El agua de mar se ha utilizado como agente curativo y terapéutica a lo largo de la historia. Los médicos de la Antigüedad, desde el padre griego de la medicina, Hipócrates, hasta Avicena, pasando por Celso y Galeno, explicaron las virtudes terapéuticas del mismo y lo recomendaron para recuperar la salud perdida.

Todas sus virtudes y beneficios se recogieron en lo que hoy se conoce como talasoterapia, una técnica que se basa utilizar los efectos terapéuticos que nos ofrece el mar y otros elementos relacionados con el mismo para obtener diferentes beneficios. Y aunque haya muchos balnearios que ya ofrecen este método, si hay un lugar donde se puede conseguir de forma gratuita son las playas.

Las playas suponen muchas cosas buenas, podemos tomar el sol, pasar tiempo con nuestros seres queridos y hacer diferentes actividades, como jugar al pádel o bucear. Todos sabemos que todos estos factores son beneficiosos, porque liberan nuestra hormona de la felicidad; sin embargo, el mar puede hacer mucho más por nosotros. 

Los beneficios de bañarse en el mar

Cada año, personas de todo el mundo acuden en masa a las playas. Las más bonitas, más grandes o con la arena más fina se convierten en uno de los planes más aclamados por la población. Si bien pasar días interminables chapoteando en las brillantes olas azules ofrece a los vacacionistas toneladas de diversión, la exposición al agua salada también tiene increíbles beneficios para la salud.

Los baños en el mar son una actividad de ocio inevitable cada vez que vamos a la playa, pero ahora también para quienes buscan obtener una serie de ventajas. Una de las principales características de estos baños es que el agua de mar contiene minerales que son beneficiosos para el cuerpo humano. Entre ellos destacan sodio, magnesio, calcio y potasio, que son absorbidos por la piel cuando se sumerge en el agua salada, y proporcionan beneficios para la salud.

Todas las vitaminas, sales minerales, oligoelementos, aminoácidos y microorganismos vivos que están en el mar secretan sustancias antibióticas, bacteriostáticas y hormonales con efectos de equilibrio biológico. Los minerales como el yodo y el magnesio pueden fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la respuesta del cuerpo a las infecciones. 

Al sumergirnos en el agua salada del mar, nuestro cuerpo experimenta un aumento en la circulación sanguínea, lo que tiene un efecto positivo en la salud cardiovascular. Además, si en ese periodo de tiempo nadamos, estamos fortaleciendo los músculos del corazón y mejorando la resistencia cardiovascular.

Añadido a todo lo anterior, pasar tiempo en el mar es una excelente manera de obtener la vitamina D que tanto necesitamos. Cuando estamos al sol, nuestra piel sintetiza esta vitamina, que es esencial para la salud de los huesos, el funcionamiento del sistema inmunológico y la regulación del estado de ánimo.

Unos niveles adecuados de vitamina D están relacionados con un menor riesgo de osteoporosis, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Pasar tiempo al sol junto al mar permite que nuestro cuerpo produzca este compuesto de forma natural, que puede ser difícil de obtener únicamente de fuentes alimenticias o del medio ambiente en esta época del año.

Mujer en el mar. Istock.

La arena y el agua salada del mar pueden ayudar a exfoliar la piel de manera natural, eliminando células muertas y estimulando la renovación celular. El agua salada también hidrata la piel y retiene la humedad, lo que es beneficioso para pieles secas o deshidratadas. Además, mejora la circulación y reduce la inflamación en la piel, lo que puede mejorar la apariencia de la misma y ayudar a curar heridas y lesiones.

El agua salada contiene magnesio, que es un mineral esencial para la producción de melatonina, la hormona del sueño. En el momento en el que alentamos la producción de este pigmento, regulamos el ciclo del sueño y mejoramos la calidad del mismo.

Cuánto tiempo tienen que durar nuestros baños en el mar

Sin embargo, para poder obtener todos estos minerales y oligoelementos anteriormente nombrados no sirve cualquier baño, sino que requiere un tiempo mínimo de 12 minutos en el mar, tal y como explica el equipo de terapeutas del spa de talasoterapia de Marbella Club Hotel a Vogue.

Por mucho que en ocasiones el agua fría nos haga salir corriendo, los expertos recomiendan prolongar el tiempo del baño incluso 18-20 minutos. No solo por los beneficios que también nos puede suponer nadar, sino porque incluso el agua fría tiene grandes ventajas.

Un estudio de la Universidad de Cambridge sugiere que nadar en agua fría (como el Atlántico) podría ayudar a proteger el cerebro de enfermedades neurodegenerativas como la demencia. Las personas que nadan regularmente en agua fría tienen niveles más altos de una proteína llamada "de choque frío" en la sangre, que nos ayuda a adaptarnos a las bajas temperaturas y ayuda a proteger el cerebro del daño y le permite continuar formando nuevas conexiones. 

Los efectos de sumergirse en agua fría han sido ampliamente estudiados y uno de los efectos más importantes descubiertos es que fortalece el sistema inmunológico, lo que ayuda a proteger contra los resfriados, la gripe y otras enfermedades. También te proporciona un subidón de endorfinas, mejora la circulación, aumenta la libido, quema más calorías y reduce el estrés.