Es un enemigo silencioso, poco conocido, pero que afecta a miles de mujeres al año. Hablamos del cáncer de ovario, que es objeto de análisis en el reciente informe HEaLS, cuyo objetivo es proporcionar una comprensión clara y actualizada de la enfermedad, abarcando los aspectos más importantes, desde el diagnóstico hasta las opciones de abordaje terapéutico más recientes.
Lo importante es poner el acento en la necesidad de crear una mayor conciencia sobre la importancia de la detección temprana y un mejor conocimiento de la enfermedad. Hay pocos testimonios públicos, salvo el de Sara Carbonero, que en 2019 fue diagnosticada de cáncer de ovario y ha logrado superarlo.
En Magas, hemos hablado con la doctora Pilar Barretina, oncóloga médica del Institut Català d'Oncologia, ICO Girona y vicepresidenta de GEICO, que ha coordinado el citado informe en el que han participado un nutrido número de asociaciones médicas relacionadas con el cáncer, la ginecología y la obstetricia.
"En España se diagnostican unos 3.500 casos al año, representando aproximadamente el 2.5-3% de los cánceres entre las mujeres. Es difícil de detectar. Los principales síntomas que presentan las pacientes son molestias a nivel abdominal como dolor, distensión, problemas digestivos con cambios en el hábito deposicional, sentirse llena con poca comida o presentar pérdida de apetito y/o peso", explica la doctora. El problema es que esta sintomatología puede confundirse fácilmente con otras patalogías.
"Su baja incidencia puede hacer que no se piense en que este diagnóstico sea una opción, y el retraso en el diagnóstico de un tumor de rápido crecimiento, puede hacer que la paciente no llegue en condiciones óptimas para recibir su tratamiento", explica. De ahí la importancia de prestar atención a las señales.
Entre los principales factores de riesgos se encuentran "la edad, los antecedentes familiares o ser portadora de mutaciones, principalmente en los genes BRCA 1 y 2, la obesidad, no haber tenido hijos o la endometriosis".
La realidad es que existen muchos tipos de cáncer de ovario, el más frecuente es el epitelial y, más concretamente, el seroso de alto grado, el cual representa alrededor del 70% de los casos y suele ser detectado en etapas avanzadas, por lo que es el que tiene un peor pronóstico.
Otros, relacionados con las hormonas, generan dudas en casos de mujeres que se sometan a tratamientos de fertilidad o a tratamiento hormonal sustitutorio para mitigar los efectos de la menopausia.
Por ellos le preguntamos a Pilar Barretina: "Son de los menos frecuentes, pero pueden aprovecharse de las hormonas femeninas para desarrollarse y crecer. A día de hoy no se ha podido demostrar claramente un efecto directo de los tratamientos de reproducción asistida con el cáncer de ovario. Por otro lado, la terapia de reemplazo hormonal de la menopausia sí ha sido asociada previamente al aumento del riesgo de cáncer de ovario, aunque parece que con las nuevas formas de tratamiento (menores dosis, otras vías de administración) el riesgo se minimizaría".
A lo que sí afecta directamente es a la fertilidad, algo a tener muy en cuenta para intentar preservar la posibilidad futura de las pacientes de ser madres. "Este tipo de cáncer tiene un impacto importante en el potencial de fertilidad, ya que el tratamiento habitualmente incluye una extirpación de los ovarios y el útero. Solo en algunos casos muy seleccionados (según el estadío al diagnóstico y el subtipo de cáncer) se pueden preservar los órganos internos. Es necesario valorar los casos de forma individual para considerar la idoneidad de una cirugía preservadora de fertilidad".
Nuevamente, hay que resaltar que la detección temprana es clave. La prueba médica necesaria para saber si esos síntomas se corresponden con la enfermedad es la "ecografía transvaginal -como informa la doctora-. Con ella se valora si la tumoración ovárica es sospechosa de ser maligna o no, y se puede complementar con marcadores tumorales en una analítica de sangre. El diagnóstico final siempre es por biopsia tras analizar el tumor extraído".
Los avances en la detección y el tratamiento han logrado, según explica la oncóloga, "una remisión duradera de la enfermedad, pero sigue siendo un tumor con un riesgo elevado de reaparecer y de mortalidad".
Por eso insiste en que "debemos seguir concienciando a la población de los hábitos de vida saludable recogidos en el código contra el cáncer para disminuir el riesgo a la vez que seguir investigando en técnicas de diagnóstico precoz o cribaje eficaces y nuevos tratamientos para alcanzar mejores resultados".
Su abordaje requiere un equipo multidisciplinar donde los psicólogos son importantes, ya que la enfermedad tiene un gran impacto "en pacientes jóvenes que desean tener hijos. El diagnóstico en sí ya tiene un gran impacto emocional por la ansiedad ante resultados o nuevos tratamientos, la incertidumbre en el pronóstico y los cambios que pueden producirse a nivel global en la vida de la enferma, más allá de la maternidad. Nos referimos, por ejemplo, a la pérdida de oportunidades laborales, pérdida de su estado de salud, alteraciones en las relaciones y en la sexualidad, etc. Esto requiere de un soporte psicológico integral desde el inicio del proceso, pero también en el seguimiento posterior al tratamiento".
Pilar Barretina hace hincapié, una vez más, en prestar atención a los síntomas y consultar a los profesionales de la medicina: la actuación temprana puede salvar vidas.