Existen muchas diferencias entre hombres y mujeres a nivel anatómico, biológico, químico, emocional... Algunas de ellas son más que evidentes, otras pasan más desaparecidas aunque tienen su razón y su importancia en el funcionamiento vital. Por ejemplo, el corazón femenino es más pequeño que el masculino, pero late más deprisa. Tienen más agudeza visual y olfativa, una mayor flexibilidad y más receptores nerviosos.
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Además, ¿sabías que ellas parpadean casi el doble que ellos? No se trata de una mera cuestión de coquetería, aunque el aleteo de las pestañas es considerado como una forma de comunicar una emoción a través de la mirada. ¡Cuántas veces hemos visto en el cine o los dibujos animados el pestañeo convertido en una señal de interés amoroso! Sin embargo, la realidad es que existe una razón científica que confirma esta peculiaridad y que tiene que ver con sus hormonas.
Los números hablan por sí solos, los hombres parpadean alrededor de 15.000 veces al día mientras que las mujeres duplican esta cifra y pueden llegar a hacerlo más de 30.000 veces. Quizá nunca te hayas fijado porque se trata de un movimiento mecánico y tan habitual que nos resulta prácticamente imperceptible.
La razón la encontramos en los niveles de estrógenos, que son más altos en las mujeres. Esta hormona que es la responsable del correcto trabajo del ciclo menstrual y de desarrollar a la mujer durante el proceso de la pubertad, también produce la grasa corporal que delimita el cuerpo femenino y fabrica lubricantes, como las lágrimas. Por tanto, ellas producen más secreciones oculares y el parpadeo ayuda a equilibrarlas. De ahí que abran y cierren los ojos con mayor frecuencia de manera involuntaria.
Por medio del parpadeo se eliminan las partículas de polvo y se esparcen líquidos lubricantes por todo el globo ocular. Esto evita la sequedad de la zona. Como dato curioso destacar que no somos conscientes de esas milésimas de segundo de oscuridad en cada pestañeo, porque el cerebro humano lo ignora provocando una sensación de total normalidad.
Otra de las funciones que tiene el parpadeo, según un estudio de la Universidad de California en Berkeley, es reposicionar los ojos para que la vista siga enfocada. "Nuestros músculos oculares son lentos e imprecisos, por lo que el cerebro necesita adaptar constantemente sus señales de motor para asegurarse de que nuestros ojos están apuntando hacia donde se supone que deben. El estudio sugiere que el cerebro calibra la diferencia en lo que vemos antes y después de un parpadeo, y ordena a los músculos del ojo para hacer las correcciones necesarias", explica Gerrit Maus, uno de los autores de la citada investigación.
Pero tampoco hay que olvidar el parpadeo como arma de seducción o al menos de comunicación. Un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Psicolingüística de los Países Bajos, ha comprobado que, al pestañear, los seres humanos envían una respuesta a la persona con la que interactúan. "Nuestros hallazgos muestran que uno de los movimientos humanos más sutiles, el parpadeo de los ojos, parece tener un efecto sorprendente en la coordinación de la interacción humana cotidiana", asegura el especialista Paul Hömke.
Las personas perciben inconscientemente el pestañeo como una señal de comunicación y modifican su discurso en función de su interpretación del gesto. "Aparentemente, el parpadeo de más duración transmite que la persona ha entendido lo que se le cuenta. De esta forma, cuando el hablante ve ese pestañeo, no siente la necesidad de aclarar sus respuestas o de articular un mensaje más elaborado, por lo que seguirá respondiendo de manera breve", se asegura en el estudio.