Uno de los objetivos del feminismo es acabar con los techos de cristal, una barrera invisible que impide el ascenso femenino a las estructuras de poder de las corporaciones españolas que la presidenta de la Asociación Española de Ejecutiv@s y Consejer@s, Cristina Sancho, atribuye a "una profunda raíz sociocultural".
El psicólogo estadounidense Gay Hendricks habla en su libro The Big Leap del 'límite superior', regulado por un mecanismo interno que funciona de una manera similar a un termostato, y que se encarga de mantener nuestro nivel de felicidad, abundancia y bienestar hasta cierto punto.
Este funcionamiento impide que las personas puedan aumentar su bienestar, ganar más dinero, conseguir una mejor pareja o ser más felices. Genera inquietud cuando el nivel empieza a subir y salta cuando está alto; nos boicotea llevándonos a los estados habituales o a nuestra zona de confort.
De la mano de esto que Hendricks llama 'límite superior', aparece el síndrome del límite máximo, similar a un techo de cristal pero que, en este caso, es autoimpuesto. Un trastorno que toma el control y "establece lo que es posible o imposible para una persona en todas las áreas de su vida", asegura Virginia Hidalgo, coach ejecutiva y empresarial.
¿Qué es síndrome del límite máximo?
La también consultora estratégica y formadora de marketing y ventas, explica que actúa como "una barrera autoimpuesta que implica que en el momento en el que se llega a los límites de felicidad permitida, suene una alarma del 'yo interno' y se produzca el autosabotaje para regresar a un estado de 'crecimiento permitido'".
Hidalgo cuenta que "todas hemos coqueteado alguna vez con este síndrome". Un techo de cristal que no permite crecer porque boicotea cualquier intento. "Aparece cuando llegas a la plenitud en una de las áreas de tu vida y empiezas a tener pensamientos anticipatorios que hacen que sufras", describe.
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Un sentimiento para muchas mujeres familiar de que algo es "demasiado bueno para ser cierto" o la duda de "a ver cuánto dura". Ese pensamiento cuando se consigue que ocurra algo extraordinario tras mucho esfuerzo de "¡es imposible que esto me esté pasando a mí!".
Cómo detectar el síndrome del límite máximo
La experta en estrategia empresarial enumera los patrones que denotan el síndrome del límite máximo:
- No te sientes suficiente: crees que no eres buena en un campo concreto o incluso que no vales para ello. Se da cuando consideras que nunca vas a conseguir algo por el tipo de persona que eres o por tus orígenes. Te dices a ti misma "quién soy yo para lograr esto".
- Miedo a brillar: sientes que tienes temor a sobresalir o eclipsar a los demás. Ocurre desde que somos niños cuando te da cosa levantar la mano o exponer en clase, aunque sepas que tienes una respuesta brillante.
Esto nos acompaña en la edad adulta con creencias como "Bueno, yo no puedo conseguirlo porque no tengo una carrera, o probablemente a mí no me subirán el salario, ya que llevo muy poco tiempo en la empresa". - Traición al clan familiar: es el miedo a ser diferente, "la oveja negra de la familia". No quieres ser diferente a tu familia, sentirte culpable o un lastre de no merecimiento. ¿Quién soy yo para disfrutar de esto? Sentimos culpa de estar traicionando algo o a alguien o si somos felices, exitosas y ambiciosas.
¿Por qué afecta más a las mujeres?
Este síndrome afecta más a las mujeres por una cuestión cultural. Durante muchos años, "a las mujeres se nos han colgado unos estándares de lo que es una 'buena mujer': una excelente esposa que se ocupa de su hogar y una madre que solo está por y para sus hijos", explica Virginia Hidalgo.
Y, continua, la mujer "no es la que provee en casa, sino la que cuida y busca sentirse protegida. En el momento en el que eres una mujer exitosa, que destacas por encima de tu pareja, empiezan los reproches familiares".
7 pasos para superar el síndrome del límite máximo
Por último, Virginia Hidalgo da las claves para superarlo y atraer así lo que se desee:
- Elimina la preocupación: tener pensamientos anticipatorios ansiosos sobre todo lo malo que es posible que ocurra es una red flag del síndrome límite máximo. Trata de ocuparte, de no preocuparte si puedes hacer algo al respecto y si no depende de ti, aprende a soltar.
- Evita los reproches y las críticas: es muy importante prestar atención a las personas que te rodean. Aun así, las de estas no son las peores críticas, sino aquellas que te haces a ti misma. Recuerda tener en cuenta cómo te hablas todos los días y evita usar frases negativas del tipo "¡Qué tonta soy!" o "¡Qué suerte he tenido!".
- No restes importancia a tus logros: trabaja los elogios y reconocimientos. Si cada vez que haces algo bien o tienes éxito gracias a tu esfuerzo y no te recompensas, te estás diciendo todos los días que no eres válida o que no te lo mereces. Celebra cada avance por pequeño que sea y cuando alguien te elogie, cambia el típico "no es nada" por "gracias".
[Síndrome del momento perfecto: el trastorno por el uso de redes sociales más común en España] - No adquieras el rol de víctima: siempre que lo hagas estás cediendo tu valor. No tires balones fuera y coge las riendas de tu vida e intenta evitar ser una Drama Queen.
- No obligues a tu cuerpo a ponerse enfermo como escapatoria: lo hacemos para limitarnos. Cuando se acerca un evento importante o va a ocurrir algo que tiene que ver con nuestro éxito, tenemos tendencia a ponernos malas.
Normalmente, esto pasa porque nos aterra conseguirlo, pues supone destacar o diferenciarnos del clan, y gastamos más energía al salir de la zona de confort. - No te mientas: no pidas perdón por dar tu opinión ni intentes agradar por no llamar la atención. Deja de decirte que eres feliz si no es así y que ya está todo bien.
- Mente abierta: para poder avanzar es necesario escuchar y analizar las cosas que tienes a tu alrededor con el fin de saber cómo te hacen sentir. Si no estás consiguiendo lo que quieres, hay que pararse a pensar porque es así.