¿Está cambiando realmente la visión de la soltería? Una investigación de la plataforma Bumble muestra que 4 de cada 10 (39%) mujeres ya no se centran en adherirse a los plazos e hitos tradicionales, aunque 1 de cada 5 españolas sigue sintiendo mucha presión para tener una relación y casarse.
[¿Mejor soltera que salir con alguien que comete faltas de ortografía? No eres la única]
Las mujeres, aún víctimas de ciertos estigmas culturales, sienten, sin embargo, cada vez más libertad a la hora de relacionarse. Conversamos con Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub España sobre lo que realmente conlleva estar soltera en 2024 y cómo aprovecharlo.
¿Qué significa estar soltera en 2024? ¿Ya se ha producido el cambio de paradigma sobre lo que supone?
Hasta hace muy poco, la soltería femenina estaba muy mal vista (y todavía hoy podemos oír esas frases de "se te va a pasar el arroz"). Las mujeres hemos sido más educadas que nadie en esos ideales del amor romántico, según los cuales somos medias naranjas incompletas esperando a que llegue el "amor de su vida".
La pareja y el matrimonio han sido durante muchos siglos una cárcel afectiva para nosotras, obligadas a ejercer la tarea de cuidados no sólo hacia los hijos e hijas sino también hacia los maridos. Todavía hoy esos cuidados son ejercidos en mucha mayor proporción por las mujeres, a pesar de que trabajamos formalmente la misma cantidad de horas diarias que los hombres.
En cualquier caso, ha habido un cambio de paradigma en la deconstrucción de esos los antiguos ideales monógamos que nos imponían que la única forma de vivir era en pareja y con hijos.
En la actualidad, estas ideas ya no son tan imperantes y entendemos que muchos estilos de vida son válidos: desde el casarse y tener hijos, pasando por las parejas LAT (Living-Apart-Together), las relaciones abiertas, hasta la soltería elegida. En España se han duplicado las personas registradas como solteras en los últimos 20 años, según el INE.
¿Cómo optimizar la sexualidad en solitario?
Indudablemente, debemos tomar conciencia que la responsabilidad del placer es de una misma y no hace falta que haya una pareja de por medio para disfrutar de nuestra sexualidad. De hecho, aunque tengamos pareja, el placer es responsabilidad de una misma. Da igual si estés soltera o en pareja, masturbarte es más que recomendable no sólo para disfrutar de tu sexualidad, sino para conocerte a ti misma (y, con esto, saber comunicar qué quieres y qué necesitas para gozar).
El problema es que, si antes la importancia del orgasmo y los placeres de las mujeres era nula, en la actualidad parece que es "responsabilidad" del hombre en relaciones heterosexuales. Hay una frase que dijo Gregorio Marañón (uno de los primeros sexólogos) y que todavía cala en nuestra cultura: "no hay mujer frígida, sino hombre inexperto". ¡Parece que ya ni dueñas somos de nuestro placer!
Por ejemplo, en una encuesta a mujeres españolas de entre 18 y 25 años la práctica más habitual era la penetración vaginal (74,6 %), por encima, incluso, de la autoestimulación (66,5 %). Vamos, que es más probable que una chica joven tenga sexo penetrativo con otro hombre a que se toque ella misma. ¡Por eso es importante reivindicar el autoplacer!
¿A qué nos arriesgamos si no prestamos atención a renovar nuestra vida sexual?
En términos generales, se corre el peligro de que haya una disminución en el deseo o curiosidad sexual al caer en la monotonía. Por ejemplo, muchas personas que reprimen sus fantasías por considerarlas inapropiadas y no las exploran plenamente o no las comparten, pueden terminar por desarrollar aversión hacia su sexualidad, ya que la normatividad puede percibirse como una imposición.
Lo mismo sucede con la monotonía sexual, que nos hace caer en la pereza sexual y perderle ganas. Esto suele llevar aparejados problemas de pareja porque esa asincronía en el deseo (uno tiene más ganas que el otro), esa falta de contacto físico, esa mala comunicación… se acaban extrapolando a otras áreas de la relación. Me gustaría, igualmente, aclarar que este mensaje no debe transmitirse desde la presión de "debería ser más" porque sólo genera insatisfacción y sensación de insuficiencia.
Constantemente leemos artículos con el titular: "Lo que tienes que hacer si quieres vivir tu sexualidad positivamente". Hemos capitalizado la sexualidad y, en ocasiones, en vez de vivirla más libre la vivimos con presión para tener mucha cantidad de encuentros, vivir aventuras poquísimas, probar todos los juguetes habidos y por haber y performar en la cama como estrellas porno. En vez de sentirnos más libres para crear nuestra propia erótica y construir sexualidades más positivas, tenemos más estándares inalcanzables e impuestos sobre lo que debería ser el buen sexo.