Desde hace tiempo, se sabe de los perjuicios que el consumo excesivo de azúcar en la dieta tiene sobre la salud. Sin embargo, estos pensamientos nunca han ido más allá de la ganancia de peso o la obesidad, hasta hace tan solo unos años, que se comenzó a tener constancia sobre lo que esta sustancia cristalina puede suponer.
Consumir azúcar en grandes cantidades puede suponer aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, sobrepeso y obesidad (en particular, en los niños), hipertensión, diabetes, problemas bucodentales e incluso cáncer. Cuando este consumo se hace rutinario, se vuelve muy complicado afrontarlo; sin embargo, los expertos consideran que es más fácil de lo que creemos.
Según los estudios de la Universidad de Harvard, una caminata de tan solo 15 minutos puede reducir la cantidad de azúcar en el cuerpo. Además, otro análisis sugirió que aumentar el ritmo de la caminata diaria (cuanto más rápido, mejor) está relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes.
Los beneficios de una caminata diaria de 15 minutos
Tal y como informan desde la Universidad de Harvard, desde hace unos años las caminatas se promocionan como "lo más cercano que tenemos a un medicamento milagroso". De hecho, las últimas investigaciones han demostrado que permanecer sentado puede ser más perjudicial para la salud que fumar.
Un par de estudios de la Universidad de Exeter descubrieron que una caminata de 15 minutos puede frenar los antojos de dulce e incluso reducir su consumo en situaciones estresantes. Y las últimas investigaciones confirman que caminar puede reducir los antojos y la ingesta de una variedad de bocadillos azucarados.
La investigación incluyó a 12.000 participantes y se centró en la influencia del caminar sobre los efectos de los genes relacionados con la obesidad. Los resultados mostraron que aquellos que caminaban a un ritmo ligero durante al menos 15 minutos al día lograron disminuir en un 50% los efectos negativos de estos genes.
El estudio sugirió que este simple hábito podía traer consigo beneficios adicionales, como una mejora en el estado de ánimo y, por tanto, una reducción en los antojos de alimentos con azúcar al producir endorfinas conocidas como hormonas de la felicidad.
Cuando producimos hormonas de la felicidad, mejoramos notoriamente el estado de ánimo y, por tanto, regulamos nuestros niveles de estrés. Según Mayo Clinic, el cortisol —que es la hormona principal del estrés— aumenta la glucosa en el cuerpo, es decir, los niveles de azúcar.
Sin embargo, caminar tiene muchos más beneficios siempre y cuando lo hagamos durante un tiempo prolongado y sepamos realizar las técnicas correctas, como ir a paso ligero, cambiar las velocidades o añadir otro tipo de actividades entre medias.
Beneficios de caminar
Caminar es uno de los mejores ejercicios que existen, más allá de adelgazar y ganar resistencia, se trata de un hábito que puede ayudarnos en muchos aspectos de nuestra salud y, sobre todo, un hábito que puede favorecer un envejecimiento saludable.
Tal y como indican los datos aportados en el estudio del British Journal of General Practice, los beneficios de caminar son tan amplios, que cualquier incremento en la actividad física reduce el riesgo de enfermedades en pacientes físicamente inactivos.
Según la Universidad de Harvard, caminar 20 minutos al día puede ayudar a reducir los días de enfermedad en general, en comparación con quienes solo hacen ejercicio una vez por semana.
Un estudio de más de 1000 hombres y mujeres descubrió que quienes caminaban al menos 20 minutos al día, al menos 5 días a la semana, tenían un 43 % menos de días de enfermedad que quienes hacían ejercicio una vez a la semana o menos. Y si enfermaban, era por menos tiempo y sus síntomas eran más leves.
No solo hablamos de resfriados y gripes, sino también de enfermedades como el cáncer de mama. Un estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer descubrió que las mujeres que caminaban siete o más horas a la semana tenían un riesgo 14% menor de desarrollarlo que las que caminaban tres horas o menos a la semana.
Caminar protege las articulaciones —especialmente las rodillas y las caderas— al lubricarlas y fortalecer los músculos que las sostienen. Varios estudios han demostrado que reduce el dolor relacionado con la artritis y que caminar de ocho a nueve kilómetros por semana puede incluso prevenir su aparición.