El ajo blanco es uno de los alimentos más comunes en la gastronomía española. Es un alimento que no falta en los hogares por el gran sabor que aporta a cualquier preparación y hay quienes, incluso, no pueden vivir sin él en sus platos. Añadido a ello, además de ser un tesoro culinario, también cuenta con unas propiedades excelentes para nuestra salud.
Si bien es cierto que este alimento destaca por su exquisito sabor, su fuerte aroma y sus beneficios para el organismo, existe una variación del mismo que puede llegar a intensificar todas estas ventajas: el ajo negro. Un manjar gastronómico para muchos, pero muy desconocido para otros.
El ajo negro es ajo crudo fresco que cambia con el tiempo mediante el uso de calor bajo y una humedad de aproximadamente el 70% en un proceso llamado reacción de Maillard. Durante este proceso, los dientes adquieren un color negro distintivo, así como también cambia la textura y el sabor del alimento: es más suave, masticable y dulce.
El ajo negro, el 'superalimento' desconocido
Si bien el ajo negro parece ser un fenómeno reciente, existe y se utiliza desde hace siglos. Sus orígenes no están claros, pero comenzó en Asia mucho antes de que se generalizara en los Estados Unidos y poco a poco en Europa. A pesar de que su cultivo comience a estar presente en países como España, su consumo no está tan extendido.
El mismo envejecimiento que cambia su color, sabor y textura también puede afectar los compuestos bioactivos del ajo, reduciendo el contenido de alicina y aumentando otros compuestos, como el fenol y organosulfurado, que incluye propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antienvejecimiento.
Debido al proceso de fermentación y envejecimiento, los beneficios inherentes para la salud del ajo se amplifican y mejoran desde su estado original. Por lo que todos los beneficios del alimento típico en España se duplican, mostrando su versión mejorada en todos los aspectos.
Es una alternativa saludable para desayunar por las mañanas gracias a sus beneficios, pero también a su textura suave y su sabor menos abrasivo que el ajo normal, lo que funciona como una ventaja para quienes no consumen este alimento de forma habitual por el sabor que deja una vez hemos terminado.
Beneficios del ajo negro
Como ya hemos comentado, los beneficios de este alimento se duplican del tradicional conocido por todos. El proceso de envejecimiento hace que el ajo negro contenga de dos a tres veces más antioxidantes que el ajo crudo. Esto se debe en parte a que la alicina, el compuesto que le da olor al alimento cuando se tritura, se convierte en compuestos antioxidantes como alcaloides y flavonoides a medida que envejece.
Los antioxidantes son sustancias que protegen las células de los radicales libres, aquellas moléculas que son responsables de muchas afecciones como enfermedades cardíacas o cáncer, pero también del envejecimiento prematuro y, en gran medida, de la aparición de arrugas o líneas de expresión.
Los investigadores sugieren que estas mismas propiedades antioxidantes también pueden afectar al cerebro y pueden desempeñar un papel en la reducción del estrés oxidativo, que causa inflamación. Esto se traduce en que el consumo de este alimento también puede ayudar a mejorar la memoria y reducir las placas cerebrales.
Es un antiinflamatorio natural y, como sabemos que la inflamación en el cerebro puede afectar la memoria o empeorar la función cerebral con el tiempo, el ajo negro puede ayudar con la salud general del cerebro.
Añadido a ello, este superalimento también ayuda a otro órgano fundamental del cuerpo: el corazón. El ajo negro puede proporcionar los mismos efectos protectores que el crudo, incluida la salud del corazón, la prevención del cáncer y la función inmune del organismo.
Este superalimento puede reducir el colesterol malo (LDL) y aumentar el colesterol bueno (HDL) en el organismo. Como resultado, puede disminuir la inflamación en el corazón y las arterias al tiempo que aumenta el flujo sanguíneo.
Sus propiedades también interfieren en nuestros niveles de azúcar. Tener los niveles irregulares puede provocar o causar muchas complicaciones en nuestro día a día; sin embargo, los estudios sugieren que el ajo negro ayuda a regular los niveles de azúcar.
Algunos ajos negros tienen un probiótico que ayuda a prevenir el desarrollo de diabetes gestacional. Esto puede ayudar a reducir el apetito y los niveles de azúcar, por lo que también las posibilidades de sufrir patologías o afecciones relacionadas disminuyen.
Cómo agregar el ajo negro a la dieta
Al ser un alimento que prácticamente no se consume en España, es probable que no sepamos como añadirlo a nuestra dieta, pero podemos hacerlo de la misma forma que el tradicional o, incluso, de forma más constante gracias a la suavidad de su sabor.
Podemos añadirlo en salsa de soja, untarlo en tostadas, usarlo como condimento para sopas, triturarlo con salsas como mayonesa o hummus, cortarlo y agregarlo a ensañadas, usarlo en pizzas, licuarlos con aceite de oliva y hacer un aderezo para ensaladas o todo lo que aparezca por tu imaginación.
Hay quienes preparan el ajo negro en casa usando un deshidratador o una olla de cocción lenta. El proceso lleva algunas semanas, pero los resultados valen la pena. En este punto debemos seguir una serie de recomendaciones acerca de su consumo, como que si somos alérgicos, debemos evitarlo.
También es posible que experimentemos acidez o malestar estomacal, por lo que en estos casos debemos optar por otros superalimentos.