Claudia Hernández Julia Ramirez

María Pérez, abogada en despacho unipersonal y con 25 años de ejercicio a sus espaldas, se considera una persona muy perfeccionista. "A lo largo de mi vida he padecido crisis ansiosas de manera recurrente. Los asuntos relacionados con menores me afectaban de forma considerable, ya que, como madre, me sentía profundamente identificada con el sufrimiento de mi cliente", expresa. 

"Los domingos no dormía pensando en qué me iba a encontrar al día siguiente en el despacho. Cuando tenía un juicio y se iba acercando la fecha, la ansiedad aumentaba. Llegó un punto en el que no podía más".

Abogacía y salud mental

Recientemente, se publicaba el I Estudio sobre la salud mental de la abogacía madrileña, elaborado por el Colegio de la Abogacía de Madrid a través de la Fundación ICAM-Cortina. El objetivo del mismo era mostrar el nivel de bienestar psicológico, emocional y físico de los colegiados, para lo que recogía respuestas de más de mil profesionales.

Los resultados mostraron que más del 60% de los abogados sufre ansiedad, a la que se suman la fatiga, los pensamientos negativos y las alteraciones emocionales. Muchas veces, los letrados se ven obligados a trabajar una gran cantidad de horas bajo presión, que puede aumentar si, además, están llevando adelante casos complicados. 

Muchos abogados trabajan bajo presión. Freepik

Sobre todo, ellas 

El caso de Elena González, abogada con 10 años de experiencia, se abre a reconocer también esta realidad subterránea, similar a la de María. "Algunos clientes, especialmente en casos penales y de familia, me transmitían su ansiedad, lo que provocó en mí muchísima dificultad a la hora de digerirlos. Esta situación me generó muchísimo estrés e inseguridad y me hizo entrar en un bucle vicioso horrible", cuenta.

"No soy la única que se siente así, puntualiza. Observo a casi todos mis compañeros muy quemados y con ganas de abandonar la profesión, y me doy cuenta de que existe un trasfondo enorme de daño emocional del que nadie se atreve a hablar". 

Los principales resultados del informe elaborado por la IBA sobre bienestar mental en la profesión jurídica muestran que los juristas más jóvenes y, especialmente, las mujeres, experimentan más dificultades a la hora de abordar este fenómeno. Esto se debe a que las causas estarían estrechamente relacionadas con los asuntos de igualdad, diversidad e integración.

Entre los factores clave que contribuyen a la aparición de esta presión psicológica figuran el estrés que provoca el ejercicio de la abogacía, las demandas de tiempo y trabajo, una mala conciliación de la vida personal y laboral y un alto nivel de presión, según revela el informe.

Los jóvenes y las mujeres experimentan más dificultades a la hora de abordar la presión psicológica, ya que está relacionada con asuntos de igualdad y conciliación, según informe

Una mano amiga

Tanto María como Elena decidieron ponerse en manos de Patricia Tudó, exabogada y ahora psicóloga especializada en la salud mental del sector, para sobrellevar la carga mental a la que se veían sometidas. "Cuando me enteré de que existía una profesional especializada para nuestros casos, no dudé en llamarla. He estado seis meses en terapia y he mejorado muchísimo, me he superado a mí misma", comenta María. "Una de las mejores decisiones profesionales que he tomado", añade Elena.

Patricia Tudó. Cedida

Tudó siempre sintió la psicología como una gran pasión. Tras el año de transición que experimentó dedicándose a ambos oficios, decidió volcarse en la labor psicológica. "Siempre he sido una persona muy mediadora; cuando ejercía como abogada, tuve una gran consideración con la forma en la que se sentían mis clientes. Y creo que eso se refleja muy bien en la terapia que ofrezco actualmente", asegura. 

Ella misma vivió en primera persona las carencias de ese sector tan exigente, motivo por el que consideró que se necesitaba una ayuda especializada desde dentro. "Ya hace diez años que me dedico a respaldar a mis antiguos compañeros de profesión a sobrellevar la carga profesional. Ayudarme a mí misma y a los abogados que lo necesitan me hace sentir plena".

Un estigma generacional

Según una encuesta realizada por el gabinete privado de Tudó, que recoge las opiniones de 100 letrados, tan solo un 30% de los abogados que sufren estrés laboral o alguna circunstancia o situación que les perturbe, toman la iniciativa de ponerse en manos de un profesional. "Es un porcentaje bajísimo, y demuestra claramente un estigma que es, sobre todo, generacional", comenta.

La psicóloga ha observado una mayor tendencia femenina entre los abogados que acuden a su consultorio: "Las mujeres suelen dar el primer paso más fácilmente. A mi despacho acuden abogadas que han sufrido acoso laboral o sexual, con síndrome del impostor o que se han visto sobrepasadas por la carga emocional que conlleva el trabajo. Las más jóvenes tienen más normalizado acudir a terapia y, según aumenta la edad, también lo hace la reticencia".

Las mujeres acuden más fácilmente a terapia. Depositphotos

Durante su experiencia profesional, Tudó ha comprobado que las pacientes de mayor edad acuden a terapia cuando ya han entrado en la fase de agotamiento psicológico, cuando ya no pueden más y el cuerpo envía señales acompañadas de síntomas como el insomnio, problemas cardiovasculares o intestinales. Las abogadas jóvenes, en cambio, suelen tomar medidas antes de llegar a esa fase.

Las letradas jóvenes suelen ponerse en manos de un profesional antes de llegar a la fase de agotamiento

Terapia

"Cuando ejercía como abogada, no había ningún profesional especializado en terapia para letrados. Siempre he echado en falta tener la guía de alguien que hable mi mismo idioma, que haya pasado por lo mismo que yo", reconoce Tudó. 

"La figura del psicólogo especializado en abogacía es tremendamente importante, porque solo quien ha estado dentro sabe la presión a la que están sometidos los abogados. A veces sobreempatizamos con los problemas personales de los clientes, lo que puede bloquear el correcto ejercicio de la profesión", prosigue.

La terapia ofrecida varía según la personalidad, experiencia y dificultades que experimenta el abogado. "Hay letrados que digieren muy mal el fracaso al perder un pleito, y la terapia debe estar enfocada en trabajar su tolerancia a la frustración. Otros viven constantemente preocupados por el bienestar de los clientes; otros por tener una oratoria impecable en los juicios... Cada caso y cada persona es un mundo, y el tratamiento siempre debe adaptarse a las necesidades personales del cliente".

Patricia Tudó dirigiendo una clase de 'mindfulness'. LinkedIn

Tudó ha ayudado a letrados con todo tipo de problemas laborales, pero suele encontrarse con pacientes que tienden a la procrastinación, al perfeccionismo y a las rumiaciones: "Dejarlo todo para el final suele ser fruto del exceso de trabajo, es lógico que si tenemos una montaña de responsabilidades tendamos a trabajar 'apagando fuegos'. El coste emocional de dejar las cosas importantes para el último día es muy grande, y se sufre mucho". 

La procrastinación, el perfeccionismo y las rumiaciones son problemas comunes entre los letrados

El perfeccionismo y las rumias también generan una gran frustración y malestar en el letrado: "Hay profesionales extremadamente perfeccionistas que le dan mil vueltas a los escritos y terminan con la ansiedad por las nubes. En consulta siempre les aconsejo que lo den por terminado sin revisarlo tantas veces, porque casi siempre está perfecto y solo les hará perder tiempo y energía".

Romper el estigma

La psicóloga expone otro dato relevante: los resultados de la encuesta nos muestran que tan solo el 32% de los despachos de abogados realiza programas de apoyo para mejorar la salud mental de sus trabajadores.

"Teniendo en cuenta el bajo porcentaje, es necesario que los despachos se impliquen más a la hora de impulsar este tipo de iniciativas. Se suelen realizar talleres enfocados en la productividad, la informática o el aprendizaje de nuevas tecnologías, pero también es necesario normalizar una formación en base a estrategias para lidiar con el estrés y la gestión emocional, tan necesaria en el ejercicio de esta profesión", añade.

Ya lo decía The Economist en su artículo "Why everybody should think like a lawyer": tenemos mucho que aprender de los abogados, profesionales que se encuentran al pie del cañón y se muestran serenos ante lo desconocido. "La lección más valiosa que nos pueden dar los abogados es, quizá, la más obvia y despreciada. El antídoto contra la ansiedad laboral no es dejar de pensar en el trabajo meditando o viendo Netflix, sino prepararse con disciplina".