La inflamación es un problema que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su peso. Existen muchas personas que, incluso con una fisonomía delgada, sufren este problema, acarreándole problemas gástricos y de malestar general. Todas ellas suelen recurrir a dietas que pueden resultar efectivas y saludables para unos, pero que para ellos, o ayudan para nada a combatirla.
La reconocida nutricionista Sandra Moñino, experta en problemas digestivos e inflamación, publicaba recientemente un libro Adiós a la inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso, donde hace hincapié en la importancia de seguir una rutina alimenticia específica y de forma adecuada para lograr desinflamarnos.
Frecuentemente, asociamos la inflamación con el sobrepeso y es una afirmación totalmente errónea. Es más, para la experta en nutrición, "la alimentación considerada saludable no es necesariamente antiinflamatoria". Por lo que es muy importante diferenciar entre una dieta que simplemente es nutritiva y una que ayuda específicamente a reducir la inflamación en nuestro cuerpo.
Cómo debe ser una dieta antiinflamatoria
Es importante no confundir una alimentación saludable con una alimentación antiinflamatoria. Sandra Moñino aclara que "la alimentación que todos tenemos en mente como 'saludable' no es igual a la antiinflamatoria". Y es que para que esto sea así, debes tener muy en cuenta los siguientes aspectos:
- Que sea nutritiva y saciante. Una dieta antiinflamatoria no implica pasar hambre.
- Que esté basada en alimentos antiinflamatorios como frutas y verduras (fuentes de carbohidratos), pseudocereales en lugar de harinas refinadas, grasas saludables, buenos procesados, lácteos fermentados de cabra u oveja, pescados y mariscos, especias e infusiones.
- Rica en omega-3, ya que los ácidos grasos de este nutriente son esenciales en esta dieta.
- Es importante incluir descansos metabólicos para ayudar al cuerpo a desinflamarse.
- Debe ser rica en fibra, ya que es crucial para la salud digestiva y la reducción de la inflamación.
- Mientras que las grasas saludables son esenciales, los azúcares deben ser completamente eliminados de una dieta antiinflamatoria.
Seguir una dieta antiinflamatoria no conseguirá tan solo reducir la inflamación, sino que también mejorará tu salud general y bienestar emocional que, en ocasiones, sentirnos hinchados puede generarnos.
Beneficios de una dieta antiinflamatoria
Más allá de controlar la inflamación que podamos padecer en nuestro cuerpo, seguir con regularidad una dieta antiinflamatoria aporta un sinfín de beneficios a nuestro organismo que siempre deberíamos tener en cuenta.
- Pérdida y control del peso. Este tipo de dietas ayudan tanto a perder peso como a mantenerlo, ya que la inflamación puede afectar a personas de cualquier complexión.
- Estabilidad de glucosa en sangre. Reduce los picos de glucosa, evitando la acumulación de grasa en las arterias.
- Mejora emocional. Nos hace sentir mejor emocionalmente, reduciendo síntomas de ansiedad y depresión.
- Salud digestiva. Regenera la microbiota, previniendo disbiosis intestinal y mejorando problemas digestivos.
- Favorece el sistema inmunológico. Refuerza el sistema inmunológico, ayudándonos a combatir enfermedades.
- Salud cardiovascular. Mejora y previene enfermedades cardiovasculares.
- Ciclo menstrual y menopausia. Regula el ciclo menstrual y alivia las molestias de la menopausia.
- Condiciones crónicas. Alivia patologías como migrañas, intestino irritable, desequilibrios hormonales, tiroides y artritis.
Para seguir una dieta antiinflamatoria que sea efectiva, es esencial evitar ciertos alimentos que pueden promover la inflamación, como bebidas alcohólicas y refrescos, alimentos con azúcares añadidos en la medida de lo posible, o con harinas refinadas, además de reducir los antinutrientes.
Algunos alimentos, como las legumbres, contienen antinutrientes que pueden afectar la absorción de minerales y vitaminas. Para reducir estos antinutrientes, es recomendable lavar las legumbres, remojarlas durante 12-24 horas y cocinarlas con especias como el clavo. No quiere decir que este superalimento sea perjudicial, todo lo contrario, pero es cierto (y por todos es sabido) que pueden resultar muy pesados para las digestiones.