Imagen ilustrativa de un té.

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Salud y Bienestar

'Oro líquido': el té que produce colágeno y retrasa el envejecimiento para una piel sin arrugas

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A medida que pasa el tiempo, nuestro cuerpo va experimentando cambios significativos. No solo con la pérdida de energía o la dificultad de perder peso, sino que nuestro aspecto también tiene que afrontar las consecuencias: canas, arrugas y líneas de expresión que suponen mirarnos con mayor desconfianza ante el espejo.

La aparición de todos estos signos es inevitable, y todos y cada uno de nosotros va a pasar por ellos. Sin embargo, hay una serie de factores que pueden ayudarnos a neutralizar sus efectos e, incluso, prevenir su aparición. En este punto, la alimentación juega un papel fundamental, ya no solo lo que comemos, también lo que bebemos.

Las infusiones se han convertido en la solución antiedad de miles de personas, ¿el truco?, el colágeno, una proteína que se produce naturalmente en el cuerpo y es la base de nuestra piel, cabello y huesos. Cuando lo incluimos de manera consciente en nuestro día a día, podemos dar estructura, firmeza y elasticidad a nuestra piel y mantener la salud de nuestros músculos, ligamentos, tendones y articulaciones.

Los beneficios 'antiedad' del té blanco

El té blanco, que proviene de la planta Camellia sinensis es el tipo de té menos procesado, por lo que tiene un porcentaje mínimo de oxidación. Al pasar por este proceso en menor medida, se convierte en el té con mayor cafeína de todos, además de contener la mayor cantidad de antioxidantes.

La historia del té blanco se remonta a miles de años. Durante la dinastía Song (960-1279 d. C.), era un artículo de lujo que se ofrecía como tributo al emperador de China. En la actualidad, todos esos beneficios continúan, por lo que su consumo y comercialización es muy popular.

Los chinos llevan siglos utilizando el té blanco con fines medicinales y uno de los motivos consiste en que, al estar mínimamente procesado, está repleto de antioxidantes que pueden aportar muchos beneficios potenciales para la salud y, sobre todo, para nuestro aspecto. 

Las investigaciones demuestran que los antioxidantes son beneficiosos para combatir los radicales libres, unas moléculas inestables que pueden dañar a otras moléculas del organismo. Al mantener bajo control este proceso, estos compuestos nos ayudan a prevenir muchos tipos de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas, diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Té blanco.

Té blanco. Istock.

Si bien el envejecimiento de la piel es una parte natural de la vida, los radicales libres contra los que luchan los antioxidantes aceleran el proceso, tanto interno como externo. En este contexto, cada vez más personas priorizan los alimentos que estén repletos de estos compuestos en su día a día. 

El té blanco puede ayudar a retrasar el envejecimiento de la piel tanto fuera como dentro del cuerpo. Las yemas de té contienen tres veces más polifenoles (un antioxidante muy potente) que el té verde. Cada vez hay más evidencias que confirman que el consumo regular de polifenoles en la dieta puede contribuir a un envejecimiento saludable.

Esta infusión se considera como un elixir de la juventud y uno de los antioxidantes más potentes que nos ofrece la naturaleza. Además de los ya nombrados, el té blanco tiene un alto contenido en vitaminas E y C. Mientras que la primera de ellas combate y elimina las arrugas, la segunda es la encargada de formar colágeno, la proteína que nos ayuda a tener elasticidad y firmeza en la dermis.

Otros beneficios del té blanco

Además de rejuvenecer nuestro rostro y retrasar el envejecimiento celular, el té blanco tiene grandes beneficios para nuestra salud. Todos esos antioxidantes también tienen una función indispensable en nuestro organismo, y es que su papel es clave en la reducción de enfermedades cardiovasculares, de tumores y de enfermedades neurodegenerativas.

Los estudios han demostrado que los radicales libres y la inflamación que provocan pueden acelerar la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados. Las catequinas presentes en los tés, incluido el té blanco, pueden interferir con las células que descomponen los huesos, lo que reduce el riesgo de osteoporosis.

Estas mismas catequinas, unidas con los taninos y el flúor, son beneficiosos para la salud dental. Estos componentes ayudan a prevenir las caries al fortalecer el esmalte, que lo protege contra el daño ácido causado por las bacterias. Las catequinas, que son una clase de flavonoides, por lo que también pueden ayudar a prevenir el crecimiento de placa en la superficie de los dientes.

Añadido a ello, el té blanco y sus antioxidantes ayudan a estimular la descomposición de las grasas y a reducir la formación de nuevas células grasas. Beber una o dos tazas de té blanco podría ayudarnos a alcanzar sus objetivos de llevar un estilo de vida más saludable y a perder peso.

Cómo consumir té blanco

Si lo que queremos es obtener todos los beneficios del té blanco, lo que tenemos que hacer es incorporarlo a nuestra dieta como parte de una rutina. 

A diferencia del té rojo o negro, el té blanco puede consumirse diariamente y se recomienda hacerlo por las mañanas, que es cuando nuestro cuerpo es más receptivo a sus propiedades y beneficios. 

Lo ideal es de 15 a 20 mg por día; sin embargo, hay ciertos grupos de personas que deben limitar su consumo, como mujeres embarazadas, niños menores de 6 años o lactantes, hipertensos y personas con anemia.