Jana Fernández es experta en bienestar y longevidad a raíz de una experiencia personal en la que su cuerpo le dijo que era hora de parar. Desde entonces, se ha formado con los mejores profesionales y, a través de El pódcast de Jana Fernández, se dedica a divulgar las herramientas para que podamos mejorar nuestro bienestar en el día a día mediante el descanso. 

¿Cuál fue el detonante para comenzar a enfocarte en el campo del bienestar y longevidad?

Una experiencia personal en la que mi cuerpo dijo "basta" fue la que me animó a crear mi propio pódcast. En él, comencé discutiendo con profesionales del sector temas avanzados de bienestar con tendencias que estaban ganando atención en lugares como Estados Unidos e Inglaterra.

A diferencia de la perspectiva más conservadora que prevalece aquí, me fascina la idea de no solo tratar enfermedades, sino prevenir las mismas. Esto representa un cambio hacia lo que yo llamo 'medicina 3.0', donde el enfoque no está solo en curar, sino en prolongar la salud y la longevidad de manera ética.

¿Cuáles crees que son los desafíos éticos en lo que se refiere a esta nueva manera de entender la medicina?

Una de las áreas más controvertidas es el uso de tecnologías avanzadas para extender la vida, como las inyecciones de plasma y las intervenciones genéticas. Aunque estas pueden ofrecer beneficios significativos, existe un debate ético sobre si es justo invertir en estas tecnologías mientras hay personas en el mundo que aún mueren por falta de vacunas o tratamientos básicos.

¿Dónde está el problema en la medicina actual con respecto a este enfoque preventivo?

A pesar de los avances en ciencia médica, muchos currículos médicos no se han actualizado. Tomemos el sueño como ejemplo, un área crítica para la salud que apenas se aborda en la formación médica. Lo mismo ocurre con la nutrición, donde la educación es mínima. Esto es un reflejo de un enfoque más reactivo que preventivo, y creo firmemente que necesitamos cambiar eso.

"El contacto social y tener una red de apoyo sólida es fundamental para una vida larga y saludable"

En tu pódcast, has entrevistado a numerosos expertos y discutido diversas estrategias para mejorar la longevidad. ¿Cuál es la clave para vivir más y mejor?

Una de las conclusiones a las que he llegado después de entrevistar a tantos profesionales y formarme en todas estas materias, es que el contacto social y tener una red de apoyo sólida son fundamentales para una vida larga y saludable. Aunque factores como la dieta y el ejercicio son importantes, la soledad es un problema creciente que va a ser el mal del siglo XXI. Muchos países están empezando a abordarlo a nivel gubernamental.

Por otro lado, la base de lo que necesita el organismo es la base de la filosofía humana: alimentación, contraste de frío y calor, luz y oscuridad, actividad y descanso… Esto lo estamos dejando de lado. 

¿Qué hay de la importancia del sueño y cómo este se compara con otros pilares de la salud?

No hay un estudio que ponga el sueño por encima del contacto social, la actividad física, la nutrición y la gestión del estrés, pero considero que este es prioritario. 

Si debo elegir entre entrenar y dormir, elegiré dormir. Pero, es crucial entender que todos estos elementos están interconectados. Una mala dieta o falta de ejercicio pueden afectar de manera negativa a la calidad del sueño, al igual que el estrés o la soledad pueden llevar a hábitos alimenticios poco saludables.

¿Cómo nos afectan los ritmos biológicos? ¿Son diferentes en cada persona?

El reloj biológico es propio de cada uno. Depende de la genética y de la carga cultural individual de cada persona. Es cierto que se puede alterar con la edad y que el principal modificador de este reloj es el ambiente, por eso es tan importante la luz.

Necesitamos vivir de día y dormir de noche para sincronizar el reloj biológico, pero los horarios laborales y los sociales han alterado también este reloj biológico.

En España, además, tenemos un desajuste de los horarios por las horas a las que nos vamos a dormir. Esto a la larga perjudica a nuestra salud. 

¿Somos capaces de cambiar estos relojes biológicos?

Con la edad tendemos a hacernos más matutinos, en especial las mujeres. A través de una rutina constante puedes adaptar tu reloj biológico al reloj laboral, pero esta rutina tiene que ser de lunes a domingo. Nuestro cerebro no sabe si es festivo o nos hemos acostado más tarde y eso es lo que provoca los desajustes.

¿Existe un mínimo o un máximo de horas para dormir?

La American Academy of Sleep ha establecido que un adulto sin patologías debería dormir entre 7 y 9 horas cada noche, pero eso no quiere decir que debemos dormir eso todos los días. Depende mucho de lo que has hecho.

¿Es verdad que el sueño profundo disminuye con la edad?

En general, la duración del sueño disminuye, pero no tanto como creemos. Los datos de la American Academy of Sleep es que si un adulto necesita de 7 a 9 horas, una persona mayor necesitará de 7 a 8 horas. Lo que pasa es que como somos más sedentarios dormimos más durante el día y en ese caso el sueño se fragmenta. Lo mismo puede ocurrir en el periodo de perimenopausia o menopausia de las mujeres, ya que al experimentar síntomas como los sofocos esto hace que no puedas volver a dormir o comiences a darle más vueltas a las cosas. 

"La hora antes de dormir debería ser sagrada"

¿Nos recomienda la rutina de sueño "perfecta"?

Hay que ser consciente de que el mundo moderno es como es y que el estilo de vida es el que es. Si prestáramos atención a la hora o dos horas antes de irnos a la cama ya ganaríamos mucho.

Necesitamos bajar las revoluciones de nuestro organismo y para eso nuestro sistema nervioso necesita tiempo. Parar, reducir las luces, leer un libro, un baño, una rutina facial... Estamos todo el día corriendo y si con ese ritmo nos metemos en la cama será muy difícil que podamos dormir porque el cerebro sigue de fiesta y expuesto a un mogollón de estímulos. Esa hora antes de dormir debería ser sagrada

Un consejo para empezar el cambio hoy.

Mi principal consejo es cuidar las bases: mantenerse activo físicamente, gestionar el estrés, asegurarse de tener una dieta balanceada, y por supuesto, cultivar relaciones sociales saludables, todo acompañado por un buen ciclo de sueño. A veces, los pasos más simples son los más efectivos.