En un solo centímetro cuadrado de piel tenemos más de 5.000 receptores sensitivos, pero en el 'punto de la felicidad' femenino, el clítoris, la cifra puede llegar a duplicarse. Este pequeño órgano ha sido objeto de debates y estudios a lo largo de las últimas décadas, pero, pese a la fascinación por su estructura anatómica y sus aportes al bienestar sexual femenino, la ciencia ha tardado años en determinar el número de terminaciones nerviosas que dan lugar a esa sensación. 

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En noviembre del año pasado, una investigación publicada en IFL Science cifró las terminaciones que se concentran en él. "Es sorprendente pensar que más de 10.000 fibras nerviosas se concentran en algo tan pequeño como el clítoris", explicó el autor del estudio, Blair Peters. Al presentar los hallazgos del equipo en una conferencia, Peters explicó cómo el número real de nervios dentro del clítoris supera con creces las estimaciones anteriores, que rondaban las 8.000 terminaciones.

En lo que al placer respecta, el clítoris tiene un diseño envidiable. Aunque ha sido históricamente comparado con el pene por compartir origen y similitudes anatómicas, lo cierto es que supera con crecer la capacidad erógena del miembro masculino: este tiene entre 4.000 y 6.000 fibras nerviosas, según la ciencia.

¿Dónde está y cómo funciona?

Seguro que alguna vez habrás escuchado esta pregunta. También es probable que a tu alrededor no son pocas las personas que viven sin saber cuál es exactamente la diferencia entre vagina, clítoris, vulva y útero. Todas estas anécdotas nos dicen algo y es que este pequeño pero fascinante órgano sigue siendo un misterio para mucha gente. 

En el año 2005, la uróloga australiana Helen O'Connell describió por primera vez su anatomía completa y llegó a la conclusión de que alrededor del 90% de la estructura de este órgano se encuentra dentro del cuerpo.

De este modo, lo que siempre se ha creído que es el clítoris en realidad solo es el equivalente al glande y se sitúa donde se unen los labios menores, escondido bajo una especie de capuchón. El resto del clítoris es un órgano interno que se extiende, por debajo de la piel, del hueco público a la zona de los bulbos del clítoris, situados detrás de las paredes vaginales.

Con respecto a su aspecto, el clítoris es evidentemente distinto al pene, pero también lo es en sus funciones aunque comparta algunas características con él. El órgano femenino tiene un tamaño promedio de 10 centímetros, y, al igual que su homólogo, el tejido que lo conforma es esponjoso y puede crecer por la excitación.

El pene tiene una doble función, ya que se involucra en el proceso de reproducción sexual y en el sistema urinario. Del clítoris se ha dicho siempre que su única función es otorgar placer, y es cierto. Sin embargo, una revisión publicada en 2019 en Clinical Anatomy destacó la evidencia de que este órgano es importante para la reproducción.

El estudio, conducido por el investigador Roy Levin, señalaba entonces que la estimulación del clítoris podría activar el cerebro para causar cambios en el tracto reproductivo, como una mejora en el flujo sanguíneo vaginal e incluso la posición del cuello uterino, de manera que este se encuentre en la postura idónea para favorecer la fertilización del óvulo. "El concepto cambia una creencia sexual importante y la evidencia fisiológica ahora es obvia", concluía su autor al respecto.

Al margen del debate, lo que estos estudios muestran es que cada vez hay un mayor interés por el funcionamiento de este órgano, que hoy se ha convertido en protagonista de todas las conversaciones sobre intimidad y ha impulsado en torno a él toda una industria de succionadores y otros juguetes creados para dar placer.

Con ellos, también queda obsoleto el mito de que la penetración es la mejor técnica para dar placer a la mujer. De hecho, según estadísticas de la Clínica Mayo, solo el 20% experimentan el orgasmo con esta práctica, lo que a menudo supone un motivo de frustración causado por el desconocimiento y la falta de comunicación en la pareja sobre qué es lo que nos hace disfrutar y lo que no. 

¿El mío es normal?

Tanto se ha dicho que "el clítoris es como un iceberg" —así es como lo define coloquialmente la propia Asociación Española de Ginecología y Obstetricia— que cuando la parte visible se sale de los 'cánones' afloran las inseguridades y el pudor a la hora de disfrutar con otras personas. Pero esto no debe ser en absoluto un motivo de vergüenza o alarma, ya que ni todas las vaginas ni todos los clítoris son iguales.

Algunas mujeres manifiestan tener más sensibilidad en la abertura de la vagina, pero otras no sienten apenas nada y necesitan estimulación para llegar al orgasmo. También son diferentes en el aspecto: las hay más grandes, más pequeñas, con un color más rosado u oscuro... Aunque no hay parámetros que sirvan para definir qué es normal, sí es posible padecer problemas como la clitoromegalia (que puede deberse a motivos hormonales o genéticos) o el habitual prolapso genital. Este tipo de afecciones deben atenderse en el ámbito de la ginecología y la urología. 

En estos casos, tal como ya explicó a este periódico el urólogo Andrés de Palacio, lo mejor es acudir a la consulta para recibir un diagnóstico, que variará "dependiendo de los síntomas con los que venga la paciente. Estos serán los que determinen si se hace una exploración física, un examen de suelo pélvico, una ecografía o un estudio urodinámico para ver cómo funciona la vejiga", explica. 

El especialista, en una entrevista reciente para Magas de EL ESPAÑOL, confirmaba que cada vez quedan menos tabúes en torno a la salud femenina y que lo importante siempre es ponerse en manos de un experto, sin pudor ni vergüenza, para "dar solución a problemas de salud que van más allá de la estética y pueden alterar gravemente su calidad de vida".