Hay alimentos cuyo consumo es dudoso, que no sabemos si podemos añadirlos a nuestra dieta sin miedo o, si al contrario, deberíamos limitarlos. En un mundo con miles de opciones diversas y confusas para añadir al carrito de la compra, hay pocas certezas; sin embargo, las que hay son universales, como que las frutas y verduras son "obligatorias" si buscamos una vida saludable.

No solo es algo que llevamos escuchando desde que somos pequeños, sino que expertos buscan recordarlo día tras día. La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que tanto las frutas como las verduras son alimentos fundamentales en una dieta saludable y que deben consumirse a diario, aconsejando un consumo mínimo de 400 gramos de frutas y verduras.

Y es que, si hay algo que tienen estos alimentos, es que es muy fácil añadirlos a un régimen gracias a su gran variedad y a su versatilidad. La gran mayoría de ellas ofrecen beneficios; sin embargo, hay algunas que destacan más en ciertas particularidades, como la sandía en la hidratación y cuidado de la piel.

Beneficios de la sandía

La sandía es una de las frutas más consumidas en España cuando se acerca el verano. Junto al melón, separan al mundo en dos grupos que luchan por competir cuál de ellas está más rica. Todos los supermercados se llenan de estos alimentos redondos y todos apostamos por ellos cuando buscamos refrescarnos.

Además de un sabor y poder único de quitarnos el calor, la sandía cuenta con una lista interminable de beneficios, de los que podemos destacar su poder reafirmante de la piel. Con solo 46 calorías por taza, es muy rica en nutrientes. Contiene el 15% de las necesidades diarias de vitamina C, el compuesto por excelencia encargado de producir colágeno y mejorar la textura de la piel, así como disminuir las arrugas.

Las vitaminas A, B6 y C de la sandía ayudan a que la piel se mantenga suave, tersa y flexible. Añadido a estos compuestos, en la sandía encontramos un antioxidante presente en algunas frutas y verduras de color rojo, el licopeno. Un nutriente natural que conserva sus propiedades funcionales después de ser procesado, no presenta toxicidad y posee efectos antioxidantes, antiinflamatorios y quimioterapéuticos.

El licopeno actúa para proteger las células del daño y es uno de los cosméticos antiedad por excelencia, por el que apuestan cada vez más firmas de belleza. Además de su poder estético, las investigaciones sugieren que este nutriente puede tener efectos reductores de la presión arterial y se ha demostrado que disminuye el riesgo de cáncer y diabetes como parte de un estilo de vida saludable.

Este compuesto también puede desempeñar un papel en la protección de la piel del sol, lo que hace menos probable que suframos quemaduras solares. Esto no significa que podamos saltarnos el protector solar, sino que puede ayudarnos en el proceso de neutralizar a los radicales libres para que no hagan tanto efecto.

La sandía tiene más cantidad de licopeno que cualquier otra fruta o verdura, incluso los tomates; sin embargo, si hay algo que destaca entre la composición de este alimento es el agua, ya que contiene más del 90%. Este porcentaje es muy válido para mantenernos hidratados, especialmente en verano, y obtener de ello diferentes beneficios, incluso estéticos, puesto que puede evitar la piel seca.

Sandía. Istock.

El licopeno que se encuentra en la sandía también puede reducir la inflamación y el estrés oxidativo. La inflamación crónica puede aumentar el riesgo de padecer ciertas enfermedades, y la investigación sugiere que este nutriente tiene el potencial de reducir la inflamación y evitar que las células cancerosas crezcan, lo que reduce el riesgo de padecer enfermedades. 

La vitamina C fortalece el sistema inmunológico y ayuda al cuerpo a absorber el hierro, mientras que la vitamina A es crucial para la salud de la piel y los ojos. La sandía también es rica en potasio, que reduce la presión arterial y favorece el funcionamiento de los nervios, y vitamina B6, que ayuda al cuerpo a descomponer las proteínas que consume.

Gracias a su contenido de fibra y bajo aporte calórico, la sandía puede favorecer la pérdida de peso si se incluye en una dieta equilibrada. Es una excelente aliada para perder peso y luchar contra la retención de líquidos, al ser una fruta rica en agua y baja en caloría, es perfecta para ayudar a adelgazar de forma general.

Pero no solo la sandía como tal tiene grandes beneficios, sino que sus semillas también. Esto no significa que comerlas supondrá un cambio en nuestro estilo de vida, sino que al tener grandes ventajas, como su contenido en magnesio, su producción de energía y su poder regulador de la presión arterial, no pasa nada si en vez de desecharlas las consumimos.

Precauciones y cómo consumir sandía

La sandía se considera una fruta con alto contenido de FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), lo que significa que contiene azúcares de cadena corta que algunas personas tienen problemas para digerir.

Además, la médica jefa del Hospital Clínico Municipal V.V. Vinográdov de Moscú, aconsejó consumir la sandía en cantidades reducidas a quienes padecen de diarrea, urolitiasis, ateroesclerosis o hiperplasia benigna de próstata. 

De hecho, aunque la fruta contenga grandes beneficios, también contiene azúcar, por lo que su ingesta siempre debe ser moderada. Es mejor comer sandía antes del almuerzo, unos 200 o 300 gramos al día, sin excedernos para evitar que las ventajas se conviertan en inconvenientes.