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Hay épocas del año en las que nos preocupamos más por nuestro peso, como el verano. Las vacaciones y las visitas a la playa o la piscina consiguen que adelgazar se vuelva una cuestión muy presente en nuestros pensamientos. En este contexto, el "abecé" para lograrlo es un secreto a voces: practicar ejercicio y llevar a cabo una dieta sana y equilibrada.

Sin embargo, aunque estos dos factores sean fundamentales y sin ellos sea muy complicado llegar al peso deseado, es cierto que hay otros aspectos que tendemos a olvidar y que también favorecen el proceso, como es el caso de mantenernos hidratados, descansar lo suficiente e, incluso, aprovechar las horas de sol.

Tomar el sol por las mañanas, con los primeros rayos y sin exceso, es una buena manera de favorecer la pérdida de peso. La exposición a la luz solar matutina puede influir en los ritmos circadianos, regulando el metabolismo y la producción de hormonas clave que afectan nuestro peso y apetito.

El sencillo truco mañanero para perder peso

Todos sabemos que la luz del sol es la mejor fuente de vitamina D, un nutriente esencial para mejorar nuestro estado de ánimo, reforzar la inmunidad y mantener nuestros huesos sanos. Sin embargo, hay otra razón importante para asegurarnos de obtener suficiente de este nutriente: la pérdida de peso.

Tomar el sol por las mañanas es una estrategia sorprendentemente efectiva para perder peso. Aunque a primera vista pueda parecer que la exposición solar no tiene relación con adelgazar, los estudios científicos y la evidencia empírica llevan años sugiriendo lo contrario.

La luz solar, en especial la matutina, contribuye a la producción de vitamina D, esencial para el metabolismo y la salud ósea, y que, además, también desempeña un papel en la regulación del peso corporal. La deficiencia de esta vitamina está relacionada con la obesidad. Un dato que se puede comprobar con el hecho de que las personas ganan más peso en invierno debido a que los rayos UV son más débiles.

Al recibir la luz solar durante las primeras horas del día, nuestro cuerpo produce más serotonina, una hormona que no solo mejora nuestro estado de ánimo, sino que también tiene un efecto directo sobre el apetito. Unos niveles adecuados de este neurotransmisor pueden reducir los antojos de carbohidratos y la ingesta de alimentos no saludables, ayudando así a controlar el peso.

La serotonina se convierte en melatonina al final del día, lo que promueve un sueño reparador, que es fundamental para la regulación del peso. Estar expuesto a la luz del sol durante la mañana, en lugar de más tarde en el día, ayuda a sincronizar el reloj interno, que también contribuye a un ciclo de sueño estable y saludable.

Según un estudio de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Alberta publicado en la revista Scientific Reports, la luz solar encoge las células grasas, lo cual combinado con una dieta equilibrada y ejercicio regular, puede conseguir que lleguemos al peso deseado.

Mujer tomando el sol. Istock.

La luz solar matutina tiene una mayor cantidad de luz azul, que tiene un efecto más fuerte sobre el ritmo circadiano del cuerpo, lo que, nuevamente, ayuda a regular las funciones fisiológicas, incluido el metabolismo, permitiéndoles trabajar lo más eficientemente posible durante cada ciclo de 24 horas. En otras palabras, la luz solar ayuda a deshacerse de toda la grasa sobrante del cuerpo.

Los ritmos circadianos son ciclos biológicos que regulan una variedad de funciones corporales, incluyendo el sueño, el metabolismo y la liberación de hormonas. La exposición a la luz solar por la mañana ayuda a sincronizar estos ritmos, mejorando así el metabolismo.

Cuando nuestros ritmos circadianos están alineados con el ciclo natural de luz y oscuridad, nuestro cuerpo puede manejar mejor la digestión y la utilización de nutrientes, lo cual es esencial para el control del peso.

Cuánto tiempo tomar el sol matutino

El sol de la mañana tiene una intensidad adecuada que permite aprovechar estos beneficios sin los riesgos asociados a la sobreexposición. Es importante no excederse en el tiempo que pasamos frente a él para evitar daños en la piel y otros efectos adversos.

Generalmente, 10-15 minutos de exposición solar son suficientes en verano, pero en invierno puede requerirse de 1 a 2 horas. Las mejores horas para recibir luz solar son por la mañana, entre las 10 y 11, y por la tarde, entre las 13 y 15 horas.

En este punto, es fundamental tener precaución, ya que demasiada exposición puede provocar quemaduras e, incluso, enfermedades como cáncer de piel. Por lo tanto, la mejor solución es siempre aplicar protector solar. 

Obtener una cantidad suficiente de este nutriente es más fácil en verano, pero en invierno es bastante complejo. En primer lugar, la luz del sol no es tan fuerte en la estación fría y, en segundo lugar, debido al clima frío, a la mayoría de las personas les gusta quedarse en casa.

Sin embargo, en cualquiera de las dos estaciones, adquerir el hábito de pasar tiempo al aire libre es una opción excelente para acelerar su proceso de pérdida de peso. Si no, podemos intentar incluir más alimentos ricos en vitamina D en nuestra dieta o probar con suplementos después de consultar con su médico.