Los alimentos que estimulan la producción de colágeno cada vez están más puestos en el punto de mira. Millones de personas han comenzado a comprender la importancia de las dietas en un estilo de vida saludable, pero también en un envejecimiento de calidad en el que no tenemos que probar todo tipo de cremas para lucir un rostro joven.
El colágeno es una proteína que se produce naturalmente en el cuerpo y está presente en los huesos, tendones, músculos, ligamentos y piel. Sin embargo, a pesar de su importancia, a partir de los 25 empieza a disminuir, en concreto un 1,5% menos cada año. Y aunque los suplementos y cosméticos puedan ser efectivos, la forma más saludable de ayudar a su formación es a base de alimentos, como las frutas.
Las frutas son una fuente de colágeno clásica. El alto contenido en vitamina C de algunas de ellas, como la naranja o el melón, hace que se conviertan en excelentes aliados antiedad. Pero además, algunas de ellas se producen en nuestro propio país, España, como es el caso de las manzanas de Girona.
Beneficios de la manzana de Girona en la piel
Girona ha sido tierra de manzanas desde tiempos inmemorables. El cultivo de esta fruta en las comarcas gerundenses se origina en el siglo XIV para el autoconsumo y es a partir de los inicios del siglo XX cuando se extiende su producción orientada a la comercialización.
La manzana de Girona, también conocida como Poma de Girona, cuenta con cuatro variedades: Golden, Granny Smith, Royal Gala y Red Delicious. Cada una de ellas posee atributos únicos en cuanto a sabor, textura y color, lo que les permite satisfacer distintos paladares y usos culinarios.
Más allá de su magnífico sabor, la manzana de Girona cuenta con grandes beneficios y propiedades nutricionales que la hacen destacar. Consumirlas regularmente puede ayudar a mantener un corazón saludable y una presión arterial equilibrada. Además, el efecto saciante facilita el control de peso, gracias a su bajo contenido calórico y alto contenido en agua.
Sin embargo, si hay algo que destaca en la manzana de Girona es su capacidad antiedad. Su consumo frecuente contribuye a una piel más sana y radiante, debido a la presencia de antioxidantes, los compuestos por excelencia, que combaten los daños causados por los radicales libres.
Estas propiedades antioxidantes se deben a los polifenoles, más concretamente la quercetina, la cual se encuentra con abundancia en la piel de la fruta y actúan beneficiosamente sobre la piel, combatiendo los radicales libres responsables de la oxidación de nuestro organismo.
Al mismo tiempo, algunos estudios sugieren que estos compuestos, además de actuar como antioxidantes, también tienen acción vasodilatadora, antiinflamatoria, antitrombótica y antiaterogénica.
Añadido a todo lo anterior, la manzana de Girona es muy rica en vitamina C, indispensable para el crecimiento y reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo. A medida que cumplimos años, nuestro organismo sufre una serie de cambios que favorecen la pérdida de colágeno y elasticidad, lo cual se refleja en nuestro aspecto.
En este sentido, la vitamina C actúa como un precursor del colágeno, aumentando la elasticidad de la piel y consiguiendo que se vea tersa y radiante por más tiempo. Además, también es capaz de aportar a nuestro organismo otra dosis de antioxidantes.
Otros beneficios de la manzana de Girona
Tal y como señalan desde el portal de comercialización de referencia de los productos agroalimentarios de Cataluña, la Gastroteca, la manzana de Girona cuenta con grandes propiedades curativas en caso de trastornos gastrointestinales, ya que puede actuar como astringente o laxante según cómo se consuma.
Su alto contenido en antioxidantes consigue frenar las reacciones de oxidación en las células a partir de las cuales se originan los radicales libres. Por tanto, su papel es clave en la reducción de enfermedades cardiovasculares, de tumores y de enfermedades neurodegenerativas.
Los antioxidantes evitan la oxidación del colesterol malo (LDL) y están más relacionados de lo que nosotros pensamos. Además, juegan un papel importante en la defensa frente al envejecimiento y frente a las patologías crónicas como la diabetes mellitus o el cáncer.