¿Quién se acuerda ya de las vacaciones estivales que tan bien nos vinieron a todas para desconectar y bajar los niveles de cortisol? La vorágine de la rutina nos arrolla desde el 1 de septiembre sin demasiada compasión e intentar subirnos a su rueda con el fin de llegar a todo lo impuesto podría ser absolutamente contraproducente para nuestra salud y bienestar mental.
Cuando esto acontece, nos convertimos en unas aptas candidatas para sufrir burnout, un estado de saturación sufrido por nuestro organismo cuando, de manera literal, cuando este no puede dar más de sí. "Nos quemamos" ante la falta de descanso, niveles elevados de estrés y exigencia.
La Organización Mundial de la Salud ha calificado este síndrome como "una enfermedad de riesgo profesional", la cual padecen cuatro de cada 10 trabajadores.
Pero no es solo una realidad instigada por las exigencias laborales, también está condicionada por la carga mental familiar y ahí las mujeres, son las máximas perjudicadas. "El regreso a la rutina escolar, las actividades extracurriculares y la planificación del año, suma presión y expectativas a las madres, que suelen sentir que deben ser capaces de gestionar todo", explican desde el centro psicológico Despertares.
Burnout maternal
"El burnout maternal se define como la saturación en el organismo de las madres por un periodo extenso de estrés o demasiada exigencia por la crianza y cuidado de sus hijos", explica con claridad Mariela Feliz, psicóloga clínica y creadora de Psicología Feliz.
Hoy día, con la idea de 'supermujer' en la cabeza, tratamos de llegar a todo desde que comienza el día, algo realmente exigente cuando sumas a la ecuación el cuidado de uno, dos o más hijos menores que requieren de tu presencia para desempeñar sus actividades diarias: ir al cole, recogerlos, extraescolares, deberes, ropa, comida, baños…
La lista interminable de responsabilidades puede acarrear un estado de cansancio y fatiga continuada, que viene acompañada, además, "por un sentimiento de culpa por no ser buena madre" confirma la psicóloga Feliz.
"Existe también bastante irritabilidad o poca tolerancia en lo que se refiere al comportamiento de los hijos y bastante exigencia como madre y muchas veces también como profesional", detalla Mariela acerca de este síndrome mental que se acentúa durante el otoño.
Ansiedad, tristeza, falta de motivación y problemas a la hora de conciliar el sueño son los síntomas visibles del burnout en las madres.
Prevención del burnout
Es común que quien padece burnout ni tan siquiera sea capaz de identificar dicho estado y se haya acostumbrado a convivir con la tristeza, la ansiedad o el cansancio. Sin embargo, eso no es salud y prevenirlo, o bien tomar acción para revertirlo, es fundamental para no padecer mayores complicaciones a la larga.
Por ello, hacernos consciente de nuestro estado emocional y, posteriormente, seguir las recomendaciones de los expertos en psicología son los primeros pasos para salir de ese ciclo de 'quemado':
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Apartar espacios en la semana para disfrutar de tu tiempo personal, realizar algún deporte o actividad de ocio. No como una obligación, sino como un compromiso contigo misma que te reporte bienestar
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Hablar con familiares o pareja acerca de los sentimientos como manera de desahogo y para poder tener otras perspectivas acerca de su vivencia
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Si tiene la posibilidad, implicar a otros cuidadores o familiares para obtener más descanso personal
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Si aparece sensación de culpa, recordar que el descanso es necesario y saludable, solo así podrás cuidar de la mejor manera
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Identificar lo que los hijos realmente pueden hacer de manera independiente e incentivar su autonomía. Es importante que puedan afianzar su autonomía de acuerdo con su edad y que las madres les permitan desarrollarse de forma que no sientan cargas o responsabilidades innecesarias en cuanto a la rutina diaria
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Buscar una red de apoyo en la comunidad en caso de que no se tenga. Es importante saber que son muchas las madres que viven esta situación y que no está sola
Las recomendaciones de Mariela Feliz son una guía que te acerca a la restauración de la tranquilidad interior y el bienestar mental. Sin embargo, podrían no llegar a ser suficientes si el burnout ha hecho excesiva mella.
Alerta y ayuda profesional
Cuando el agotamiento emocional y físico persiste por semanas o meses y la sensación de irritabilidad hacia los hijos y la pareja se traduce en desconexión emocional de los mismos, "es sumamente importante estar alerta y si es necesario, contactar con un profesional" advierte la psicóloga Feliz, quien pone el foco en la importancia de que la madre "no desconecte de su identidad".
Que sea quien es y sea capaz de darse el valor como persona individual, "es la única forma de que realmente puede pasar ese gran aprendizaje a los hijos y cuidarles promoviendo bienestar emocional en casa", concluye la experta.