En los últimos años, la popularidad de las terapias de calor, como las saunas y el calor infrarrojo, ha crecido enormemente entre quienes buscan formas naturales de mejorar su salud. Entre los beneficios que se destacan, hay una reducción del riesgo cardiovascular, una mejor circulación y efectos positivos sobre la presión arterial.
Para las mujeres de más de 50 años, especialmente aquellas que atraviesan la perimenopausia y la menopausia, el uso de estas terapias podría ser una herramienta poderosa para reducir el estrés y mejorar la calidad de vida.
La terapia de calor pasiva
De acuerdo con el Dr. Mark Hyman, la terapia de calor pasiva, como la que se obtiene en las saunas tradicionales o de infrarrojos, puede simular algunos de los beneficios cardiovasculares del ejercicio, pero sin requerir tanto movimiento físico.
Al exponerte al calor, tu frecuencia cardíaca y flujo sanguíneo aumentan, lo cual genera un efecto similar al ejercicio moderado.
El poder de las saunas
Las saunas han sido utilizadas durante siglos, especialmente en culturas como la finlandesa, para mejorar la salud y el bienestar. Pero lo que antes se veía solo como una tradición cultural, ahora tiene respaldo científico.
Según el último informe publicado en la revista científica Frontiers of Public Health en Finlandia, se demostró que el uso de la sauna de manera regular puede reducir el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, así como disminuir el riesgo de desarrollar demencias. Estas investigaciones refuerzan la idea de que la exposición al calor puede tener efectos positivos en la salud cerebral y cardiovascular.
Saunas de infrarrojos
Para aquellas que buscan un enfoque menos intenso, las saunas de infrarrojos pueden ser una opción más accesible. En lugar de calentar el aire a altas temperaturas, el calor infrarrojo penetra directamente en los tejidos del cuerpo, lo que permite que la temperatura ambiental sea más baja y, por lo tanto, más cómoda para sesiones prolongadas.
Según el Dr. Hyman, las saunas de infrarrojos ofrecen muchos de los mismos beneficios que las tradicionales, como la mejora de la circulación, la desintoxicación y la relajación.
Beneficios de la terapia de calor
Para las mujeres que atraviesan la perimenopausia y la menopausia, los cambios hormonales pueden traer consigo síntomas como fatiga, insomnio, irritabilidad y dolores musculares.
Estos síntomas, junto con el estrés añadido de la vida diaria, pueden afectar profundamente la calidad de vida. Sin embargo, las terapias de calor, como las saunas y los baños calientes, pueden ofrecer un alivio significativo.
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Uno de los beneficios más destacados de la terapia de calor es su capacidad para reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. La exposición al calor ayuda a relajar el cuerpo y la mente, lo que puede mejorar el sueño y reducir la ansiedad, síntomas comunes durante la menopausia. Además, el calor induce la liberación de endorfinas, los 'analgésicos' naturales del cuerpo, que pueden mejorar el estado de ánimo y reducir la percepción del dolor.
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La mejora de la salud cardiovascular es otro de los beneficios de la terapia de calor. El aumento en la circulación sanguínea y la vasodilatación (ensanchamiento de los vasos sanguíneos) que ocurre durante la exposición al calor es comparable a lo que sucede durante el ejercicio moderado. Según el Dr. Hyman, la terapia de calor puede ayudar a bajar la presión arterial, lo que reduce el riesgo de enfermedades del corazón, una preocupación importante para las mujeres a partir de los 50, cuando los estrógenos protectores disminuyen.
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Su capacidad para promover la desintoxicación. Al sudar, el cuerpo elimina toxinas acumuladas, como metales pesados y otras sustancias dañinas. Esta función desintoxicante es fundamental para mantener el cuerpo funcionando de manera óptima, especialmente a medida que envejecemos y el metabolismo se ralentiza.
La inflamación crónica es otro problema común que afecta a muchas mujeres en la menopausia. El calor regular puede reducir los niveles de proteína C reactiva, un marcador inflamatorio en el cuerpo. Menores niveles de inflamación no solo benefician la salud cardiovascular, sino que también mejoran condiciones como la artritis, la diabetes y otros trastornos autoinmunes
Además de estos beneficios inmediatos, la terapia de calor también desencadena procesos biológicos que promueven la reparación y regeneración celular y es que aunque la sauna te ayuda a relajarte, también le da al cuerpo una pequeña dosis controlada de estrés que en realidad es beneficiosa.
Al exponer tus células a un estrés leve, las entrena para adaptarse y volverse más resilientes. En otras palabras, la terapia de calor ayuda a tu cuerpo a manejar mejor el estrés a largo plazo, haciéndolo más fuerte y mejor preparado para futuros desafíos.
Beneficios cerebrales
También tiene beneficios significativos para el cerebro. Según investigaciones recientes, la exposición al calor puede aumentar la producción de factores neurotróficos derivados del cerebro, los cuales son esenciales para el crecimiento y el mantenimiento de las células cerebrales. Niveles más altos de BDNF se han relacionado con una mejor memoria, función cognitiva y protección contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Para las mujeres que experimentan niebla mental o problemas de concentración debido a los cambios hormonales, la terapia de calor podría ser una herramienta útil para mejorar la claridad mental y mantener el cerebro saludable a largo plazo.
Cómo integrar la terapia de calor
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Sauna tradicional: utiliza temperaturas alrededor de 77 °C. Comienza con sesiones de 5 a 10 minutos y aumenta gradualmente hasta 30 minutos. Idealmente, usa la sauna de 4 a 5 días por semana
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Saunas de infrarrojos: la luz infrarroja penetra tu piel y calienta los tejidos desde dentro, lo que permite temperaturas ambientales más bajas en comparación con las saunas tradicionales
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El calor directo genera una respuesta de sudor similar y activa muchos de los mismos beneficios fisiológicos, como el aumento de la circulación, la desintoxicación y la relajación. Esto significa que puedes permanecer más tiempo, entre 20 y 45 minutos
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Rutina del Dr. Hyman: el Dr Hyman sugiere una rutina sencilla que puede realizarse en casa. Para ello, sumérgete en una bañera con agua lo más caliente que puedas tolerar, añade:
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1 o 2 tazas de sales de Epsom (ricas en magnesio),
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½ taza o 1 taza de bicarbonato de sodio y
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10 gotas de aceite de lavanda.
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Esta combinación no solo ayuda a reducir el dolor muscular, sino que también equilibra los niveles de cortisol y promueve un sueño reparador.
¿Está funcionando tu terapia de calor?
Una de las señales más obvias e inmediatas de que la terapia de calor está funcionando es la sudoración. Cuando tu cuerpo se calienta, naturalmente entra en 'modo sudoración' para enfriarse, lo cual es una indicación temprana de que la terapia está haciendo su trabajo.
Pero no se trata solo de sudar. Probablemente, también notarás otros beneficios a corto plazo, como la relajación muscular y el alivio del dolor, especialmente en áreas donde hayas sentido tensión o incomodidad.