Mujer comiendo pan

Mujer comiendo pan iStock

Salud y Bienestar

Esta es la forma correcta de comer pan en el día a día, según la experta en nutrición Cristina Barrous

La experta nos explica la manera ideal de consumir este alimento en nuestra dieta diaria.

15 junio, 2023 03:00

Nuestra sociedad no concibe una comida sin pan. Parece que es esa muletilla que nos ayuda a empujar, a saciar y que sin él, las comidas no serías lo mismo. Pero, ¿por qué lo necesitamos tanto? ¿Qué alternativas tenemos?

¿Cómo afecta lo que comemos a nuestra salud mental? Las claves de la experta en nutrición

Vaya por delante que soy la primera que amo el pan. Pero eso no me hace comerme cualquier pan.

El pan desplaza nutrientes, lo que significa es que mientras como pan estoy dejando de ingerir ciertos nutrientes que deberían tener más protagonismo en mi dieta.

En líneas generales, los hidratos de carbono (nutriente principal del pan) deberían formar alrededor de un 25% de lo que comemos en nuestro día a día. Es decir, que si juntamos en un plato todo lo que comemos en 24 horas, los tubérculos y los cereales tienen que ocupar un cuarto.

Puede que estés pensando que es poca cantidad. Siento traer malas noticias, pero sí, es poco para lo que estamos acostumbrados y para la forma en la que comemos en el día a día de nuestra sociedad. 

Por eso decimos que el pan hace “bullying” a otros nutrientes y grupos de alimentos necesarios, porque mientras estoy comiendo pan dejo de ingerir verduras, frutas y proteínas fundamentales en mi día a día.

El comer hidratos “de más” no tiene como única consecuencia coger más peso y  acumular más grasa, sino que nos empuja a tener un metabolismo más lento y nos acerca a enfermedades como la diabetes y la hipertensión.

Una vez aclarado el tema de por qué no debemos comer “mucho” pan (por favor, cojamos con pinzas los conceptos de “mucho” y “poco” en nutrición), aclaremos cuál es el mejor tipo de pan. 

El pan ideal

Al igual que explicaba la importancia de mantener una proporción equilibrada de nutrientes en nuestra dieta, es fundamental saber que nuestra salud no depende solo de la cantidad sino de la variedad.

Nuestro cuerpo está diseñado para ingerir unos 300 alimentos distintos al mes, y nos solemos limitar a máximo 30. Aquí perdemos nutrientes, proteínas, minerales y miles de sustancias maravillosas para nuestro organismo.

De hecho, se ha demostrado como la salud intestinal de las personas que consumen una buena variedad de alimentos es infinitamente mejor que la de los que no.

El comer mucho pan hace que comamos menos variedad de alimentos y, por lo tanto, empobrecen nuestra nutrición y nuestra salud.

La mitad de los hidratos que consumimos deberían proceder de cereales, pero la otra mitad de tubérculos. Lo sé, no te salen las cuentas por ningún lado.

Por último, y siguiendo con las malas noticias, el trigo no es tu amigo. El trigo se ha convertido en uno de esos alimentos a reducir en general. Ojo, no el gluten. El trigo.

Es un cereal con una sustancia (gliadina) muy difícil de digerir en nuestro intestino y que, por lo tanto, produce inflamación. Todo tiene que ver con el abuso en el cultivo que se ha hecho de este cereal, las exigencias de la producción y en consecuencia las alteraciones a las que se ha sometido a la semilla. Nuestro cuerpo no tiene tiempo para adaptarse a tanto cambio genético y tiene grandes problemas para digerirlo correctamente.

¿Cuánto pan deberíamos consumir en nuestro día a día?

Poco, muy poco. Un trocito de pan en el desayuno debería bastar para quitarnos ese “gusanillo”.

¿Qué pan debería comer?

Un pan que no tenga trigo. Te recomiendo pan de espelta o de trigo sarraceno. Recuerda que no estamos buscando quitar el gluten, solo reducir el trigo.

Entonces, ¿no puedo tomar trigo nunca más?

No, no debes eliminar ningún alimento sin que esté pautado por un profesional. Pero te recomiendo limitar el trigo a momentos concretos donde la calidad y el disfrute esté por encima de hacerlo “perfecto”.

A la hora de comer pan, recuerda siempre que puedas elegir un pan de fermentación prolongada y levadura madre, así conseguirás siempre un pan con mayor densidad nutricional (más nutrientes en menos espacio) y más fácil de digerir.