Según datos del Observatorio de la Incontinencia (ONI), se estima que más de seis millones de españoles padecen incontinencia urinaria. Una cifra que se eleva hasta los 36 millones de personas cuando hablamos de Europa. Además, son las mujeres quienes desarrollan una mayor prevalencia, llegando incluso al 50% en el caso femenino, en comparación con el 29% de los hombres. 

Una de cada tres mujeres, a partir de los 50 años, sufren incontinencia, lo que convierte a esta problemática en una condición mucho más frecuente de lo que muchos podrían imaginar. Se presenta de manera gradual según van incrementando los años: 22% en mujeres de 20-35 años, 37,8% de los 36-50 años y el 58,3% entre los 51-65 años

A pesar de las altas cifras de prevalencia, no es una causa normalizada y se considera que más del 50% de los pacientes no acuden a un profesional para recibir tratamiento. Incluso, lo que se creía 'normal', como tener pequeñas pérdidas de orina mientras ríes, toses o mantienes relaciones sexuales, es signo de la necesidad de atención médica. 

Tipos de incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina. Esta condición puede expresarse de distintas formas, desde leves pérdidas hasta situaciones más severas que afectan significativamente la vida diaria de quienes la padecen. 

El Dr. Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos y el Hospital Ruber Internacional, destaca que "es un problema grave de la sociedad y para los pacientes, dado que estigmatiza mucho". 

Son dos los tipos de incontinencia que existen, tal como nos explica Dr. Pietro Moscatiello, especialista en el Servicio de Urología en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos. 

La incontinencia de urgencia, se caracteriza por una necesidad imperante e intensa de orinar, seguida de una pérdida involuntaria de orina. Es usual en personas con vejiga hiperactiva, es decir, aquellas personas que orinan ocho o más veces al día o que sienten repentinas y fuertes necesidades de orinar de forma inmediata. 

Por otro lado, la incontinencia de esfuerzo, aquella que ocurre cuando hay una pérdida de orina debido a un esfuerzo físico como correr, saltar o, incluso, reír. Es especialmente frecuente después del parto, consecuencia de una musculatura en el suelo pélvico más dilatada y debilitada. 

Factores de riesgo

La incontinencia urinaria afecta aproximadamente al 15% de la población, sin embargo, no surge de una causa común en todos sus pacientes. Son diversos los factores que pueden incrementar el hecho de padecer esta patología. 

Según la Dra. María Gozalo, del Servicio de Ginecología y Obstetricia en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, "uno de los factores de riesgo importantes es la obesidad. A más peso, más probabilidades de padecer incontinencia urinaria". Otros factores de riesgo incluyen: 

  • Edad. A medida que las personas envejecen, el riesgo de incontinencia urinaria aumenta. Así se demuestra en las estadísticas, con un 58,3% de las mujeres entre 51-65 años sufriendo esta patología. 

  • Antecedentes familiares. La predisposición genética puede jugar un papel importante. Por lo que, si tu madre o tu abuela sufre de incontinencia, las posibilidades de que lo desarrolles en un futuro son mayores.  

  • Embarazo y parto. Durante esta etapa, existe gran presión sobre el suelo pélvico, la musculatura inferior que contiene el abdomen. Tras el parto, la musculatura queda debilitada y dilatada, incrementando sintomatologías como la pérdida de orina. 

  • Menopausia. Las pérdidas involuntarias de orina es una de las consecuencias más frecuentes con la llegada de la menopausia. Consecuencia del descenso en la secreción de estrógenos, los músculos que controlan la vejiga y la uretra se debilitan. 

Si bien es cierto que no se trata de una cuestión que afecte físicamente, sí envuelve el día a día de quienes lo padecen. Es por este motivo que el apoyo psicológico y social se vuelve un aspecto crucial en los pacientes con incontinencia urinaria.

"Es algo que les afecta mucho en su día a día. Se trata de escucharles, que se sientan apoyados y que no se sientan solos", señala Paloma Portillo, enfermera del Servicio de Urología en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos. 

Existen soluciones

El diagnóstico de la incontinencia urinaria suele involucrar una serie de evaluaciones médicas. Según el Dr. Pietro Moscatiello: "Lo primero, evidentemente, es la discusión con la persona. A posteriori, hacemos perfiles de pruebas de laboratorio, pruebas de tipo rutinario básicas como la flujometría o pruebas ecográficas". 

Respecto a los tratamientos, hay diferentes opciones. En primer lugar, los ejercicios para el suelo pélvico, como los Kegel, que ayudan a fortalecer la musculatura. "Los ejercicios de suelo pélvico se deben iniciar cuando uno tenga conciencia de ellos y continuarlos durante toda la vida", recomienda la Dra. María Gozalo. 

Hay otras alternativas, como la electroestimulación, también destinada a fortalecer los músculos del suelo pélvico, o un cambio en el estilo de vida, poniendo el objetivo de mantener un peso saludable y evitar el consumo excesivo de alcohol y cafeína

Además, en casos donde estos tratamientos no resultan suficientes, puede ser necesaria la intervención quirúrgica. Lo realizan a través de laparoscopia o asistidos por un robot, en el caso de las mujeres, y se trata de la implantación de un esfínter artificial femenino. 

Se trata de un dispositivo en el que, para hacerlo funcionar, tan solo debes sentarte en el baño y palpar el dispositivo implantado en el labio derecho. De esta manera, la vejiga se vaciará y, una vez concluido, se cerrará automáticamente.