Si sientes que te levantas con la tripa hinchada puede estar relacionado con tu cena del día anterior. La última comida del día condiciona influye de forma directa sobre nuestro sueño y nuestro cuerpo. De hecho, un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Harvard, publicado el 4 de octubre de 2022 en la revista científica Cell Metabolism, confirmó que la hora de la cena tenía una influencia sobre el peso.
En este sentido, la cena ha de ser más ligera que la comida. Una cena demasiado grasa puede provocar un malestar digestivo, por ende, una sensación de desbordamiento, hinchazón y flatulencia, eructos e incluso náuseas.
Además, la cena precede las horas de sueño, un momento en el que el cuerpo está en descanso y no necesita tanta energía. ¿Pero qué alimentos son recomendables para la última comida del día? Los repasamos.
¿Qué ceno?
Tu cena debe incluir 50 gramos de proteínas y verduras. El pescado, el marisco y la carne blanca son buenas opciones. Más ligeras y menos calóricas que la carne roja, son claves para la última comida del día. A ellas, puedes sumar verduras, preferiblemente cocidas o preparadas en sopa, para favorecer la digestión y evitar, de paso, la sensación de tripa hinchada.
Puedes completar tu cena con un lácteo, a ser posible, un yogur natural o queso fresco sin grasas, o una pieza de fruta. La ventaja de esta última es el sabor dulce, que permite limitar la tentación de picar un alimento más calórico. Finalmente, no dudes en optar por un té de efecto drenante y detox antes de acostarte para purificar el organismo y favorecer un despertar con la tripa plana.
En resumen, la clave sería "recortar los carbohidratos simples y priorizar proteínas y carbohidratos complejos (vegetales, avena, arroz integral…), bajar la ingesta de pan, beber mucha agua, consumir fibra soluble como avena, o nueces", recuerda Sara Álvarez, cofundadora y creadora de la metodología RETO 48.
Ten en cuenta que no solo influye la composición de tu cena, sino la forma de absorberla: "la peor costumbre a la hora de comer es no prestar atención a las señales de hambre y saciedad del cuerpo. Para adoptar hábitos alimenticios más saludables, es importante comer despacio y disfrutar de los alimentos, elegir alimentos nutritivos y variados", recuerda Leyre López-Iranzu, nutricionista de Clínica FEMM.
El ejercicio, también clave
Sara Álvarez explica que no solo influye la dieta a la hora de conseguir un abdomen plano. Por las mañanas, no dudes en seguir una rutina rodada, que incluya abdominales: "hay que tener en cuenta que casi todos los ejercicios que se realizan con otras partes del cuerpo los activan aunque sea de forma secundaria.
Por ese motivo, es suficiente con dedicar 2 o 3 días de entrenamiento de abdominales específico, a la semana, haciendo un circuito de 45 segundos por ejercicio, descansando 20 segundos, y repitiendo de 3 a 5 rondas cada uno. Todo depende, claro, de nuestros objetivos y de las rondas que hagamos", explica la experta.
El ejercicio aeróbico también puede ser útil para conseguir una tripa más plana: "el ejercicio aeróbico también mejora la salud del corazón y la salud en general, y según algunas investigaciones recientes, le postula como el mejor método para ayudar a perder la grasa abdominal.
Al hacer ejercicios de cardio, como caminar a un buen ritmo, trotar ligero, correr, o hacer alguna clase de HIIT, se puede reducir la grasa abdominal, especialmente la que se encuentra cerca de los órganos internos, que es la grasa más peligrosa", concluye Sara Álvarez.