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Los años que rodean la menopausia en la vida de una mujer pueden involucrar cambios significativos tanto a nivel físico, emocional y hormonal. En ocasiones, pueden representar ciertos desafíos para las propias mujeres a la hora de mantenerse en su puesto de trabajo hasta la edad de jubilación.

Según numerosos estudios, el 90% de las mujeres entre 45 y 65 años experimentará síntomas relacionados con esta etapa y el 100% de las mujeres experimentará la menopausia en algún punto de sus vidas, ya que es un proceso normal e inevitable por el que se termina su etapa fértil y no una enfermedad

¿Qué implica la menopausia?

Debemos entender que la menopausia no se trata solo de algunos sofocos y cambios de humor. Estamos hablando de un espectro completo de cambios, algunos más sutiles que otros que cada mujer experimentará de una forma diferente.

Médicamente hablando, la menopausia es el punto en el que una mujer ha pasado 12 meses sin un período menstrual. Ocurre entre los 45 y 55 años, siendo la edad promedio de la misma los 51 años

Una etapa especial

Es una etapa que ha sido poco abordada y entendida y que ha implicado connotaciones negativas y desinformación para las mujeres durante miles de años y que todavía permanecen tabú en el siglo XXI.

La ciencia ha considerado esta etapa como un 'problema de mujeres' durante más de 2.000 años, remontándose a Hipócrates, quien lo vinculó con ansiedad e histeria, dando a entender que todo estaba en la mente de la mujer según nos cuenta la neuróloga Lisa Mosconi, en su nuevo libro sobre el cerebro de la mujer.

Desafortunadamente, este malentendido todavía persiste hoy y puede llevar a que incrementemos una discriminación basada en género si no lo abordamos adecuadamente.

No solo un tema de mujeres

La doctora Mosconi nos cuenta también cómo históricamente las mujeres fueron excluidas de los estudios médicos y las pruebas de medicamentos debido a la creencia de que sus ciclos hormonales podrían interferir con los resultados.

Como consecuencia, los efectos secundarios y las dosis correctas de muchos tratamientos para los síntomas relacionados con la menopausia nunca fueron probados adecuadamente en mujeres, algo que actualmente empieza a cambiar.

La menopausia no es un 'problema de mujeres'. Istock

La menopausia no es un 'problema de mujeres'. Los cambios hormonales que experimentan las mujeres no solo afectan al sistema reproductivo; tienen un impacto amplio en el cuerpo abarcando desde el corazón hasta la función cerebral y no ser consciente de ello puede aumentar nuestro riesgo en sufrir enfermedades en unos años como puede ser la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares o enfermedades degenerativas. 

¿Todas preparadas?

Muchas mujeres no son conscientes de que parte de los síntomas que experimentan a partir de los 45 años se deben a la reducción drástica de sus hormonas sexuales como son la progesterona, el estrógeno y la testosterona, la cual comienza a reducir sus niveles a partir de los 38 años.

Muchas de estas mujeres esperan tener sofocos o irregularidad en el ciclo menstrual, pero no saben que los síntomas relacionados con la bajada de hormonas pueden llegar a ser en torno a 89. Pueden ser desde sequedad ocular, ansiedad, fatiga mental hasta falta de líbido, falta de energía, problemas en la boca y encías o falta de hidratación o de sueño, entre otros. 

En el trabajo

En el lugar de trabajo, entender la menopausia es crucial, no solo para las mujeres que la experimentan, sino para el entorno empresarial más amplio. Con más mujeres trabajando que nunca, abordar los desafíos que conlleva la menopausia puede tener un impacto directo en la productividad y el bienestar general.

En 2025, el número de mujeres que habrá alcanzado la menopausia, incluyendo las etapas previas a las que se le conoce como perimenopausia, será alrededor de 1 billón de personas, 9 millones en España. De ellas, el 47% está trabajando. En 2025, habrá 1 billón de mujeres en menopausia a nivel mundial.

Existe una infinidad de costes relacionados que pueden afectar tanto a las empresas como a las propias mujeres, tanto a nivel personal como a nivel profesional. 

Tener síntomas relacionados con esta fase de la vida, como sofocos, sangrado irregular y abundante, fatiga y mala memoria, pueden llevar a la pérdida de confianza y menor satisfacción de las mujeres con su trabajo. Y además de los costes para las propias mujeres, estos también pueden generar costes para la compañía en la que trabajan o para la sociedad en general.

Según un estudio de la Oxford Economics, el coste de sustituir a una persona en esta fase de su vida y formación asciende a casi 35.000 libras anuales para la empresa, además de una pérdida de talento y experiencia.

Otro de los costes importantes podría llegar a ser la falta de asistencia al trabajo. Según un informe de la Clínica Mayo, 3 días perdidos anualmente por síntomas agudos en esta etapa podría suponer un coste anual de 1,8 billones de dólares para las empresas.

Por todo ello, en países como Gran Bretaña comienza a emerger un movimiento que intenta dar voz y facilitar estas etapas para las mujeres en las empresas y se estima que 3 de cada 10 compañías están comenzando a regular algún tipo de políticas dentro de las empresas, algo que poco a poco comenzará a expandirse al resto de países.