Hay pequeños momentos en la vida que nos otorgan la felicidad absoluta, dormir toda la noche, ver esa película que tanto tiempo llevamos esperando, hacer un pícnic con nuestros amigos o comer nuestra comida favorita. Sin embargo, a la hora de realizarlos nos limitan muchas cosas, el día que queremos dormir más nos desvelamos, tenemos que esperar a que haya descuentos en el cine, hay que coordinar a nuestro grupo de amigos y si comemos mucho, acabaremos cogiendo esos kilos que tanto nos ha costado quitarnos.
Salir a comer fuera es uno de los mayores placeres, probar platos nuevos o seguir probando ese que tanto nos gusta. Nos repetimos que deberíamos hacer dieta, decir que no a ese plan o simplemente, comer una ensalada para reducir el consumo de carbohidratos. Lo cierto es que por mucho que lo digamos, siempre acabamos pidiéndonos ese plato de pasta que tanta buena pinta tenía en la carta.
La pasta es ese manjar delicioso que, prácticamente, pocas personas pueden decir que no les gusta. Es tan versátil que se ajusta a todos los paladares y todas sus versiones están exquisitas. A pesar de su sabor, es uno de los alimentos que más fama tiene de engordar y, sobre todo, uno de los que se excluyen de todas las dietas, por lo que las personas tienden a reducir su consumo.
La dieta mediterránea tiene alimentos clave que la caracterizan, y uno de ellos es la pasta. Forma parte del menú de miles de casas españolas al menos una vez a la semana y cuesta mucho eliminarlo, no solo por su sabor, sino que es tan fácil de realizar que nos salva la vida en muchas ocasiones.
Su gran variedad nos permite no cansarnos nunca de este alimento: macarrones, espaguetis, tallarines, fettuccine, rigatoni o pasta rellena como ravioli y tortellini, que incluyen todavía más sabores y texturas, como carne, embutido, pescado, pesto, queso, setas o verduras que, además, se pueden cocinar con una infinidad de salsas.
A pesar de todas sus ventajas, mucha gente se cohíbe en su consumo. Al ser una gran fuente de carbohidratos, si comemos mucha cantidad puede interferir en nuestro deseo de bajar de peso. Para que no pase, además de comerla con moderación, las italianas tienen un truco que llevan empleando durante años para mantener su figura y seguir disfrutando de su plato mítico.
El truco para comer pasta sin engordar
Lo cierto es que la pasta tiene peor fama de lo que realmente es. De hecho, eliminar este alimento de las dietas no tiende a ser lo más adecuado y son muchos estudios los que revelan las consecuencias negativas de los regímenes bajos en carbohidratos. Sin embargo, a pesar de que no se considere un producto poco saludable, según la OCU "está lejos de ser un plato completo".
Según los nutricionistas, hay muchas maneras de comer este plato sin que interfiera en nuestro peso. Desde invertir en pasta de calidad, acompañarla de otros ingredientes como porciones de proteína animal o vegetal y, sobre todo, moderar su consumo y no abusar de raciones muy grandes. No obstante, si hay algo en lo que los italianos llevan siglos profundizando es en la cocción del alimento.
La pasta 'al dente' es mucho más saludable y engorda menos. Esta expresión se refiere al estado de cocción de la pasta que, estando cocida, ofrece cierta firmeza al ser mordida. Es cierto que a muchas personas no les gusta, puesto que esa resistencia la hace más pesada de digerir, ya que cuesta más masticarla. Esa dificultad es, entre otras cosas, lo que la hace más sana.
Cuando la pasta está poco cocida, el almidón que contiene se va desprendiendo de forma gradual y se digiere más lento. Al resultar más pesada de ingerir, la glucosa se incorpora a la sangre de forma gradual y los azúcares que contiene tienen menos repercusión en el organismo. El azúcar en sangre sube más lentamente, con lo cual, engordamos menos.
Está comprobado que los alimentos que requieren masticación se comen más despacio, pero conseguimos una sensación de saciedad que evitará antojos entre horas y picoteo de otros alimentos.
Tal y como informa la Universidad de Murcia, si queremos perder peso y reducir el índice glucémico de la pasta (cuanto más alto, mayor pico de azúcar en sangre), además de comer la pasta 'al dente' debemos dejarla un mínimo de 24 horas en la nevera. Para preparar la pasta como los italianos, lo que debemos hacer es respetar el tiempo de cocción indicado por el fabricante, que varía según la pasta, su calidad o si es fresca o seca.