El estrés y la ansiedad son dos de los principales trastornos neurológicos de mayor incidencia en Europa, superando el 20%, según nos recuerdan los expertos de Clínicas Barber. Además de tener efectos directos sobre nuestro estado de ánimo y bienestar, también influyen de forma notable en nuestra piel, el órgano más grande nuestro cuerpo.
"Cuando nos desestabilizamos, nuestra piel también puede experimentar desequilibrios. Nuestro estrés y nuestra infelicidad se manifiestan en la piel", explica Jerónimo Ors, farmacéutico y director de la firma de cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors.
¿Pero cómo se explica? ¿A qué se debe? ¿Cómo combatirlo y conseguir que sus efectos no se noten en nuestra piel? Descúbrelo en palabras de expertos.
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La importancia del cortisol
Según Ana Sacristán Palos, directora de formación de la firma fitocosmética Vagheggi España, "está demostrado que el estrés aumenta significativamente la regulación del nivel de cortisol, y esto tiene una relación directa con la piel, lo que produce importantes efectos sobre la homeostasis, la hidratación, la inflamación y el mantenimiento de esta en buenas condiciones".
Además, añade que "los altos niveles de cortisol que se producen cuando nuestro cuerpo se encuentra en un estado de alerta como el que provoca el estrés reducen la lipólisis, facilitando la acumulación de grasa y retención de líquidos".
Asimismo, la facialista y cosmetóloga Esther Moreno, de EM Studio, nos explica que "el desequilibrio en los niveles de cortisol que provoca el estrés puede acelerar signos de envejecimiento prematuro en la piel, pérdida de elasticidad, sequedad y aparición de arrugas".
Por otro lado, Gema Cabañero, directora de I+D+i de la firma nutricosmética 180 The Concept, pone el foco en la salud: "el cortisol se encarga de inhibir el sistema inmunológico para reservar energías y provoca también un aumento de la histamina".
Por ello con el estrés se es más propenso a sufrir alergias y algunas infecciones como el herpes. Unos niveles elevados y sostenidos de cortisol hacen que esa continua activación lleve a un cansancio crónico y provoque desajustes corporales.
¿Cómo gestionarlo?
Existen diversas formas de regular esta hormona, muchas de las cuales están vinculadas a adoptar un estilo de vida saludable. El sueño, tener un estado interno de tranquilidad y adoptar una alimentación equilibrada y saludable, pueden ayudar positivamente a la regulación de los niveles de cortisol.
En lo que respecta a una buena alimentación, la experta Salena Sainz, farmacéutica, dietista nutricionista y fundadora de Naturae Nutrición, argumenta que es importante saber que "no hay que hacer dietas restrictivas, pero sí incluir ingredientes que puedan ayudarnos a reducir el estrés y ansiedad".
Añade que "para ello, es esencial que consumamos omega-3, que podemos encontrar en los pescados azules. Del mismo modo, también puede combatir el estrés consumir cítricos, fresas o kiwis, con un alto contenido en vitamina C, vitamina reconocida por su capacidad para regular la producción de cortisol".
En todo caso, tal y como recuerda Jerónimo Ors, "una piel equilibrada, sana y armónica no solo mejora nuestra apariencia externa, sino que también contribuye a nuestro bienestar emocional".