A medida que cumplen años, las mujeres comienzan a experimentar una serie de cambios hormonales que pueden afectar no solo a su cuerpo, sino también al cabello. La caída del estrógeno y la progesterona, junto con el aumento de los andrógenos como la DHT -derivada de la testosterona- pueden provocar adelgazamiento, sequedad y cambios en la textura del cabello.
Entender estos cambios y tomar medidas proactivas puede ayudar a mantener un cabello saludable y vibrante en estas etapas de la vida, especialmente en las épocas de perimenopausia y la menopausia.
Efectos en el cabello de los cambios hormonales
Durante la menopausia, uno de los cambios más evidentes para muchas mujeres es el impacto en la salud y apariencia del cabello. La reducción de las hormonas sexuales, especialmente el estrógeno y la progesterona, desempeña un papel crucial en estos cambios, afectando la estructura, densidad y calidad del cabello.
El estrógeno, conocido por su capacidad para fomentar el crecimiento del cabello, desempeña un papel vital en la regulación del ciclo capilar. Esta hormona prolonga la fase de crecimiento durante la cual los folículos pilosos producen cabello sano y fuerte.
Sin embargo, con la menopausia y la consecuente disminución de los niveles de estrógeno, este ciclo se acorta, lo que lleva a un mayor número de cabellos a entrar en las fases de transición y reposo. El resultado es un adelgazamiento generalizado y una mayor caída del cabello.
El estrógeno es responsable de mantener los niveles adecuados de hidratación tanto en el cuero cabelludo como en el cabello. A medida que los niveles de esta hormona disminuyen, el cabello tiende a volverse más seco y frágil, aumentando la propensión a la rotura.
La reducción en la producción de sebo, la sustancia natural que mantiene el cabello y el cuero cabelludo hidratados, también contribuye a este problema, lo que puede provocar irritación, picazón y un cuero cabelludo más sensible.
La progesterona, aunque no influye directamente en el ciclo capilar, actúa como una hormona de equilibrio que ayuda a controlar los niveles de otra hormona como la testosterona. Cuando los niveles de progesterona disminuyen, esto puede llevar a un adelgazamiento del cabello en las áreas superiores y laterales del cuero cabelludo.
La testosterona
Uno de los principales factores que influyen en el adelgazamiento del cabello durante la menopausia es el aumento relativo de los andrógenos, en particular la dihidrotestosterona (DHT). Esta hormona derivada de la testosterona es conocida por encoger los folículos pilosos, lo que provoca un adelgazamiento progresivo del cabello. La caída del cabello es común en la menopausia, ya que los folículos pilosos se vuelven más sensibles a sus efectos.
Un estudio de la American Academy of Dermatology estima que más del 40% de las mujeres en la menopausia experimentan caída del cabello, lo que puede tener un impacto significativo en la autoestima y bienestar emocional de las mujeres afectadas.
Cambios en la textura
Además de la pérdida de volumen, muchas mujeres notan un cambio en la textura del cabello durante la menopausia: el cabello que anteriormente era suave y manejable puede volverse más áspero y quebradizo.
Esto se debe en gran parte a la pérdida de hidratación, ya que el estrógeno también desempeña un papel en la retención de humedad en la fibra capilar. A medida que disminuyen los niveles de estrógeno, el cabello pierde elasticidad y se vuelve más susceptible a la rotura.
El dermatólogo Glenn Lyons señala que, aunque las hormonas juegan un papel importante en estos cambios, los factores externos también pueden influir. El uso excesivo de herramientas de calor -como secadores y planchas- y la exposición al sol sin protección adecuada, pueden agravar la sequedad y la fragilidad del cabello. Lyons recomienda limitar el uso de estos dispositivos y optar por productos capilares diseñados para restaurar la hidratación y mejorar la textura del cabello.
Cuero cabelludo seco y sensible
El cuero cabelludo también experimenta cambios significativos durante la menopausia. La disminución en la producción de sebo no solo afecta al cabello, sino también al cuero cabelludo, lo que puede provocar sequedad, picazón e irritación. La Dra. Shirin Lakhani, experta en salud íntima, afirma que "la piel seca es un síntoma común de la perimenopausia, y puede afectar tanto la piel del cuerpo como el cuero cabelludo". Además, el cuero cabelludo seco puede hacer que el cabello se vuelva más frágil y susceptible a la caída.
Para aliviar estos síntomas, la doctora recomienda el uso de champús suaves que no contengan sulfatos, ya que estos pueden ser demasiado agresivos para un cuero cabelludo sensible. También sugiere el uso de aceites naturales, como el aceite de coco o de argán, para mantener el cuero cabelludo hidratado y protegerlo de factores externos, como los rayos ultravioletas.
Tratamientos para el cabello
Aunque los cambios en el cabello durante la menopausia pueden ser difíciles de manejar, existen varias soluciones que pueden ayudar a mitigar sus efectos:
- Tratamientos tópicos: el minoxidil es uno de los tratamientos más utilizados para el adelgazamiento capilar, aunque es conveniente consultar a un dermatólogo. Actúa prolongando la fase de crecimiento del cabello, lo que ayuda a aumentar la densidad capilar. Aunque se necesita constancia para ver resultados, muchas mujeres han experimentado mejoras significativas con su uso. El minoxidil es un vasodilatador que, cuando se aplica en el cuero cabelludo, ayuda a estimular el flujo sanguíneo en los folículos pilosos, prolongando la fase de crecimiento del cabello y, por lo tanto, mejorando su densidad.
- Suplementos nutricionales: mantener una dieta rica en nutrientes es clave para la salud del cabello. Expertos como Demi Griffith, especialista en pérdida capilar, con más de 25 años de experiencia en el tratamiento de la pérdida de cabello y las afecciones del cuero cabelludo, recomiendan suplementos como la biotina, el zinc y la vitamina D, que son esenciales para el crecimiento y fortalecimiento del cabello. Además, los ácidos grasos omega-3 y los antioxidantes ayudan a mejorar la calidad de la fibra capilar.
- Aceites esenciales: la Dra. Jolene Brighten, experta en salud hormonal y naturópata, sugiere que el uso de aceites esenciales, como el aceite de romero, puede ser beneficioso para estimular el crecimiento del cabello. Se ha demostrado que el aceite de romero es tan eficaz como el minoxidil en algunos estudios, sin los efectos secundarios comunes de los tratamientos tópicos. Aplicar este aceite antes de lavarse el cabello y masajear el cuero cabelludo puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y estimular el crecimiento del cabello.
- Cuidados específicos: utilizar productos capilares formulados específicamente para cabellos secos o frágiles puede hacer una gran diferencia. Las mascarillas hidratantes, los champús sin sulfatos y los tratamientos específicos para el cuero cabelludo ayudan a combatir la sequedad y mejorar la calidad del cabello.