A la hora de adelgazar, es cierto que la alimentación y el ejercicio son fundamentales. Mientras que el primero es relevante de cara a perder grasa y ganar energía, el ejercicio nos ayuda a sentirnos bien, no solo físicamente para desarrollar músculo y favorecer el proceso, sino también mental, emocional y socialmente.
Una vida saludable no se concibe si olvidamos estos dos aspectos; sin embargo, los expertos llevan años profundizando en que podemos ir un paso más allá y que en la pirámide existen más escalones que tendemos a olvidar, como la hidratación o, simplemente, el descanso.
Llevamos toda la vida que pensando que dormir es únicamente un placer que nos permite tener energía para el día, pero es mucho más. Cuando priorizamos un buen descanso, nuestro cuerpo se recupera y reinicia: la memoria mejora, el sistema inmune se fortalece, la presión sanguínea baja, la inflamación en el cuerpo se reduce y es uno de los grandes secretos para adelgazar con salud.
Descansar para acelerar el metabolismo
Para entender cómo el descanso es capaz de ayudarnos a adelgazar es fundamental saber qué es el metabolismo. En términos simples, se trata del proceso interno mediante el cual nuestro cuerpo gasta energía y quema calorías, por lo que cuando es más rápido, somos capaces de perder peso a esa velocidad.
Este proceso funciona las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para mantener nuestro cuerpo en movimiento, incluso cuando estamos descansando o durmiendo, al convertir los alimentos y nutrientes que consumimos en una energía que nuestro organismo necesita para múltiples funciones como hacer circular la sangre, crecer, respirar o reparar células. En resumen, sobrevivir.
Durante muchos años, hemos entendido que podemos acelerar el metabolismo con la alimentación y el ejercicio, incluso que es genética. Aunque todo esto sea cierto, los últimos estudios del médico y profesor de la Universidad de Harvard, Chih-Hao Lee, han descubierto que un descanso adecuado también tiene mucho que aportar en este proceso.
Las conclusiones del estudio de Lee son apoyadas por otros expertos, como Charlene Gamaldo, directora médica de la Universidad Johns Hopkins. En la investigación afirman cómo el sueño es un momento de reparación para el cuerpo, en el que se equilibra el metabolismo. Un proceso especialmente beneficioso a partir de los 50 años, cuando se hace más complicado conciliar el sueño.
España es uno de los países en Europa donde peor se duerme. Más de la mitad de los españoles se despierta con la sensación de no haber descansado y de media, se duerme alrededor de 7 horas diarias, unos 40 minutos menos que nuestros vecinos europeos.
El sueño es como la nutrición del cerebro. La mayoría de las personas necesitan entre 7 y 9 horas cada noche para conseguir que su cuerpo funcione correctamente. En el momento en el que no se cumplen, comienza a seguir una serie de hábitos que perjudica a nuestra pérdida de peso, como comer con ansiedad.
La falta de sueño interfiere con los niveles de las hormonas que regulan el apetito, leptina y grelina. Las investigaciones muestran que cuanto menos duerme una persona, más hambre siente. Un estudio encontró que aquellos que dormían de 4 a 6 horas por noche tenían índices de masa corporal (IMC) más altos que aquellos que dormían de 7 a 9 horas por noche.
Cuando estamos demasiado cansados, los centros de recompensa de nuestro cerebro se aceleran en busca de algo que nos haga sentir bien. Cuando estamos descansados, los expertos indican que podemos "aplastar" esos antojos; sin embargo, cuando nuestro cerebro está privado de sueño, se hace más fácil que acepte a dulces y refrescos.
La falta de sueño nos deja "metabólicamente aturdidos", dicen investigadores de la Universidad de Chicago. En solo cuatro días de descanso insuficiente comienza a fallar la capacidad de nuestro cuerpo para procesar la insulina, una hormona necesaria para convertir el azúcar, los almidones y otros alimentos en energía.
En el momento en el que nuestro cuerpo no responde adecuadamente a la insulina, los carbohidratos no cumplen su función, por lo que se acumulan en el organismo en forma de grasa.
Las investigaciones muestran que la privación del sueño y los trastornos del sueño pueden tener profundas implicaciones metabólicas y cardiovasculares. De hecho, está relacionado con una serie de enfermedades e, incluso, con el envejecimiento prematuro de la piel: aparición de arrugas y disminución de la firmeza.
Consejos para mejorar el descanso
Los expertos de Mayo Clinic explican que son muchos los factores que pueden interferir en una noche de sueño. Nuestro cerebro está constantemente en funcionamiento y cuando llega el momento de irnos a dormir, parece que es su mejor momento: pensamos en el pasado, el trabajo, relaciones amorosas o amistosas.
Para intentar mejorar esta calidad y cantidad de descanso, los profesionales sugieren varias opciones, la primera, seguir un horario de sueño. El hecho de acostarnos y despertarnos a la misma hora siempre —incluso los findes de semana— consigue que nuestro ciclo de sueño se equilibre.
Añadido a ello, el ambiente en el que dormimos también influye. Los profesionales proponen "mantener la habitación fresca, oscura y silenciosa", así como evitar las pantallas antes de dormir o evitar ese tipo de cosas que puedan molestarnos, como la luz o sonidos.
Por muy valoradas que sean las siestas en España, es cierto que cuando abusamos de ella puede perjudicar nuestro sueño nocturno. Es por ello que los expertos recomiendan limitar este pequeño descanso a menos de una hora.