La Navidad es esa época en la que terminamos por decir "ya me pondré a dieta cuando pasen las fiestas", porque das por hecho que todos los kilos que habías perdido los vas a recuperar.

Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, las propias cenas de empresas o entre amigos nos hacen buscar ese hueco en la tripa que pensamos que no tenemos o el cual, después de tanta comida, ha terminado por cerrarse.

Es fundamental en esta época ser conscientes de lo que comemos para que nuestro cuerpo tenga energía al día siguiente. El aparato digestivo es nuestro segundo cerebro, si cuidamos nuestra alimentación, estamos cuidando todo nuestro organismo, incluido nuestro estado de ánimo.

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Si lo que quieres es evitar posibles malas digestiones, estreñimientos, apartar los platos, gases o reflujos, es crucial encontrar un punto intermedio entre disfrutar y comer conscientemente.

Lo cierto es que la nutrición hoy en día está mucho más alejada de las prohibiciones que antiguamente, donde dábamos por hecho que comer saludable y hacer dieta estaba únicamente ligado a dejar de comer o solo alimentarse de verduras.

Todos queremos disfrutar de estas cenas o comidas navideñas, con lo que siguiendo un par de consejos podrás hacerlo de la mejor manera posible. Y además, lo agradecerá tu cuerpo y tu mente.

Escucha a tu cuerpo

La gran mayoría de las veces —y que, además, marcan una importante inflexión— comemos por inercia, por ansiedad o, incluso, por aburrimiento. Ciertamente, nuestro cuerpo nos dice cuándo tenemos hambre y cuando nos va a sentar bien la comida.

Si, por el contrario, hacemos caso omiso a nuestro organismo, comemos cuando no tenemos nada mejor que hacer o seguimos comiendo cuando estamos llenos, nos vamos a sentir muy mal después.

Pero también, si buscamos esos pequeños 'atajos' de no desayunar o comer menos los días que tenemos cena especial, llegaremos al lugar con más hambre del habitual y nos hará sobrepasar los límites. 

Los antojos son buenos siempre que los tomemos con conocimiento y siempre que nos apetezca hacerlo. Escuchemos a nuestro cuerpo e intentemos darle aquello que nos pide, a la hora de comer, pero también a la hora de dejar de hacerlo.

Adiós a la culpabilidad

Ligado a lo anterior también entra el cómo nos sentimos nosotros mismos comiendo aquello que tenemos delante. Lo cierto es que nuestro estado de ánimo puede influir en una indigestión, malestar o como nos sienta la comida.

La culpa que sienten muchas personas en estas festividades puede influir en su malestar de después. Intenta siempre comer aquello que te apetezca, pero también, intenta hacerlo alejada de estrés o tensión, entre otros.

La moderación como clave

Todos hemos notado alguna vez lo mal que nos sentimos cuando hemos comido mucho. Debemos ser conscientes de las cantidades que tomamos y recordando siempre cuál es nuestro límite.

Las prohibiciones, como hemos adelantado, no son buenas porque hace que si podemos comer ese alimento, lo hagamos con más ansia. Si quieres comer ese alimento que es tu perdición, puedes seguir el truco de prepararte un plato pequeño.

Mastica despacio y disfruta poquito a poco

Aunque a muchos de nosotros nos desespere tener que esperar a que las personas terminen su plato, lo cierto es que ellas seguramente después se sientan mucho mejor.

Si comemos despacio no solo disfrutaremos más de la comida, sino que tendremos menos molestias digestivas, tendremos más consciencia y decisión a la hora de detectar si estamos llenos y los alimentos llegarán al estómago más triturados.

La bebida es fundamental

Aunque parezca que no, el elegir bien la bebida con la que comemos es crucial para comer más o menos. Si alguna vez has cambiado tu Coca-cola por un vaso de agua o una bebida sin gas, sabrás de lo que te hablamos.

En estas festividades, es inevitable no caer en las copas de vino con casera, pero si eres consciente de que vas a tomar cantidades generosas de azúcar, en la cena evita todos esos refrescos en medida de lo posible.

Además, si bebes vino o similares, es fundamental que siempre tomes agua entre medias, para conservar la hidratación que te quita ese tipo de bebidas. 

Y si eres de los que toma mucho café, si quieres sentirte bien estas fiestas, también es recomendable cambiarlo por una infusión, que no solo será más saludable, sino que ayudará con el proceso digestivo.

Probióticos sanadores

Si hablamos de mejorar nuestra digestión y sabemos que somos personas que no respetan —aunque deberían— los límites, los probióticos son la mejor solución.

Estas pastillas nos ayudarán a mejorar nuestra salud digestiva y restaurar el equilibrio de nuestra microbiota intestinal. En estos casos lo mejor es acudir a un especialista que te recete aquellos que crea convenientes.