Soy experta en longevidad y esta es la edad en que comenzamos a oler 'a persona mayor' en España
Sorprende que un aroma tan reconocible y a la vez complicado de describir, preocupe tanto a la población.
Existen olores que todos identificamos, a pesar de no tener unas características muy concretas. Hay quien los identifica como familiares y a quien no les resulta muy agradables, pero todos somos capaces de reconocerlos nada más percibirlos ligeramente. Uno de los más claros ejemplos, lo tenemos en el 'olor a gente mayor'.
Lejos de ser una característica negativa o perjudicial, este aroma es denominado en la cultura japonesa como 'kareishu', poniendo nombre así a una expresión que demuestra respeto hacia las personas de más edad y al olor tan característico que desprende. Sin embargo, ¿a qué edad comienza a ser evidente u olfativo?
La ciencia, una vez más, vuelve a tener respuesta a este hecho tan común y que, más o menos penetrante, llega a nuestras vidas. Uno de los componentes clave del 'olor a persona mayor' es la molécula 2-nonenal, que se produce en la piel a través de la oxidación de ácidos grasos. Esta molécula tiene un distintivo aroma grasiento y herbáceo, comenzando a ser detectable a partir de los 40 años, mucho antes de la vejez propiamente dicha.
La ciencia avala el 'olor a mayor'
Cada individuo tiene un aroma personal. Es muy común identificar a las personas por su olor, estando influenciado cada uno por múltiples factores como el género, la genética, hábitos determinados como fumar o beber alcohol o el exceso de sudoración. Además, también influyen problemas de salud como la diabetes, la obesidad o enfermedades renales que pueden afectar significativamente al olor corporal.
Independientemente a ello, conforme vamos envejeciendo, los cambios hormonales incrementan la producción de lípidos y agentes oxidantes en la piel, mientras que la capacidad antioxidante disminuye, resultando en una mayor peroxidación. Este proceso contribuye a la formación del 2-nonenal y, por ende, al olor característico asociado con la vejez.
La actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas cambia con la edad, afectando al olor corporal de las personas, aunque por supuesto, factores como la genética, la alimentación y la presencia de enfermedades, como hemos comentado anteriormente, también juegan un papel crucial.
Así lo aclara Consuelo Borras Blasco, catedrática de Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, además de miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG): "Los cambios en la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas, las alteraciones en la microbiota de la piel, los cambios en la composición de los lípidos, las fluctuaciones hormonales y los factores del estilo de vida contribuyen a los cambios en el olor corporal".
'Olor a mayor' sin ser mayor
Aunque ese olor tan característico que a menudo nos recuerda a la 'casa de la abuela' comienza a los 40 años, cuando esa oxidación molecular traspasa el umbral y, sin embargo, antes de esa edad, es casi imperceptible.
Es cierto que la percepción del olor corporal es muy subjetiva y varía según seas hombre o mujer y la etapa de la vida en la que nos encontremos. Las mujeres, por ejemplo, son más sensibles a los cambios de olor durante el embarazo y la lactancia, lo que facilita el cuidado y las conductas maternales. Al igual que durante la ovulación, cuando se experimentan una mayor atracción hacia ciertas parejas debido a la mayor sensibilidad al olor corporal.
Del mismo modo, tal y como la experta aclara: "Los cambios hormonales, particularmente los asociados con la menopausia y la andropausia, pueden afectar el olor corporal. La disminución de las hormonas sexuales puede influir en la producción de sudor y grasa y alterar el entorno microbiano de la piel. Por último, el pH de la piel puede cambiar con la edad, afectando el microbioma de la piel y los tipos de bacterias presentes que producen olor".
La piel no deja de ser el órgano que más nos protege de las agresiones externas, a la vez que es esencial para preservar la hemostasia del cuerpo, la defensa que el organismo activa al sufrir traumatismos. Al envejecer las células de la piel y al producirse un daño progresivo de la dermis, este afecta a su reparación, haciendo que el manto graso de la misma, no funcione de la misma manera.
A partir de los 40, una edad joven aún, la composición lipídica de la piel se altera, al igual que el fotoenvejecimiento, contribuyendo a la oxidación de estos lípidos, lo que puede alterar el olor corporal, tal y como detalla Borras Blasco.
Aunque el olor a persona mayor es una parte natural del envejecimiento, hay formas de atenuarlo a través de un mayor control de la dieta, higiene, ropa más transpirable e incluso tratamientos médicos.