducciones "considerables" de materia gris
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Bath, apoyada por distintos organismos internacionales, la anorexia nerviosa puede alterar la estructura cerebral.
La investigación pone de manifiesto que las personas que sufren la patología muestran "reducciones considerables" en tres medidas críticas del cerebro: grosor cortical, volúmenes subcorticales y área de superficie cortical.
Es decir, se evidencia una reducción de materia gris, pérdida de células cerebrales y de las conexiones entre estas. En suma, el órgano se reduce. Cabe subrayar que esta área del cerebro es fundamental en la distribución de la información nerviosa: movimientos, memoria, emociones…
Esta investigación, además, destaca que la anorexia nerviosa afecta al cerebro más que cualquier otra patología psiquiátrica (depresión, estrés, esquizofrenia…), lo que evidencia la gravedad del trastorno de conducta alimentaria.
Esto ocurre porque una desnutrición elevada altera la neurobiología, debilitándola lenta y progresivamente. Según el equipo de la Universidad de Bath, las reducciones en el tamaño del cerebro son significativas porque se cree que implican la pérdida de células cerebrales o las conexiones entre ellas.
En cualquier caso, los resultados son de los más claros a la hora de demostrar vínculos entre los cambios estructurales en el cerebro y los trastornos alimentarios. Esta investigación ha reunido casi 2000 escáneres cerebrales preexistentes de personas con anorexia, incluidas personas en recuperación y personas 'control-saludables' (personas que no tenían anorexia ni estaban en recuperación).
Además, el estudio encontró que las personas en proceso de recuperación de anorexia tenían una reducción en la estructura cerebral menos severa. Según el equipo, esto implica que con un tratamiento y apoyo temprano, el cerebro podría repararse a sí mismo.
Dudosa recuperación en adolescentes
La adolescencia es una etapa clave para el desarrollo del cerebro, ya que la mayor parte de los cambios estructurales, de tejido y cambios funcionales secundarios ocurren en esta etapa.
Todo lo que envuelve un TCA, como la malnutrición y el aislamiento, impacta directamente en el cerebro, limitando las fortalezas psicológicas y las estrategias que se requieren para su recuperación.
En este sentido, según un estudio de la Universidad de Chile (2020), la atrofia cerebral es precisamente una de las consecuencias más graves de los TCA en adolescentes. Durante la fase aguda de la anorexia se produce una reducción global de las sustancias gris y blanca del cerebro, más pronunciada en adolescentes que en adultos.
Si bien la implicación aún está en estudio, la investigación indica que, pese a revertirse los daños con la recuperación nutricional, existen dudas de si lo hacen por completo en adolescentes.
De hecho, el doctor Tova Rubio publicaba en Investigación en salud un artículo en el que señalaba que el cerebro pierde materia blanca y gris durante una pérdida de peso severa, "la reposición del peso puede reponer la materia blanca perdida, pero no la gris", lo que afectaría directamente al desarrollo del adolescente.
En conclusión, es importante una detección y tratamiento precoz de la anorexia en adolescentes y niñas, puesto que es cuando el cerebro se está desarrollando, de manera que el estado de desnutrición no favorezca la perpetuación de los cambios en el cerebro, complicando o impidiendo la recuperación.
[Ana M. Longo: “Hay mucho detrás de la anorexia. Necesitas a gente, familia y amigos que te ayuden"]
La importancia de prevenir
Evitar un trastorno de conducta alimentaria puede parecer misión imposible y más si hablamos de adolescentes. Pero, como ya adelantamos en magaIN, hay diez cosas que puedes hacer para intentar prevenir que tu hija adolescente sufra un TCA:
[Cómo puedes intentar prevenir desde casa que tu hija sufra un trastorno de conducta alimentaria]
- Organiza al menos una comida familiar al día.
- Evita normalizar las dietas.
- Estate atenta y sé crítica con los cambios de dietas y estilo alimentario. Fomenta la autonomía, pero con supervisión.
- Modula los comentarios críticos sobre el aspecto físico y la crítica en general.
- Fomenta su autoestima.
- Exige, pero ayuda.
- No hagas lo que puede hacer sola.
- Enséñale a ser crítica con los medios de comunicación.
- Mantén la estructura familiar.
- No le involucres en problemas que no le competen.
También será fundamental la detección temprana en caso de padecerse. Por ello, los profesionales piden atención a los principales síntomas, como son cambios en el comportamiento, la alimentación, el ejercicio y el peso.
Cuanto antes se detecte el TCA, antes se le podrá poner solución y los daños serán menores.