La microbiota es la flora microscópica que reside en un organismo. Aunque no sea visible, su falta de cuidado conlleva numerosos riesgos para la salud. En efecto, su alteración puede propiciar la aparición de enfermedades digestivas o de carácter inmunológico.
La microbiota intestinal reúne, en efecto, todos los 'bichos' que se encuentran en el aparato digestivo. Cuidarla no es, por ende, una opción. Existen cuatro motivos de peso:
- La digestión: permite evitar estas molestias y dolores más o menos agudos, ligados a una mala asimilación de los alimentos
- La absorción de nutrientes: nuestro aparato digestivo tiene la función evidente de absorber todos los nutrientes de los alimentos y solo es posible con una microbiota en buen estado
- Una buena gestión emocional: la mayoría de neurotransmisores y hormonas que fabricamos empiezan su vida en nuestro intestino. Viene determinado por una buena microbiota.
- El sistema inmunitario: el 80 % del sistema inmunitario depende de la microbiota. Solo cuando está en buen estado, se puede mantener el sistema a raya. No solo significa no ponerse mala, sino también no tener una respuesta alérgica tan alta en primavera.
Tres trucos para cuidar tu microbiota
Puedes aplicar consejos básicos para cuidarla, en la medida de lo posible:
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No hagas muchas comidas al día. Es mejor hacer dos o tres ingestas a lo largo y asegurarse de que son completas.
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Es determinante consumir una buena cantidad de fibra. La fibra se encuentra en los prebióticos, el alimento de todos los microorganismos que tenemos en nuestro aparato digestivo. Si noto que la fibra me sienta mal, es que mi microbiota intestinal no está en buen estado. Puedes encontrarla en alimentos como la cebolla, el ajo, los plátanos, las alcachofas o la avena.
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Es también clave tomar alimentos fermentados como el kéfir, el chucrut o la kombucha. Son alimentos que de por sí tienen microorganismos, por lo que pueden favorecer la diversidad microbiana. Contribuyen a que exista más variedad de 'bichos' en el organismo. Si notas que te sientan mal, significa que tu microbiota no está en buen estado.