Los cambios experimentados por nuestro cuerpo se esperaba que aparecieran de una forma gradual y lineal. Ahora gracias a un estudio de Stanford liderado por Mychael Snyder publicado el 14 de agosto sabemos que existen drásticos cambios en nuestro cuerpo a la edad de los 44 y los 60 años.
Los investigadores liderados por el director del centro de genómica humana de Stanford Michael Snyder llegaron a esta conclusión después de haber evaluado miles de moléculas, proteínas y sus microbiomas, es decir las bacterias, virus y hongos que viven en el cuerpo humano.
El estudio se llevó a cabo en 108 personas con edades comprendidas entre los 25 y los 75 años a los que se les analizó su perfil multiómico durante 2700 dias de los cuales el 51% eran mujeres.
Este estudio reveló patrones no lineales en los marcadores del envejecimiento con una desregulación importante a la edad aproximada de los 44 años y los 60 años de edad cronológica. En palabras del propio Snyder: “ No cambiamos gradualmente con el tiempo. Existen dos periodos realmente dramáticos para el organismo, la edad que rodea los 44 años al igual que a principios de la edad de 60 años. Esto es así sin importar qué tipo de moléculas analicemos”.
44 años
Los principales cambios detectados en esta etapa alrededor de los 44 años por los investigadores se producen a nivel de las moléculas que tenían relación con la salud de la piel y los músculos. De aquí la pérdida progresiva que se produciría de masa muscular en estos periodos. A su vez identificaron cambios en las moléculas que afectan al metabolismo de sustancias como el alcohol, la cafeína y la metabolización de la grasa. Esta sería una de las explicaciones al incremento en los niveles de colesterol y a la redistribución de la grasa que se produce a estas edades.
60 años
En esta etapa los cambios detectados se produjeron a nivel de las moléculas que tenían que ver con el metabolismo de los hidratos de carbono, la integridad del sistema inmunitario y de algunos órganos como los riñones. Este sería por tanto un momento claro a nivel de riesgos en la detoxificación celular a través de los riñones.
Menopausia
Si bien en el estudio participaron un 51% de mujeres, al estudiar los datos por sexos, los investigadores no identificaron que hubiera una incidencia mayor en los cambios a nivel envejecimiento entre hombres y mujeres. Las conclusiones por tanto del estudio fueron que, a partir de los 55, la menopausia no sería un punto de inflexión para el incremento del envejecimiento al afectar por igual estos cambios moleculares a ambos sexos.
Para frenar el envejecimiento
Sin embargo, según Michael Snyder, los cambios drásticos que se producen en estos dos momentos de la edad cronológica, son fácilmente accionables y prevenibles. En una entrevista concedida a la CNN, el investigador nos recordaba lo siguiente:
Realizar ejercicio es uno de los principales mecanismos existentes para prevenir y combatir el envejecimiento. Especialmente si este ejercicio era ejercicio de fuerza o de resistencia con el objetivo de incrementar la masa muscular que comenzamos a perder a partir de los 35 años y que presenta su pico de declive a partir de los 44 como se ha podido comprobar en el estudio presentado esta semana en la revista Nature Aging.
Cuidar el sistema inmune y reforzarlo mediante suplementos o alimentación que puedan ayudar a prevenir el envejecimiento.
Otro de los puntos que señalaba el investigador era la hidratación del organismo mediante la ingesta de agua, ya que es básica para que los riñones puedan seguir trabajando a un nivel óptimo y contribuyan a la detoxificación de nuestros residuos no deseados.
El investigador y todo su equipo destacaron que los cambios en el estilo de vida se han convertido en un mecanismo de prevención y refuerzo fundamental para cuidar de nuestro organismo y ayudarle en etapas futuras previniendo posibles enfermedades o deterioros a nivel cardiovascular o cognitivo.